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Antonio Ledezma: La muerte sigue rondando

Posted on: agosto 17th, 2025 by Super Confirmado

La historia de Colombia es un lienzo ensangrentado, pintado con las tragedias de sus líderes más prometedores. La muerte, como un espectro implacable, ha rondado durante décadas los sueños de una nación que anhela paz, justicia y democracia. Desde el estruendo de las balas que segaron la vida de Jorge Eliécer Gaitán en 1948 hasta el reciente y doloroso asesinato del senador Miguel Uribe Turbay en 2025, la violencia política en Colombia no es un grito del pasado, sino una amenaza viva, un lobo que acecha en las sombras, dispuesto a devorar la esperanza. Con este relato no solo honro a los caídos, sino que lanzo una advertencia urgente: la muerte sigue rondando, y su hambre no se sacia.

El Bogotazo: El Grito que Despertó al Monstruo

El 9 de abril de 1948, las calles de Bogotá se tiñeron de rojo con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el carismático líder liberal cuya voz resonaba como un llamado cargado de esperanza para las masas. Cuatro disparos en el corazón de la capital desataron el Bogotazo, una furia desbocada que dejó miles de muertos y marcó el inicio de “La Violencia”, un conflicto que devoró a Colombia durante décadas. Gaitán, con su promesa de justicia social, era percibido como una amenaza para las élites y los poderes oscuros. Su muerte no fue solo un magnicidio; fue un golpe al alma de un país que aún no se recupera de sus heridas. Las hipótesis sobre su asesinato —desde conspiraciones de las oligarquías hasta intereses internacionales— siguen sin resolverse, alimentando la desconfianza en una nación donde la verdad a menudo muere junto a sus mártires.

Álvaro Gómez Hurtado: El Silencio de la Verdad 

En 1995, la muerte volvió a golpear con el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, líder conservador y figura respetada por su integridad. Su voz, crítica y lúcida, incomodaba a los poderes establecidos. Baleado a las puertas de una universidad en Bogotá, su crimen permanece envuelto en un velo de misterio. Aunque en 2020 las FARC se atribuyeron la autoría, la familia Gómez rechaza esta versión, señalando al Estado como posible culpable. La muerte de Gómez no solo apagó una mente brillante, sino que sembró una semilla de duda: ¿quién decide quién vive y quién muere en Colombia? La impunidad, como un veneno lento, sigue carcomiendo la confianza en la democracia.

Luis Carlos Galán: El Mártir de la Esperanza

El 18 de agosto de 1989, en la plaza de Soacha, Luis Carlos Galán Sarmiento, líder del Nuevo Liberalismo, cayó bajo las balas del Cartel de Medellín, con la complicidad de sectores corruptos del Estado. Unos días antes lo había conocido y estrechado sus mansos en un encuentro organizado por el Presidente Carlos Andrés Pérez en el palacio de Miraflores en Caracas. Galán, que lideraba las encuestas con su cruzada contra el narcotráfico, representaba la posibilidad de un país libre de la garra del crimen organizado. Su muerte, capturada en imágenes que aún estremecen, no solo mató al hombre, sino que intentó asesinar la esperanza de una generación. Junto a él, murieron su escolta Santiago Cuervo y el concejal Julio César Peñaloza, víctimas olvidadas de una noche que marcó a Colombia para siempre.

Miguel Uribe Turbay: La Herida que No Cierra

El 7 de junio de 2025, la tragedia golpeó de nuevo. Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial del Centro Democrático, fue atacado en un mitin en Fontibón, Bogotá. Un sicario de apenas 15 años disparó contra él, hiriéndolo gravemente. Días después, el 11 de agosto, Colombia lloró su muerte. Uribe, un firme opositor al gobierno de Gustavo Petro, llevaba en su sangre el peso de una dinastía marcada por la violencia: su madre, Diana Turbay, murió en 1991 durante un operativo de rescate tras ser secuestrada por narcotraficantes. Su asesinato, como un eco cruel de los magnicidios del pasado, reavivó los temores de una violencia política que nunca se fue. La muerte de Uribe no es un hecho aislado; es un recordatorio de que los fantasmas del pasado siguen vivos, alimentados por la polarización y el odio.

