Este año quizá seamos testigos de muchos cambios en las capacidades de nuestros terminales, o bien en nuestro modo de usarlos. Te presentamos seis posibilidades:
Mejoras en la conectividad
A lo largo de este año, veremos cómo las tecnologías de conectividad de nuestros smartphones se van quedando obsoletas gracias a una nueva generación de conexiones. Así, en materia de conexiones wifi seremos testigos de la implantación de estándares como 802.11ac, 802.11ad, 802.11aq y 802.11ah. En lo que respecta al 4G, Samsung ya ha lanzado sus primeros dispositivos equipados con el éstandar LTE-Advanced. Así, el Galaxy Note 4, el Galaxy Tab S y el Galaxy S5 son ya teóricamente compatibles con conexiones de hasta 1 Gbps.
La mensajería instantánea se convierte en las nuevas redes sociales
Quién nos iba a haber dicho que, tras morir el MSN Messenger a manos de Tuenti y Facebook, la mensajería instantánea renacería de sus cenizas dentro de nuestros dispositivos móviles para empezar a quitarles usuarios a las RRSS bajo el nombre de Whatsapp, WeChat o Line. Estas redes son cada vez más relevantes (este año electoral nos está descubriendo los posibles usos de Whatsapp) y tienden a evolucionar a plataformas-todo-en-uno, como ha ocurrido ya en China, donde WeChat se ha convertido en la plataforma de Internet por excelencia, con navegador, juegos y sistemas de compra integrados.
El auge de las ‘apps’ anónimas
La posibilidad de disfrutar del anonimato fue uno de los grandes atractivos de Internet en la época en que se empezó a popularizar, y los usuarios del actual internet móvil no se resignan a limitar su comunicación a apps que les identifican fácilmente por su nombre y/o número de teléfono. Sólo así se explica el gran éxito que están cosechando -por ahora principalmente en los países anglosajones, pero ya sabemos que marcan tendencia- apps como Whisper o Secret. Sean más o menos innovadoras, tocará concienciar contra posibles casos de cyberbullying.
Un ‘smartphone’ para unir (el Internet de) las Cosas y atarlas a nuestro bolsillo
Otra de las tendencia tecnológicas en auge es la del Internet de las Cosas. Esto es, aquellas apps, plataformas y dispositivos que se interconectan para recibir y transmitir datos, permitiendo ofrecer soluciones basadas precisamente en su trabajo coordinado. Y en esa red de dispositivos, el smartphone se alza como posible nexo entre todos ellos, ofreciendo una pantalla desde la que abrir la puerta de un garaje, bloquear nuestro coche o monitorizar la temperatura y humedad de nuestra casa.
No es un móvil, en un billetero 2.0
Si el Internet de las Cosas permite convertir nuestro smartphone en un mando a distancia 2.0, los avances en las diferentes tecnologías relacionadas con los pagos móviles lo convierten también en el billetero 2.0. Así, Apple, Samsung y PayPal se han lanzado a por los comercios mediante el uso, respectivamente, de Apple Pay, LoopPay o Paydiant, tecnologías basadas en NFC y/o pagos QR. Por otra parte, grandes marcas tecnológicas y minoristas cada vez hacen un mayor esfuerzo para adaptarse a bitcoin, una criptodivisa que no pierde popularidad pese a los escándalos en torno a ella.
Pack ‘smartphone’ + ‘wearable’
Varias marcas fabricantes de teléfonos inteligentes han apostado por la fabricación de dispositivos wearables que funcionan conjuntamente con determinados smartphones (al depender de la mutua sincronización de datos y/o de la conectividad del otro dispositivo) o que, al menos, se presentan como un ‘pack’ a la hora de exprimir sus funcionalidades. Éste sería el caso de Samsung (Galaxy S + Gear S) y LG (gama LG), y será el caso de Apple una vez que su Apple Watch pueda hacer compañía al iPhone.
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