Los hermanos se pelean, se gritan, se molestan mutuamente, pero en el fondo de su corazón se aman. En las familias compuestas por más de un hijo es normal que, de vez en cuando, se susciten peleas o discusiones entre ellos. No es una situación agradable para ti, como madre, pero debes entender que eso ocurrirá inevitablemente. Aquí te explico lo que puedes hacer para convertir algo negativo en positivo.
Siempre que sea posible, no intervengas directamente: Algo bueno que aprenden los niños a través de las peleas con sus hermanos es la resolución de conflictos. Así que cuando se inicie la pelea, no intervengas a menos que la cosa pase a mayores o que haya la posibilidad de que se lastimen físicamente. Deja que ellos resuelvan por sí mismos.
Si te toca intervenir, no pierdas tiempo buscando “culpables”: Ambos dirán que fue el otro el que inició el problema. Por lo general, los dos tendrán parte de la culpa. Así que no pierdas mucho tiempo investigando y, si es necesario aplicar un castigo, que sea a los dos por igual.
Que sean ellos mismos los que propongan la manera de resolver el problema: Por ejemplo, si están peleando por un juguete, quítales el objeto y diles que lo devolverás cuando ellos se pongan de acuerdo en un horario y turnos para el uso del mismo, y que lo dejen por escrito. Eso los obligará a conciliar.
Asegúrate de que los acuerdos sean razonables y equitativos: Muchas veces uno de tus hijos dominará al otro y tenderá a salirse con la suya con más frecuencia. No se trata de favorecer al más débil, sino de asegurarte de que ambos tengan las mismas oportunidades y beneficios.
Siempre Mujer
María L. Espinoza