Los Atentados contra Simón Bolívar: La Semilla de la Violencia

La violencia política en Colombia no es un fenómeno moderno. Sus raíces se hunden en el siglo XIX, cuando incluso el Libertador, Simón Bolívar, fue blanco de la intolerancia. El 25 de septiembre de 1828, en la Conspiración Septembrina, Bolívar escapó por milagro de un atentado en Bogotá, orquestado por opositores que veían en su liderazgo una amenaza a sus intereses. Este episodio, aunque lejano, sembró la semilla de una cultura de eliminación del adversario político que aún persiste. La resonancia de aquella noche en la que Bolívar saltó por una ventana para salvar su vida se percibe en cada disparo que ha silenciado a los líderes colombianos.

Otros Caídos: El Genocidio de la Unión Patriótica

La década de 1980 y 1990 fue un cementerio para los sueños de cambio. Jaime Pardo Leal (1987), Bernardo Jaramillo Ossa (1990) y Carlos Pizarro León Gómez (1990), todos ligados a la Unión Patriótica o al M-19, fueron asesinados en una ola de violencia que buscaba aplastar cualquier intento de apertura democrática. La Unión Patriótica, nacida de los acuerdos de paz con las FARC, fue diezmada en un genocidio político que dejó más de 4,000 víctimas. Estos crímenes, perpetrados por paramilitares, narcotraficantes y sectores corruptos del Estado, no solo mataron personas, sino que intentaron borrar la posibilidad de una izquierda democrática en Colombia.

Una Advertencia al Futuro

La muerte de Miguel Uribe Turbay, como las de Gaitán, Gómez, Galán y tantos otros, no es solo una pérdida personal; es un ataque a la democracia misma. Cada bala disparada contra un líder es un intento de silenciar al pueblo que los sigue. Colombia vive atrapada en un ciclo de violencia que se alimenta de la polarización, la impunidad y la incapacidad del Estado para proteger a sus ciudadanos. Entre 2021 y 2023, más de 800 líderes sociales y políticos fueron asesinados, y en 2025, 34 más han caído. La amenaza no ha desaparecido; al contrario, se renueva con cada ciclo electoral, como un depredador que espera su momento.

La democracia colombiana está bajo fuego. La muerte sigue rondando, y su sombra se alarga con cada discurso de odio, con cada silencio cómplice, con cada investigación que no llega a la verdad. No basta con llorarlos; es hora de actuar. Es hora de rechazar la violencia como herramienta política, de exigir justicia para los caídos y de proteger a quienes se atreven a soñar con un país mejor. Porque mientras la muerte siga rondando, ningún líder, ningún ciudadano, estará a salvo.

Este artículo es un grito de alerta, un llamado a la conciencia de un pueblo que no puede permitir que la violencia siga definiendo su destino. Que la memoria de los caídos nos inspire a construir una Colombia y una Venezuela donde la vida, y no la muerte, tenga la última palabra.

 

Antonioledezma.net

Ramón Guillermo Aveledo: 80 años de un horror inolvidable

Posted on: agosto 17th, 2025 by Super Confirmado

La semana pasada se cumplieron ochenta años de los únicos bombardeos atómicos hasta hoy. El 6 de agosto a Hiroshima y el 9 a Nagasaki. La bomba Little Boy lanzada sobre Hiroshima, mató entre setenta y ciento cuarenta y seis mil personas, en su mayoría civiles, acabó con el 70% de las edificaciones, entre ellos cuarenta y dos hospitales, sólo tres instalaciones sanitarias quedaron en pie, pero sobrevivió nada más el 10% del personal médico total de la ciudad. La bomba Fat Man lanzada en Nagasaki mató entre treinta y nueve mil y noventa mil personas, también civiles en su mayoría. La contabilidad es imprecisa, pero se estima que el total de víctimas mortales del instante estuvo alrededor del cuarto de millón.

Las secuelas son peores. La radiación ocasionó leucemia, cáncer de mama, de tiroides y de pulmón. Muchas muertes posteriores al ataque en sí y en los sobrevivientes, hakusha en lengua nipona, quedaron múltiples traumas psicológicos.

