El Consorcio Oleaginoso de Portuguesa (Coposa) tiene una participación en el mercado agroindustrial de aceites de 30%, y de ese porcentaje 70% es regulado, de acuerdo con la declaración de Ángel Granado, gerente de operaciones de la planta .
Para el consumo final, 60% de la producción de aceite vegetal es etiquetada con la marca Casa y es distribuida a la red pública, mientras que el 10% restante se comercializa con las marcas Coposa y Bonna.
La planta está en capacidad de embotellar 20.000 litros por hora en promedio.
De las 90.000 toneladas de aceite vegetal que se produce en la planta ubicada en Acarigua, 30% está destinada a la venta a “precio libre”, bajo las marcas Naturoil (soya) y Mirasol (girasol).
De la producción total de planta, cerca de 30% es comercializada a granel para la industria procesadora de alimentos.
El gerente de operaciones explicó que la mayor parte de la comercialización de Coposa está destinada a la grasa de uso industrial, pero mantienen un porcentaje para la venta al detal.
Mayor consenso
El ministro para Agricultura y Tierras, Yván Gil, afirmó que la alianza entre el Gobierno y el sector empresarial “está verdaderamente comprometida con el país y permite impulsar la producción nacional”.
Durante el acto de inauguración de la Planta de Procesamiento de Girasol del Consorcio Oleaginoso Portuguesa (Coposa), Gil comentó que la ampliación y desarrollo tecnológico de las instalaciones, donde se produce aceite y harina de girasol, “desmiente uno de los mitos más grandes que han tratado de tejer, al decir que el Gobierno atentaba contra la propiedad privada”.
Por su parte, Nelson Quijada, presidente de Coposa, señaló que el problema de la agricultura en el país data de hace décadas, “porque se invierten millones, pero al final no se sacan los números de lo que se produce. Tenemos ciclos, pero nunca tenemos en la agricultura venezolana una producción constante. Eso debe cambiar”. Y destacó: “En 41 años de existencia hemos tenido regulaciones en los productos, porque todos los gobiernos regulan”.
A juicio de Quijada, las regulaciones no son perniciosas, pero afirmó que no deben prolongarse por mucho tiempo.
“Cada tres meses se debe ver cómo están las cosas para hacer los correctivos necesarios”, explicó el empresario.
También consideró que el Gobierno debe agilizar los trámites para poder importar rápido ciertos insumos como la soya.
“Una industria debe ser planificada y no puede pararse constantemente, porque un producto terminado tiene muchos detalles antes de salir de la planta”.
Concluyó refiriendo un episodio reciente en la empresa. “Tuvimos una planta de extracción de soya parada por 45 días hasta que llegó un barco y, actualmente, la estamos procesando, pero no nos queda por muchos días”.
Fuente: Emen