El 23 de enero está en el ADN de la Venezuela democrática. La Venezuela de todos.
No se trata de volver al pasado. No se trata de volver al 23 de enero de 1958.
Se trata de ser libres en todas y cada una de sus seis letras.
Libertad para prender la luz y cerrar el grifo del agua. Libertad para ir al parque de la mano de los hijos sin ver para todos lados.
Libertad de circular, crear, pensar.
Libertad de discrepar. Libertad de amar a los seres queridos con las puertas abiertas.
Libertad para leer el periódico que me guste y sintonizar el programa de radio de las mañanas o el de las tardes.
Libertad para progresar. Para trabajar, para invertir, para ahorrar.
Libertad para comerse un helado, ir al cine, leer el libro que viste en la librería de la esquina.
Libertad para protestar, para gritar en el Metro y reclamar en una oficina pública.
Libertad para ver crecer a los hijos, a los nietos, a los sobrinos, a los amigos de los hijos y a los hijos de los vecinos de la otra puerta.
Libertad para tomarse unas cervezas en la playa. En cualquier playa.
Libertad para reclamar justicia. Libertad para llevar a juicio a un patrón abusador, a un jerarca indolente –a todos los mandones indolentes-, a un vecino sin ley o un padre maltratador.
Libertad para comer tres veces al día.
Libertad para ganarse la vida. Limpiamente. Dignamente.
Libertad, hasta para burlarse del poder de los poderosos.
Libertad para votar. Para elegir. Para equivocarse y volver a votar.
Libertad para soñar que somos felices.
Libertad tan solo para soñar que mañana es un nuevo día.
Libertad para sacar el pecho y estar orgulloso.
Libertad para los hombres y mujeres que están en las cárceles por exigir Libertad.
Libertad para comprar el boleto de ida y vuelta. Hasta el trabajo o al fin del mundo.
Libertad para exigir –con todas las letras de exigir– que nos rindan cuentas.
Libertad para meter preso a los ladrones. A todos los ladrones de cuello blanco y de todos los colores.
Libertad para garantizar a todos y todas – sin pararle al color de la piel, la religión que rezan, el carnet del partido o el billete del que se ufanan- el derecho a la defensa, a ser escuchado y a que le respondan con prontitud.
Libertad para decir basta: ¡Basta!
Libertad para decir hasta cuándo: ¡Hasta cuándo!
Libertad para vivir la Libertad.
Libertad para ser responsables, justos y buena gente. Buena gente.
Libertad para ser libres.
Libertad para decir basta, hasta cuándo, al fin, bienvenida, quédate, te vamos a cuidar Libertad.
Libertad, Libertad, Libertad.
Libertad para hacer a Venezuela irrevocablemente libre e independiente.
Editorial de El Nacional