Se cumplió otro aniversario del primer intento de diálogo entre Israel y la Autoridad Palestina en Noruega.
Israel y Palestina han accedido a sentarse nuevamente en la mesa de conversaciones, cuando este martes se cumplieron exactamente 20 años de los Acuerdos de Oslo.
En aquella oportunidad, Yasser Arafat, por la Organización para la Liberación Palestina, y el entonces primer ministro israelí Isaac Rabin hicieron el primer intento en mucho tiempo para lograr la paz en la región. La creación de la Autoridad Nacional Palestina fue resultado de los intentos -limitados- de crear un autogobierno palestino. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de las partes, las negociaciones terminaron antes de que se alcanzaran soluciones en relación con los refugiados, los asentamientos, Jerusalén y los límites de las fronteras.
El final del diálogo estuvo marcado por el asesinato de Rabin a manos de un estudiante judío de extrema derecha, contrario a las negociaciones con los palestinos. Ahora, con motivo de este nuevo aniversario, la hija del Nobel de la Paz, Dalia Rabin, declaró a los medios que los Acuerdos de Oslo «fueron prematuros».
«Arafat era, para Rabin, un símbolo de terror y era alguien abominable, pero llegó a la conclusión de que podría lograr un gran avance en el proceso de paz con él», señaló la hija del ex primer ministro de Israel.
El interrogante es si ahora, como en aquel entonces, existirá entre los líderes de ambos países la madurez y la voluntad de superar los prejuicios y las viejas enemistades en pos de la paz en la región. Por el momento, el nuevo diálogo se desarrolla en el más profundo hermetismo y con la presencia y el patrocinio de los Estados Unidos a través de su secretario de Estado, John Kerry.
Infobae consultó a especialistas en el tema que, desde distintas ópticas, expresaron cuáles son, para ellos, las mayores dificultades que enfrentan las negociaciones.
El director para el Centro de Estudios de Medio Oriente Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv, Uzi Rabi, se mostró escéptico con relación a una posible resolución, por lo que consideró que los temas más escabrosos deben ser dejados de lado, al menos en este round.
«La brecha entre las partes es aún tan grande que será mejor si los temas difíciles son evitados en esta primera etapa y, en cambio, se buscan acuerdos intermedios. Esto, porque por el momento lo máximo que Israel puede ofrecer no alcanza la mínima exigencia palestina», explicó el académico.
Además, agregó que las partes se han sentado a la mesa de negociación con bajas expectativas, ya que en la medida que la desconfianza mutua continúa, no habrá voluntad de hacer grandes concesiones.
«Sin embargo, hay un punto positivo, que es que en los discursos de cara a la sociedad palestina y a la sociedad israelí se está reforzando la idea de los costos que habrá que pagar si no se alcanzan acuerdos, y la población, por primera vez, parece estar considerándolo», aseguró Rabi a Infobae.
Por su parte, el profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante Ignacio Álvarez-Ossorio recordó que el Proceso de Oslo logró los mayores avances en dos décadas en los primeros dos años de negociación. En relación con el presente, aseguró que persisten las dudas en torno a la verdadera voluntad negociadora de las partes.
Además de los acuerdos políticos, el especialista destacó que son necesarios los consensos sociales: «En este ámbito, queda mucho camino por recorrer, porque no se ha recuperado la confianza perdida en la intifada Aqsa -en relación con la ola de violencia desatada en el año 2000-. (…) No hay puentes entre ambas sociedades, ancladas en sus respectivas narrativas sobre la naturaleza del conflicto. De ahí que ambas sigan aferradas a proyectos utópicos como el Gran Israel o la reconstrucción de la Palestina histórica».
Álvarez-Osorio explicó que, aunque resulte paradójico, la creación de un Estado palestino debería figurar entre las prioridades de Israel, ya que, según él, esa es la única garantía de que el proyecto nacional sionista pueda perdurar en el tiempo.
«La anexión, de facto o de iure, de los territorios ocupados palestinos convertiría a los judíos en minoría en su propio Estado», aseguró el profesor con respecto a uno de los temas más difíciles de las negociaciones en curso.
Aunque prima el escepticismo, ambos especialistas coinciden en que el hecho de que las conversaciones hayan comenzado, más allá del resultado, es la primera señal positiva. A su vez, coinciden en cuál es la dificultad número uno: los obstáculos sociológicos y psicológicos de las poblaciones de ambas naciones. De un cambio de mentalidad y de la superación de los odios que los dividen, dependerá en gran medida el resultado que logren sus líderes.
Fuente: InfoBae