Cuando nos deleitamos tomando una taza de té, no nos paseamos por el largo camino que existe desde el campo en donde se cultiva, hasta esa taza que nos reconforta diariamente, camino que muchas veces es intrincado y para recorrerlo, hay que sortear las vicisitudes del cambio climático, la precariedad en las condiciones de vida de muchos trabajadores del campo, y el poco apoyo financiero otorgado para mejorar sus condiciones de vida y desarrollar la producción.
Es por ello que la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el fin de promover medidas dirigidas a realizar actividades en favor de la producción y el consumo sostenibles de té, un comercio justo y aumentar la conciencia acerca de su importancia en la lucha contra el hambre y la pobreza, decidió designar el 21 de mayo como el Día Internacional del Té, en reconocimiento a su larga historia, su vasta cultura, sus beneficios para la salud y por supuesto, su impacto a nivel económico y social al permitir la sostenibilidad de más de 13 millones de personas en el mundo, entre ellas, campesinos que cultivan la camelia sinensis y pequeños productores, en su mayoría de países en vías de desarrollo, para quienes el té es su principal medio de vida.
Para tener una idea de la importancia de la mano de obra en la cosecha del té, es necesario conocer estas cifras: para producir 1 kg de té los recolectores deben cosechar, dependiendo del tamaño de la hoja, entre 10.000 y 22.000 unidades básicas de cosecha o leaf set, aproximadamente, dichas unidades están compuestas en la mayoría de los casos por un brote y dos hojas de camelia sinensis; otro dato que refleja la importancia del hombre en la producción del té, es que aproximadamente el 50% de los costos de producción equivalen a mano de obra, según datos aportados por la OXFAM. Por otra parte, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), los pequeños agricultores y los hogares agrícolas producen alrededor del 60% del té de todo el mundo.
Una vez conocidos estos interesantes datos en los cuales se refleja una vez más la simbiosis que siempre ha existido entre el hombre y el té, celebremos este 21 de mayo el Día Internacional del Té por todo lo alto, tomando el licor de nuestras hebras o saquitos preferidos o dándonos la oportunidad de conocer y disfrutar de un nuevo té, que aparte de placer, nos proporcione esa sensibilidad necesaria para que con cada sorbo, podamos agradecer y apoyar el esfuerzo de agricultores, productores, comerciantes y emprendedores, que hacen mucho más fácil ese largo camino por el que transita el té del campo a nuestras tazas.
Jennifer Ramírez V.
Sommelier
@TomarTeVzla