¿Por más que lo intentas no puedes levantarte de ese sillón para ir a gym? ¡Esto es para ti!
1. Pon A otras personas a cargo.
Uno de los motivos por los que tener un entrenador es eficaz, es porque tienes que rendir cuentas el día de tu cita. Si no tienes un entrenador, puedes poner de responsable a un amigo, un familiar o a tu pareja.
Pruébalo y verás que te ayudará a mantener un registro de tu esfuerzo, establecer límites y hasta darte recompensas.
2. Comienza con un cambio simple.
Iniciar un nuevo hábito puede ser muy fácil, puedes comenzar con una simple clase a la semana de yoga o salir a caminar. Cuando menos te des cuenta ya habrás adoptado el hábito, y amarás lo maravilloso que te hará sentir.
¡Te inspirarás a tener una rutina de ejercicio constante!
3. Usa tus tenis favoritos.
Motivarte puede ser tan simple como ponerse los tenis, siempre mantén tus tenis en un lugar visible, cerca de tu cama o escritorio en la oficina, te servirá como un recordatorio de tus planes de ejercicio.
Una vez con los tenis puestos y afuera de tu casa, lo más probable es que tu cabeza diga:»Ya estoy aquí, mejor hago un poco de ejercicio.»
4. Establece una meta.
Tienes mayor probabilidad de lograr un objetivo fitness si tienes claro cuál va a ser tu meta. No hay mejor momento para establecer lo que quieres lograr que cuando estas en la fase de motivación.
5. Consigue una buena influencia.
A veces, la motivación es cuestión de tener a la pareja ideal. Encuentra un amig@ que ya tenga el hábito de hacer ejercicio, pero es importante que no bases tu entrenamiento en él o ella.
6. Retoma tu rutina donde la dejaste.
Si por alguna razón tienes que interrumpir tu hábito de ejercicio, a veces es muy difícil retomarlo de vuelta.
Lo ideal es empezar donde lo dejaste, si estabas ejercitandote cinco días a la semana, haz el compromiso de ir al gimnasio dos o tres veces durante la primera semana y luego asegúrate de ir cuatro veces la semana siguiente y así sucesivamente hasta llegar de nuevo a tu rutina.
7. Piensa en tu entrenamiento como un juego.
Al hacer actividades que disfrutas, como el tenis, escalar o largas caminatas, estás recibiendo circulación sanguínea y endorfina, que te pueden ayudar a motivarte a hacer más actividad física.
Cosmopolitan