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5 formas de evitar una lesión mientras entrenas

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5 formas de evitar una lesión mientras entrenas

¿Eres nueva en el tema de correr? Unos de los principales errores del runner principiante es intentar hacer distancia e ir rápido desde un inicio. Es una combinación peligrosa. Olvídate de esta idea. En su lugar, mejor céntrate en optimizar tu distancia. Para ello, el primer paso es bajar un poco de nivel para conseguir que más distancia te sea más fácil y viable. Una vez tu cuerpo se adapte a la distancia que te has marcado, entonces ya podrás incrementar tu ritmo.

 

Reconoce el dolor y responde a él

 
Estamos seguras de que conoces la sensación de estar cansada y dolorida después de un entrenamiento particularmente largo y duro. Sin embargo, es importante que sepas identificar la diferencia entre ese sentimiento del dolor real. Deberías notar una mejora gradual de la fatiga y el dolor a medida que avances en tus entrenamientos. Pero si ves que un músculo se te empieza a contraer demasiado o a te duele más de lo normal, entonces plantéate hacer un parón. No te fuerces. Si sientes dolor, mejor pásate a un nivel de entrenamiento más light en la elíptica o en la piscina. Sabemos que es difícil abandonar una actividad que te encanta (especialmente si estas entrenando para una competición), pero es mejor bajar el ritmo durante unos días que lesionarte y no poder realizar deporte ni competir durante más tiempo.

 

No te olvides de calentar

 
¿Obsesionada en batir tu mejor tiempo? Nos parece perfecto. Pero debes ayudar a tu cuerpo para ello. Acuérdate de dedicar tiempo a calentar tus músculos y tu ritmo cardíaco. Especialmente si te estás preparando para una competición y ya estás forzando tu cuerpo más de lo normal. Es preferible calentar, empezar el entrenamiento de forma suave, subir el ritmo y terminar fuerte, a empezar a tope desde el principio sin haber calentado bien.

 

Confía en tu cuerpo

 
Saber escuchar tu cuerpo es fundamental. Puede que estés siguiendo un programa de preparación específico para una competición y que te sientas perdida con distancias largas y entrenamientos muy duros. Asegúrate de que tu cuerpo puede aguantar el ritmo. Nuestro organismo es inteligente y nos avisa de nuestras límites. Debes hacerle caso. No importa cuánto quieras cumplir con tus objetivos. Tu cuerpo tiene la última palabra y será el factor decisivo que delimitará si puedes seguir o si debes aflojar.

 

No todo es entrenar

 
Tu dieta, especialmente lo que comes después del entrenamiento, tiene un impacto brutal en el día después. Recuerda que la hidratación y la nutrición también son parte del ejercicio. Si te sientes mal o deshidratada el día siguiente a entrenar, podría ser una señal de que deberías aumentar el nivel de ingesta de líquidos y proteínas después de hacer ejercicio.

 

Fuente: Womens Health 

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