50 años de El Sistema: sueños que suenan

50 años de El Sistema: sueños que suenan

 

 

El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela celebra hoy medio siglo de vida. Fue concebido en democracia, producto del feliz encuentro del sueño de un hombre, José Antonio Abreu —que tenía sembrado en su corazón la idea de convertir la música “en una realidad profunda y global” en su país—, y el Estado, que se comprometió a dar apoyo irrestricto a un programa educativo, cultural y social, cuyo modelo ha sido replicado en infinidad de naciones. “Es el programa de responsabilidad social de mayor impacto en la historia de Venezuela”, se lee en el propio sitio web del sistema.

José Antonio Abreu Anselmi (1939-2018), músico y compositor, diputado en los albores del período democrático venezolano, economista summa cum laude y profesor de Economía en varias universidades venezolanas, ministro de Cultura y presidente del Consejo Nacional de la Cultura, educador, reconocido y galardonado de Japón a Canadá, expuso en un montón de ocasiones lo que se proponía hacer, junto con sus colaboradores, con el sistema de orquestas y cuál era su significado profundo.

Una de esas veces ocurrió cuando recibió en 2009 el Premio TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño), que surgió como desarrollo de las célebres conferencias TED en las que se citan ideas de un ámbito muy amplio de asuntos cuya preocupación común es cambiar el mundo. El Sistema ya tenía 35 años de vida y Abreu debió sentirse como pez en el agua. Dijo entonces: “Cantar y tocar juntos significa convivir de manera entrañable en ánimo de perfección y afán de excelencia en una rigurosa disciplina de articulación, concertación para buscar la armónica interdependencia de voces e instrumentos”.

De esa manera se formaba, seguía, en los niños y jóvenes un espíritu solidario y fraterno, se desarrollaba la autoestima y se cultivaban los valores éticos y estéticos vinculados al quehacer musical. “De ahí su inmensa utilidad en cuanto se refiere al despertar de la sensibilidad, a la forja de valores, al entretenimiento de los jóvenes en la enseñanza de otros jóvenes y los niños”.

Ahora, cuando ya el maestro Abreu no está entre nosotros, su obra perdura, y es, sin pizca de duda, de los mejores orgullos nacionales. El Sistema tiene tan poderosa trascendencia que, a pesar de las décadas amargas transcurridas de este siglo, se mantiene como una sinfonía inacabada siempre en ejecución, heredero también de la habilidad y pragmatismo de su creador para navegar en las turbulentas aguas de la política sin perder su esencia. Una esencia que concibe el arte “al servicio de los más débiles, de los niños, de los enfermos de las clases vulnerables y al servicio de todos aquellos que requieren a través del espíritu la reivindicación de su condición humana y la exaltación de su dignidad”, como Abreu lo profesó. Y hoy, cuando la vulnerabilidad nos cerca, tiene un valor de primer orden.

En ocasión de este aniversario de medio siglo El Nacional publicará a lo largo de la semana artículos y reportajes que expondrán, en detalles vivenciales, la significación profunda de El Sistema, presente en los 24 estados, con 443 núcleos y 1.704 módulos a los que concurren más de 1 millón de niños, adolescentes y jóvenes, también 5.000 docentes y sobre el que gravitan las vidas de centenares de miles de familias.

 

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