Hay puntos en la anatomía de tu hombre que son claves para darle placer. No todo está centralizado en sus genitales, aunque allí terminaremos.
¿Quieres hacerle disfrutar de una agonía de placer? Recorre este mapa de puntos erógenos masculinos y conviértete en su diosa del sexo.
El cuello. No es un mal lugar para empezar. Combina besos, caricias y pequeños mordisquitos y le enloquecerás. Es una forma de dar en el blanco e ir calentando las cosas… despacio.
La oreja es un punto erótico. Empieza por el cuello y sigue por la oreja; susurra algo en ella exhalando el aire muy suavemente hasta que sientas un pequeño escalofrío en él. Besa su oreja mientras tanto y termina mordisqueando y chupando el lóbulo con delicadeza.
El pecho es un punto caliente en muchos hombres aunque no en todos. Ver tus labios deslizándose por el pecho o tus manos acariciando sus pezones son una forma placentera de abrir el camino del deseo sin llegar a sus genitales. Juega un rato en esa zona mientras le besas, comienza en la zona alta del pecho y amplía poco a poco el recorrido hasta llegar debajo del ombligo, pero no vayas más abajo. No todavía.
Antes de llegar a sus genitales fíjate en la base de la columna vertebral. Este punto está lleno de nervios conectados al pene, y acariciarlo puede aumentar su excitación. Presiona levemente con dos dedos de cada mano, trazando círculos, mientras besas su espina dorsal. Después sigue por la línea del centro de su trasero, y recorre con los dedos o la lengua el pliegue donde cada glúteo se une con el muslo hasta el interior del mismo. Esta zona es muy excitante porque abarca la zona del ano, el perineo y los testículos, sin tocarlos de forma directa.
Siguiendo este camino, encontrarás su punto “G”: Se encuentra en la próstata, que es una glándula del tamaño de una nuez ubicada bajo la vejiga masculina. La forma de estimularlo es a través del ano o del perineo (un área que es muy sensible y le provoca placeres extremos… además, una la forma de evitar el famoso gatillazo es lamiendo esta zona) y, para ello, una forma fácil de acceder a ella es con la introducción del dedo (ligeramente doblado) en el ano unos 5 centímetros de la entrada, aquí excita su punto G con movimientos circulares suaves con los dedos o con la lengua, si te atreves.
En la parte posterior del pene hay una franja de piel deliciosamente sensible llamada frenillo.
Aprovecha la postura del “perrito” o la “misionera” para lograr la máxima fricción. O bien, durante el sexo oral, aprovecha para lamer o acariciar la zona.
Los testículos son muy sensitivos, este punto está cargado de zonas sensitivas que aumentan el deseo sexual con una simple caricia, pero el Rafe es la parte más sensible. Es esa fina línea de piel que corre por el centro del escroto, de arriba abajo, está repleta de terminaciones nerviosas. Pon tu índice sobre el rafe escrotal y muévelo como suave y firmemente, como si lo estuvieras rascando pero con delicadeza. ¡El placer será instantáneo! (Por eso… déjalo para el final).
Fuente: MV