Se acabó la época de los aburridos hielos cúbicos: ahora hacen las charolas de diferentes materiales, formas y la tentación de comprarlas todas es grande. Si preguntarte para qué te está deteniendo, aquí tienes algunos ingeniosos usos que les puedes dar.
Hielos
Obviamente, pero originales. Coloca una frambuesa o trozo de fresa en cada molde y rellena con jugo de arándano. O haz una infusión de agua con extracto de vainilla y congela para hacer hielos de sabor y darle un toque muy especial a tus bebidas. Puedes congelar restos de vino para convertir una limonada en una sangría ligera. Coloca palos de madera cortos en cada uno para tener mini paletas heladas.
Congela también restos de café o chocolate para darle un toque divertido a un vaso de leche. ¡Usa la imaginación!
Chocolates
Llena cada cubo con chocolate derretido y sumerge una fresa con el tallo hacia arriba. Mucho menos desastre que sumergir una por una en el chocolate y ponerlas a secar en una charola con papel encerado.
También puedes colocar en el fondo del molde almendras, nueces, pasas o arándanos y cubrir con chocolate derretido para hacer un snack energético instantáneo.
Sazonadores
Llena cada cubo con hierbas frescas y aceite de oliva y congela para tener sazonadores al instante. Puedes hacer lo mismo con puré de tomate, pesto o caldo de pollo que hayan sobrado.
Galletas
Si te sobra masa de galletas, congela pequeñas porciones en una charola para hielos, así podrás descongelar solamente la que quieras hornear: saca el cubo, coloca directo en la charola y al horno.
Sushi
Si te encanta el sushi pero no logras hacer los rollos sin romperlos, usa una charola de hielos suave como molde para obtener el mismo resultado. Bueno, uno muy parecido. (es preferible que no lo usen para el Sushi y compres en el restaurante favorito más cercano).
Fuente: Crónicas Gourmet