La Academia de Hollywood rindió homenaje al cineasta Guillermo del Toro con la celebración de un simposio sobre su trayectoria en el que el mexicano se refirió a su capacidad para inventar mundos y su fascinación por los monstruos.
La charla, presentada por Michael Mann, quien calificó al director de Guadalajara como “un verdadero visionario” capaz de hacer películas “del material del que están hechos los sueños”, llevó por título “In The Labyrinth”, en alusión a su película “El laberinto del fauno”.
Del Toro, que fue nominado al Óscar al mejor guión por “El laberinto del fauno”, mantuvo una conversación distendida durante hora y media con el director del Museo de la Academia, Kerry Brougher, en la que exploraron las influencias y obsesiones del autor.
El mexicano, que acudió a la cita tras grabar su intervención en el programa de televisión “Jimmy Kimmel Live!”, confesó ante un auditorio abarrotado en el Teatro Samuel Goldwyn, de Beverly Hills (California), que “El espinazo del diablo” es su película favorita de entre todas las de su carrera, seguida por “El laberinto del fauno” y “Crimson Peak”.
Esa cinta, protagonizada por Mia Wasikowska, Tom Hiddleston y Jessica Chastain, llegará a las salas estadounidenses el 16 de octubre.
Al comienzo del simposio, centrado en su capacidad para inventar mundos, dedicó buena parte de su intervención a hablar de su amor por “Great Expectations” (1946), de David Lean, una cinta a la que se siente “muy cercano”, al igual que le ocurre con el resto de las obras de Lean sobre Charles Dickens, por su “poesía” y la creación de ambientes de “cuentos de hadas”.
Del Toro, que criticó el cariz industrial que cada vez impera más en el séptimo arte, indicó que su universo propio se funde a través de una mezcla de todas las artes que le inspiraron de pequeño, ya fuera el cine, la literatura o la pintura.
“Tu mente asimila todo y crea tu propia forma de expresarte. Soy alguien que siempre está hambriento por dar con imágenes. Para mí, crear mundos es instintivo y consigo hablar sobre ellos como si fueran propios”, manifestó.
Acerca de su amor por los monstruos, confesó que ya le fascinaban con 5 ó 6 años y que su abuela lloraba cada vez que los dibujaba en cualquier papel. Además, afirmó que su director de terror favorito es David Lynch porque “se basa en pesadillas reales”.
Por último, entre clips de obras que venera como “Freaks” (1932) o “The Bride of Frankenstein” (1935), reconoció que el consejo que da a los jóvenes es que “alimenten siempre” su curiosidad y se despidió recordando que, para él, “las películas son un refugio para la gente que quiere creer”.
Fuente: EFE