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50 años del sueño de King

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50 años del sueño de King

Ni Martin Luther King fue el impulsor del acto, ni su discurso «Tengo un sueño» fue de inmediato visto como el símbolo de aquella histórica marcha, celebrada en Washington el 28 de agosto de 1963 contra la discriminación de la población negra. Incluso otro líder líder negro, Malcolm X, descalificó la concentración como «la farsa de Washington».

 

Hoy, sin embargo, desde el lugar de la escalinata del Memorial de Lincoln, donde intervinieron los oradores hace cincuenta años, se divisa el cercano Memorial de Martin Luther King, cuya leyenda creció tras su asesinato en 1968. El monumento fue inaugurado en 2011 por el primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama. Con justicia, King ha quedado como gran luchador de aquellos años y su bello discurso recoge bien aquellas aspiraciones: «sueño con que un día los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos propietarios de esclavos sean capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad, sueño que mis cuatro hijos pequeños vivan un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por su persona…»

 

«Las cosas han mejorado, no hay duda, pero aún sigue habiendo una línea divisoria racial», afirma Alexander Davies, un conductor de autobús afroamericano que ha decidido visitar los lugares relacionados con la que se convocó como «Marcha sobre Washington por trabajo y libertad», que fue la mayor manifestación en la era de la lucha por los derechos civiles en EE.UU. Siempre llenas de turistas, las escalinatas desde las que se domina el National Mall de la capital estadounidense están más llenas de gente estos días de conmemoración. Desde ellas hablará hoy Obama, en un acto al que asistirán otros presidentes estadounidenses.

 

Transformación palpable

 

Los cambios entre el segregacionista EE.UU. y el país actual son patentes. Además de la presencia de un negro en la Casa Blanca, que en 2008 tuvo más voto de blancos que el logrado por John Kerry en 2004, grandes ciudades como Washington, Filadelfia o Denver tienen un alcalde negro. También lo es el gobernador de un estado de tradicional mayoría blanca como Massachusetts, y los máximos gestores de grandes compañías como Merck, Xerox y American Express.

 

En 1965, menos del 7% de posibles votantes del estado segregacionista de Misisipi estaba registrado para poder votar. En las presidenciales de 2012 hubo registrados más votantes negros que blancos no hispanos en todos los estados sureños. Hoy Misisipi cuenta con más autoridades elegidas de herencia afroamericana que cualquier otro estado del país. En 1959 solo el 4,6% de los negros entre 25 y 29 años habían ido a la universidad; en 2010 la cifra era del 38%.

 

La brecha persiste

 

Pero la progresiva equiparación entre blancos y negros comenzada hace medio siglo se ha visto afectada por la crisis económica y por tendencias sociales. En un reciente informe, «The Economist» repasaba algunas cifras: en 2011 el ingreso medio de los hogares negros era el 58% del de blancos no hispanos; por debajo del 64% que había alcanzado en 2000. En 2005, el patrimonio medio de las familias blancas era once veces el de las afroamericanas; en 2009 era veinte veces mayor. Por lo demás, mientras que en la década de 1960 el 25% de negros nacían fuera del matrimonio, hoy esa cifra es el 72% (en el caso de blancos es del 29%). Para la citada revista, «América no ha entrado, como muchos pensaban que sucedería con la elección de Barack Obama, en una era posracial».

 

Aunque los prejuicios raciales se han visto combatidos y las apreciaciones racistas casi han desaparecido del ámbito público, existe una perpetuación del mal causado por la segregación, que puso a la población negra en un casilla de salida muy por detrás de la población blanca, condenándola al círculo vicioso de la pobreza, persistente en el tiempo.

 

Si bien la marcha de hace medio siglo no supuso el despertar de la opinión pública blanca ante la discriminación racial, pues la concienciación ya se estaba produciendo y eso explica que la manifestación misma fuera convocada, sí que tuvo un decisivo impacto en la legislación. La concentración de miles de personas en Washington «solidificó una coalición política tras el esfuerzo por reforzar y aprobar la ley de Derechos Civiles» introducida en el Congreso en junio de 1963 por el presidente Kennedy, según William Jones, autor de un libro sobre el histórico acontecimiento. El presidente Lyndon B. Johnson contó con ese mandato para sacar adelante esa ley en 1964, así como una ley sobre Derecho al Voto en 1965.

 

¿Un antes y un después?

 

Tasa de desempleo

 

En 1963, la tasa de paro entre afroamericanos era el doble que la de de blancos. Hoy día sigue siendo dos veces superior.

 

Pobreza infantil

 

De todos los niños que en Estados Unidos viven en entornos castigados por la pobreza, el 45% son afroamericanos. Sólo un 12% son blancos.

 

Cobertura sanitaria

 

El 41% de los negros carece de cualquier tipo de seguro médico. Apenas un 15% de los blancos se encuentra en la misma situación.

 

Renta familiar

 

La renta media de una familia afroamericana era de 32.000 dólares anuales en 2010. El promedio nacional alcanzaba, en aquel momento, los 50.000 dólares.

 

Fuente ABC

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