Que una misión de la Unión Europea no vuelva a pisar el suelo patrio no impide que la revolución cruce el charco y comparta mesa de reuniones en un pequeño cónclave con el «guerrerista» Josep Borrell en la capital belga. Mientras Jorge Rodríguez, de paltó aunque sin corbata, se instalaba en los días de la Batalla de Carabobo, blandiendo el látigo de su lengua afilada contra los realistas, su hermana Delcy Eloína, vicepresidenta de la república liberada, alistadas las maletas, emprendía viaje para verse tú a tú con el representante del viejo imperio y el circunspecto representante de la “derecha criolla”, el señor Gerardo Blyde, sin borrarse de las mejillas el par de besos que le estampó Pedro Sánchez de bienvenida. La política bolivariana tiene mil caras, al gusto del consumidor.
A Bruselas concurrieron los representantes de las naciones latinoamericanas y caribeñas para celebrar la tercera cumbre con la Unión Europea después de 8 años de alejamiento, que se saldó con una declaración de 41 puntos donde todos los nuestros ─incluye a Cuba, Nicaragua y Venezuela─ suscribieron que son sociedades resilientes, inclusivas y democráticas, que promocionan, protegen y respetan todos los derechos humanos y libertades fundamentales, el Estado de Derecho y la democracia; también las elecciones libres y limpias, integradoras, transparentes y creíbles, y hasta la libertad de prensa. El pulso solo les tiembla cuando aterrizan frente a un absurdo: la invasión rusa de Ucrania. Los nicas se negaron a firmar y lo que quedó fue un párrafo tibio en el que expresan profunda preocupación “por el curso de la guerra contra Ucrania” ─a los sandinistas les trae malos recuerdos la expresión contra─ y apoyan, faltaba menos, la necesidad de una paz justa y duradera.
Un despacho de la Associated Press recoge la impresión del canciller de Chile, Alberto van Klaveren, sorprendido de que miembros del grupo latinoamericano se opongan a una resolución sobre esta “guerra de agresión”. A algunos “líderes regionales”, según el relato de la agencia de noticias, le preocupó más recriminarle a Europa por el colonialismo y la esclavitud: el pasado nos condena aún 200 años después de alcanzada la independencia.
En un aparte de la cumbre, Delcy asistió a la petite reunión con el presidente de Francia, Emmanuel Macron; los mandatarios de Brasil, Argentina y Colombia, además de Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y Blyde, coordinador del diálogo con el régimen de Maduro por la Plataforma Unitaria. El tema Venezuela, el diálogo inexistente y elecciones en la cuerda floja.
Conversaron durante dos horas a puertas cerradas y luego Fernández, Lula, Petro y Borrell instaron a retomar una negociación política que conduzca a elecciones con la participación de «todos», un proceso que debe ir acompañado con el levantamiento de las sanciones de «todo tipo». Otra vez, pues, en el punto de partida, aunque con la novedad, no menor, de que régimen y oposición, así sea una parte, se vieron frente a frente y con testigos.
Lo que quedó abierto es una nueva invitación al Foro de la Paz que promueve Macron, previsto a celebrarse en París el 11 de noviembre y en el cual harían un balance de lo hablado. Para entonces la oposición deberá haber definido su candidatura unitaria, lo que sería un éxito que, además, impulsaría el reclamo por la realización de elecciones presidenciales, al día de hoy sin fecha.
Editorial de El Nacional