Cierto es que el imperialismo japonés, de fuerte acento militarista, ocasionó la Guerra del Pacífico. Desde 1910 ya ocupaba Corea y a partir de 1937, ahora aliado del Eje Nazi-Fascista, protagonizó una agresión generalizada de conquista, decidió expandirse a China, en 1939 a Filipinas, Birmania –hoy Myanmar- y siguió a las actuales Camboya, Vietnam y Laos, en 1941 Tailandia, Malasia, Singapur y Hong Kong, estas últimas británicas por entonces. Dirigía el gobierno el Mariscal Tojo, militar como su antecesor Konoe, líder del ultranacionalista Tasei Yokusankai

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Hace dos semanas comenté la decisión fatal que ese mismo año cometió el régimen militarista de Tokio con el ataque a Pearl Harbor, la base naval estadounidense en Hawai que destruyó el poderío de la flota en el Pacífico, mató a dos mil cuatrocientos dos norteamericanos e hirió a otros mil doscientos cuarenta y siete, pero por no plantearse las consecuencias de esa decisión, significó una derrota de enormes dimensiones y consecuencias, para una potencia militar que había librado con éxito a comienzos de siglo un conflicto con la Rusia zarista.

El bombardeo de Hiroshima y Nagasaki sigue siendo un recuerdo horroroso para la humanidad. Sirvió para poner fin en el Pacífico a la Guerra Mundial que en Europa había concluido en mayo. El costo, como siempre, lo pagó el pueblo. En una cuenta incompleta, sólo en el Lejano Oriente, murieron cerca de dos millones de soldados y cuatrocientos mil civiles japoneses, sin contar noventa y cuatro mil heridos. Cuatro millones de soldados y dieciocho millones de civiles chinos perdieron la vista y tres millones resultaron heridos. Las bajas norteamericanas superan cien mil.

Además, horrores adicionales de los que apenas se habla. En los Estados Unidos ciento veinte mil personas, a veces familias enteras, de ascendencia japonesa, más de la mitad ciudadanos estadounidenses o inmigrantes de Brasil y Perú, fuero llevados a Campos de Internamiento en condiciones inhumanas. Algo similar ocurrió con los de ascendencia alemana o italiana, pero en número mucho menor, lo cual indica un sesgo racista.

En Europa, la guerra causada por el voraz apetito Nazi y la locura fascista mussoliniana, la tragedia humana también fue gigantesca. En total, se estima que ese conflicto puede haber dejado entre cuarenta y cien millones de cadáveres.
Un caso protuberante, ante el cual sin embargo no faltan los negacionismos, es el Holocausto o Shoá, producto de la denominada “solución final” de lo que el nacional socialismo llamaba “problema judío” que en esos trágicos episodios universales tuvo y sigue teniendo una significación que aún pesa en el alma de todos, como no podía ser de otra manera, dadas sus implicaciones humanitarias.

Tristemente, a pesar del optimismo post bélico, no fue aquel conflicto el último. Ha seguido habiendo guerras, la invasión rusa a Ucrania y la torturada Gaza, tras el ataque de Hamas a Israel son las más recientes muestras. Bien dijo el Profesor Carlos Guerón ante el derrumbe de la URSS y el “socialismo realmente existente” con el fin de la Guerra Fría, los seres humanos hemos descubierto que los pretextos para matarnos no son exclusivamente ideológicos.

Lo que pretendo subrayar con esta dolorida nota aniversaria, es lo que ya dijeron Eisenhower, general victorioso que llegó a odiar la guerra precisamente por haber “…visto su brutalidad, su inutilidad, su estupidez” y mucho antes William Hooke “Un día de batalla es un día de cosecha para el diablo”.

¿A qué precio aprenderemos?

Ramón Guillermo Aveledo   

Editorial de El Nacional: Ni acuerdos ni paz

Posted on: agosto 17th, 2025 by Super Confirmado

 

Mientras Donald Trump y Vladimir Putin sostenían el viernes su cumbre en Anchorage (Alaska), recrudecieron los ataques rusos sobre territorio ucraniano. Las fuerzas invasoras pretenden consolidar sin demora las posiciones ganadas en las últimas semanas de esta guerra que se libra desde hace casi 42 meses y suma 1 millón de bajas humanas, contando muertos y heridos de lado y lado. Tras más de dos horas y media de conversación entre los líderes de las dos grandes potencias nucleares, el resultado es frustrante: ni una tregua verdadera en las hostilidades ni un plan que permita encaminar las negociaciones para poner punto final al conflicto bélico. “No pudimos lograrlo”, admitió el presidente de Estados Unidos.

