1. El demonio: CARA de orgasmo CHISTOSA
Trágico, pero cierto: en el instante de máximo éxtasis, algunas mujeres se preocupan porque creen que se ven como hienas deformes. Laura, de 22 años, se muerde el labio cuando tiene un orgasmo y nos platica: «Un chico me dijo que se veía como si lo estuviera fingiendo y que estaba siendo demasiado dramática. Ahora cuando sucede, pienso mucho en mis gestos».
El sexorcismo: De hecho, hay un término científico para la preocupación por tu cara de orgasmo: «La conducta del espectador es cuando estás juzgando tu propio placer sin experimentarlo por completo», dice la sexóloga clínica Kat Van Kirk. No dejes que tu cara bloquee la felicidad de tu vagina. Intenta ver en los ojos de tu pareja (o besar los lóbulos de sus orejas o su cuello) para enfocarte más en conectarte con él y no en cómo te ves. Nota para los chicos: nunca menosprecien una cara de orgasmo. Estén felices de que esté sucediendo.
2. El demonio: CUERDAS VOCALES EN SHOCK
Él agarra tus boobs como pelotas para el estrés y tortura tu pierna como un perro en celo. En este momento, te gustaría dirigirlo hacia tu clítoris, pero tu voz está paralizada. «Tengo miedo de pedirle que haga algo porque temo que piense que puede ser raro», dice Adriana, de 22 años, acerca de su silencio sexual.
El sexorcismo: Hablar de sexo cuando estás a punto de practicarlo pone un exceso de presión a la situación. La próxima vez que vayan a hacerlo en el carro o en el sillón, coméntale un par de cosas que te gusta que te haga, antes de sugerir otras que te encantaría probar (como más atención a tus boobies, más sexo oral, lo que sea que tú sabes que disfrutas). A la mayoría de los chicos les gusta un poco de dirección sexy.
3. El demonio: ADICCIÓN AL VIBRADOR
AMAS tu juguete. Su motor es muy potente, hasta podría encender un auto, ¡y con él siempre consigues alcanzar la cima! Pero las cosas toman un giro cuando te gusta más el zumbido que una sesión de sexo con una persona real y viva. «Con mi vibrador sólo necesito tres minutos, pero con un chico, sólo he sentido orgasmos una vez en mi vida», dice Karla, de 23 años.
El sexorcismo: Recuerda: tu varita mágica no puede arrancarte la ropa ni ponerte en posición de perrito como lo hace un hombre de verdad. Así que «intenta tener un orgasmo sin usar tu vibrador», aconseja Helen Fisher, autora del libro Why We Love. Hazlo a la antigüita, con tus manos y dedos, para descubrir qué movimientos te excitan; después, muéstrale a tu chico cómo hacerlo. Prueba un anillo vibrador para el pene cuando estés teniendo sexo con él, para que los dos experimenten con un juguete sexual. Fisher dice que un hombre quiere ver que llegas al orgasmo, ¡inclúyelo en la acción!.
4. El demonio: VERGÜENZA íntima
Que un hombre que sabe lo que está haciendo te dé un oral, es como comer un helado cubierto de chocolate mientras ves a un unicornio saltar sobre un arcoíris. Pero por desgracia, algunas mujeres están demasiado apenadas de su vagina y no lo disfrutan. Katy, de 24 años, no deja que los chicos le hagan cunnilingus después de que un ex le dijo que su labio derecho era más grande que el izquierdo. Ahora, «siento que se ve raro, así que no dejo que me lo hagan».
El sexorcismo: En la pornografía, todas son perfectas, pero sabemos que en la realidad no hay vulvas así ?los labios vienen en diferentes colores y tamaños. Aun así, a muchas mujeres les da pena y «se desconectan de sus propias vaginas», dice Van Kirk. Ella aconseja hacer un sexamen: toma un espejo y aprende a querer a tu flor de loto. Tócate y experimenta diferentes sensaciones con tus dedos, vibradores o ¡plumas! «Estás hecha para recibir placer. Mientras más lo experimentes, será más fácil compartirlo con tu pareja.»
Cosmopolitan
