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¿Se extinguen los dinosaurios?

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¿Se extinguen los dinosaurios?

Rebelión de Dinosaurios

 

La semana pasada les dije que para mí era difícil siquiera imaginar que algún día escribiría un artículo en defensa de Maduro. Eso es así y era una presunción de quien siempre se ha enorgullecido por darle duro al régimen. En mi currículum aparece como mérito el haber sido imputado por «delito político de opinión» y condenado a varios años de prisión; con suspensión de condena incluida, gracias a una medida de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

 

Pero si una pitonisa plena de poderes me hubiera anunciado que no sería uno sino dos artículos consecutivos los que me atrevería a publicar, en esa misma línea, la única respuesta hubiera sido acusarla de loca peligrosa. Pues este, amigos míos, es el segundo artículo Pro Maduro. Ahí les va.

 

La saga del Monje Loco, conocido en los confines de Jurasik Park como Giordani, ha continuado con múltiples reacciones en el mundo animal y en el espectro de especies microbianas y de otras de mayor tamaño, como algunos celacantimorfos que se creían extintos. Me refiero aquí a los apoyos espontáneos e instantáneos de Héctor Navarro y Ana Osorio.

 

El celecanto masculino fue nada más y nada menos que aquel famoso exministro de Educación que obligó al grito de los padres «Con mis hijos no te metas» y se constituyó en archienemigo de la formación religiosa en las instituciones educativas privadas. Para mejores señas de capacidad y aptitud también fue el ministro de Energía Eléctrica que aplicó el oscurantismo intelectual que profesa en todas las ciudades del país. A él no se le ocurrió mejor título para su carta abierta que «La Revolución se fortalece con la verdad» y conste que no es uno de mis chistes malos.

 

El personaje se manifiesta contra la manipulación informativa que sufre su colega sin aclarar a que medios o a quienes se refiere con su abierta acusación.

 

Como el Régimen es el que ejerce el monopolio informativo y el control de casi todos los medios de comunicación del país, necesariamente debe estar acusando al equipo de Maduro. Además, como si fuera un pecado, afirmó que el «Hijo de Chávez» no recibía al otrora Zar de las Finanzas Públicas y que solo le colocaba la marca diferido a todas las importantes soluciones que este le llevaba para salvar al país de la debacle económica que él mismo provocó.

 

Este autocalificado revolucionario cree que se la está comiendo cuando dice que ellos denunciaron la asignación de dólares a empresas de maletín cuando todo el país conoce que son, precisamente ellos, los responsables directos de estos y otros males. Pretende escudarse en la vergonzosa frase: «traidores son, aunque eso no se dice, los que asignaron los dólares que hoy requieren los Hospitales, o necesarios para la producción y para satisfacer las necesidades del pueblo». Miles de denuncias se han formulado durante años mientras está plaga de trasnochados eran ministros; y ahora quieren que les reconozcan sus sacrificios mientras desangraban al país.

 

Pero lo que si resulta una primicia en la carta es la referencia a «la presencia del grupo francés» negociando a espaldas de los intereses de la República. ¿Será que este imbécil no se ha percatado de la presencia del grupo cubano que tanto ha saqueado las riquezas de este país? Y encima pretende que reivindiquen a «su Camarada Giordani», amado por el pueblo según él, calificado de traidor por el mismo Maduro, a diferencia de otros que «se les ha premiado».

 

Como colofón de las decadentes intervenciones del Binomio Dorado de la esclerosis izquierdista, sale la Osorio pidiéndole a la directiva y diputados de la Asamblea Nacional «desempolvar» la Ley contra la Corrupción y que se castigue a los corruptos: «Esos son los grandes traidores a la Revolución». Seguramente «su camarada» Diosdado Cabello meditara sus palabras y se dedicará a persecución tan esperada.

 

De manera que, mis queridos lectores, debo ratificar formalmente mi opinión inicial: Maduro al fin pegó una al desprenderse de tanto pavoso, embustero y traidor. Nunca sabremos a ciencia cierta cómo estos carcamanes violentaron las leyes de la evolución y se mantuvieron vivos desde el Cuaternario hasta nuestros días, como tampoco se olvidara el daño que le han hecho a Venezuela y el costo que varias generaciones seguirán pagando por sus políticas de tierra arrasada.

 

Una última reflexión: ¿Ahora quiénes son los traidores y golpistas? Dígalo ahí Diosdado.

 

Luis Chumaceiro

Editorial de Tal Cual

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