Según las Naciones Unidas el recurso más valioso del planeta no está distribuido de manera ecuánime. Hoy las naciones afrontan el reto de mejorar la calidad y el alcance del vital líquido, a la par que los fenómenos climáticos provocan mayor escasez.
En el año 2007, Naciones Unidas (UN) hizo público el Primer Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos: “Agua para Todos, Agua para la Vida”. El documento, expone que la tierra, con sus diversas y abundantes formas de vida, incluso más de seis mil millones de seres humanos, está enfrentándose con una grave crisis de agua. Lamentablemente, este domingo que se celebra el día mundial del preciado líquido, las señales apuntan que la crisis empeora y se agravará a menos que se tomen medidas correctivas.
Reportes de diversas organizaciones que supervisan los recursos del planeta, señalan que la situación del agua parte de una crisis de ordenamiento de los recursos hídricos, ocasionada básicamente por las malas maneras aplicadas por los gobiernos para administrar el vital líquido. Explican que el problema de fondo es el efecto que genera sobre la vida diaria de las personas con menos recursos, la proliferación de enfermedades vinculadas con el agua y hacinamiento en entornos degradados.
En el mismo texto, la UN indica que también el medio ambiente natural está experimentando la crisis, agobiado por el incremento desconsiderado de desechos que se arrojan a diario, sugiriendo la irresponsabilidad de los pueblos del mundo que “no prestan atención a las consecuencias ni cuidado por las generaciones futuras”.
MENSAJE AL MUNDO
Aguas subterráneas, hacer visible lo invisible
Este 2022 el foco de atención se centra en las aguas subterráneas, unas aguas invisibles cuyos efectos se aprecian en todas partes. Se trata de aguas que se encuentran bajo tierra, en los acuíferos (formaciones de rocas, arenas y gravas que contienen cantidades importantes de agua). Tras alimentar manantiales, ríos, lagos y humedales, las aguas subterráneas finalmente se filtran a los océanos. Su principal fuente de recarga es la lluvia y la nieve que se infiltran en el suelo y pueden extraerse a la superficie por medio de bombas y pozos.
La vida no sería posible sin ellas. La mayoría de las zonas áridas del planeta dependen por completo de este recurso, que suministra una gran proporción del agua que utilizamos para fines de consumo, saneamiento, producción de alimentos y procesos industriales.
Asimismo, las aguas subterráneas son decisivas para el buen funcionamiento de los ecosistemas, como los humedales y los ríos.
Es por ello que debemos protegerlas de la sobreexplotación -extraer más agua de la que se recarga con la lluvia y la nieve- y la contaminación que actualmente las acechan, ya que puede desembocar en el agotamiento de este recurso, en el encarecimiento de su tratamiento y regeneración y hasta la paralización de su uso.
Este año, reivindiquemos el estudio, la protección y la utilización de las aguas subterráneas de forma sostenible para sobrevivir al cambio climático y satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento.
El agua tiene un valor profundo y complejo. No hay aspecto del desarrollo sostenible que no dependa fundamentalmente de ella.
En este Día Mundial del Agua queremos recabar y comprender el mayor número posible de puntos de vista, de forma que los responsables de la toma de decisiones estén mejor informados y equipados para salvaguardar este derecho humano para todas las personas y todos los fines.
A día de hoy, y de seguir al ritmo actual, no podemos garantizar que, de aquí a 2030, todo el mundo tenga acceso al agua y el saneamiento, como se establece en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6. Aun cuando se han registrado progresos, sería necesario cuadruplicar los avances actuales para lograr el acceso universal al agua.
En este Día Mundial del Agua, comprometámonos a intensificar los esfuerzos para valorar de verdad el agua, de modo que todos podamos tener un acceso equitativo a tan preciado recurso.
Onu.0rg