Hubo alfombra roja, honores militares, despliegue aéreo y palmaditas amistosas para recibir a Putin, acusado de crímenes de guerra, que aprovechó la ocasión para anotarse, según algunos medios de prestigio consideran, una victoria diplomática sin ceder ni un milímetro, al menos públicamente, en sus exigencias políticas y militares con respecto a Ucrania. En la conferencia posterior a la reunión el presidente de Rusia habló el doble que su anfitrión, a quien se permitió invitar a Moscú para “la próxima  vez”. Los que no pudieron hablar fueron los periodistas: tampoco había mucho que reportar porque los “avances” en las conversaciones nunca fueron explicados, ni había intención de explicarlos.

No hay resultados tangibles de la cumbre ni se visualizan en el corto plazo. No, al menos, en 24 horas, como Trump prometió que le tomaría acabar con la guerra cuando volvió a la Casa Blanca en enero pasado. No parece una buena táctica andar con prisas en negociaciones de este calado y menos cuando del otro lado de la mesa hay un hombre duro, formado en el KGB (Comité para la Seguridad del Estado, agencia de inteligencia de la desaparecida Unión Soviética).  Putin informó ayer a los miembros de su gobierno y el parlamento sobre “la oportuna y muy útil” visita que dispensó a su homólogo americano: “Aprovechamos para hablar sobre el origen y las causas de esta crisis. Es precisamente la eliminación de los motivos iniciales sobre lo que debe construirse la solución”.  No es un buen resumen para Ucrania.

Zelenski viajará mañana a Washington para reunirse con Trump y oír en directo el resumen de la cumbre y, la presumible, propuesta de Putin, que será la conocida, la entrega de territorios tan solo para un alto el fuego.  Los líderes europeos, de la Unión Europea y del Reino Unido, reclaman una reunión trilateral a la que concurra el líder ucraniano y en una declaración conjunta reconocieron los “esfuerzos del presidente Trump para detener la matanza en Ucrania, poner fin a la guerra de agresión de Rusia y lograr una paz justa y duradera.”

La voz europea se ha fortalecido en los últimos días y es clave para la resolución del conflicto. El comunicado suscrito por el liderazgo europeo tras la cumbre destaca que Ucrania contará con su “solidaridad inquebrantable” mientras trabajan por una paz que salvaguarde los intereses vitales de seguridad de esa nación y de Europa”.  Y esa paz, penosamente, tardará en hacerse realidad.

Editorial de El Naciona

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AFP

17 de agosto es el día internacional del peatón

Posted on: agosto 17th, 2025 by Super Confirmado



El 17 de agosto se recuerda en todo el mundo a los peatones, en memoria del primer caso registrado en 1897, en que Bridget Driscoll muriera atropellada por un vehículo de motor al cruzar una calle de Londres por un bólido que circulaba a menos de 10 Km por hora.

 

La Organización Mundial de la Salud confirma que los peatones constituyen la  mayor proporción de lesionados o muertos en las carreteras. En Argentina, más de 1600 peatones murieron el año pasado en las calles y rutas del país.

 

Los peatones, sin carrocería protectora, sufren graves lesiones en caso de atropello. Por eso, la legislación de tránsito Argentina, establece que los vehículos deben darle la prioridad a los peatones que cruzan correctamente la calzada por las esquinas o sendas peatonales, y con el semáforo a su favor donde lo hay.

 

Dicha prioridad se respeta absolutamente en los países seguros vialmente, donde controlan el cumplimiento de las prioridades y sancionan a los transgresores.

 

Lo más común en nuestro país es ver lo contrario.  Los peatones deben cederle forzosamente el paso a los vehículos, en sendas peatonales o esquinas ya que los automovilistas “olvidan” que la prioridad le pertenece al que camina.

 

Ese comportamiento de riesgo se suma e incentiva a los peatones que se arriesgan cruzando por cualquier parte,  lo que explica los altos índices de mortalidad de los peatones en nuestro país. Resulta urgente aumentar la conciencia social y la responsabilidad de todos, a controlar  y sancionar a los conductores  transgresores, para evitar que continúen estas muertes absurdas.

 

 

 

 

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