El fiscal general Tarek William Saab informó este jueves que, fueron detenidos tres hombres que causaron la muerte de un adulto mayor en el estado Bolívar.
Según publicó en Instagram, serán imputados Mario Aponte, Ramón Castro y Omar Álvarez por el delito de “homicidio intencional a título de dolo eventual”.
Explicó que en la población de Upata, decidieron obstaculizar la vía pública con un mecate para “solicitar dinero para realizar trabajos en la comunidad; y le ocasionaron la muerte a un adulto mayor de 69 años que se trasladaba en moto”.
Londres, 20 jun (EFE).- El Gobierno británico trabaja con las autoridades israelíes para organizar vuelos chárter que permitan la evacuación de los británicos que están en Israel, ante la escalada del conflicto en Oriente Medio, informó este viernes el ministro de Exteriores, David Lammy.
Lammy indicó la intención de “ofrecer vuelos desde el aeropuerto de Tel Aviv en cuanto se reabra el espacio aéreo, en función de la demanda de los ciudadanos británicos”.
El jefe del Foreign Office instó a los nacionales del Reino Unido a registrar su presencia en Israel y los Territorios Palestinos ocupados a fin de mantenerlos informados sobre estos vuelos.
“Las rutas terrestres para salir de Israel permanecen abiertas y el personal del Reino Unido está disponible también para apoyar a los ciudadanos británicos que crucen la frontera”, afirmó.
Esta previsto que Lammy y colegas de Francia, Alemania y la Unión Europea aborden este viernes en Ginebra (Suiza) el programa nuclear de Irán con un representante de ese país, a fin de facilitar un acuerdo que propicie la desescalada de las tensiones con Israel y Estados Unidos.
El primer ministro británico, Keir Starmer, pidió el jueves abordar las inquietudes sobre ese programa “mediante la negociación y no el conflicto”, mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, sopesa si sumarse a los ataques del Estado judío contra la república islámica. EFE
Teherán, 20 jun (EFE).- El Gobierno iraní confirmó el viernes que ha restringido el acceso global a internet en todo el país para que los sistemas de defensa puedan actuar contra los drones de Israel, cuando se cumple una semana de la ofensiva lanzada por el Estado judío.
La portavoz del Gobierno iraní indicó que la decisión se tomó para “rastrear e interceptar” los drones israelíes, confirmando que el apagón en que se encuentra el país desde el pasado miércoles ha sido ordenado por las autoridades y no es consecuencia de los ataques israelíes.
“De ser necesario nos moveremos hacia la intranet, esta es una decisión tomada por el bien de la nación y la seguridad del pueblo”, indicó el medio Iran Nuances.EFE
El ser humano vuelve a caminar sobre sus pasos y si no, basta echarle un vistazo al paisaje en Occidente donde, por cierto, acontece en todas partes un peligroso giro que nos regresa a tiempos que se quisieran superados; pero no es así.
La Primera Guerra Mundial se aprecia como de naturaleza nacionalista o al menos así ha sido visto por alguna doctrina muy reputada. El nacionalismo puede definirse como un sentimiento exaltado y pasional hacia la patria o lo que ella signifique. También puede percibirse como una política que adelanta una nación que se asume como única, distinta, destinada a reunirse y prevalecer. Finalmente, como una ideología que circunscribe la perspectiva de una sociedad a su unidad fundada en raza, historia, lengua, religión, principios.
Ordinariamente, es natural al gentilicio el arraigo y la invocación de los valores, ideas, creencias y expectativas que forman la identidad de las naciones. El Estado nación ha jugado un rol histórico trascendente y no por ello inocente de generar belicismos y antagonismos notables. Desde el siglo XVIII conoció y nutrió toda una dinámica esa orientación y en el siglo XX especialmente.
Es más fácil para algunos asumir material y espiritualmente a sus compatriotas, que a su no obstante compartida condición humana y, desde luego, su membresía de eso que denominamos la humanidad.
Johann Gottfried Herder, Giuseppe Mazzini, Charles Maurras, Johann Gottlieb Fichte, entre otros, representaron al pensamiento nacionalista de Alemania, Italia, Francia a lo largo de la historia. Actores dentro de esa tendencia abundan, pero pueden confundirse con movimientos imperialistas como pienso se puede mencionar a Adolfo Hitler y más recientemente a Vladimir Putin y Donald Trump.
Populismo es otra cosa. Antes de ensayar lo que es realmente un reto definir el populismo, la doctrina advierte el fenómeno como el enemigo de la democracia representativa y de la democracia misma. Cabe pensar que el populismo tendría, sin embargo, su origen en los griegos como la democracia también. Nótese que los griegos relacionaban democracia con demagogia y hacían del discurso el vector principal de la susodicha.
Platón advertía que de la democracia surgía la tiranía del pueblo o el desorden que convocaba al tirano. Menos prejuiciado con respecto a la democracia era Aristóteles, pero anotaba que donde no gobernaban las leyes, la tendencia era a la tiranía igualmente.
El populismo supone un pueblo puro, una élite corrompida y prevaleciente y una voluntad general a sintonizar. Otra descripción se funda en la observancia de formas distintas en la perspectiva de glosar la realidad con la demagogia como el canto seductor de la emoción y el bajo psiquismo popular que resulta del discurso como expresión de la comunicación política. Por eso puede haberlo de izquierda o de derecha e incluso, en las distintas clases sociales puede hallársele como habría dicho Ernesto Laclau.
Siendo así, es fácil hacer cualquier cosa que luzca complaciente al oído de la masa y en ese trance puede oponérsele al deber ser propio de la ley. Se trata de lucir legítimo y serlo incluso, retando o desconociendo la legalidad. Ese es el constructo populista.
El vocablo demagogia no siempre fue lo que hoy entendemos por él, pero de conductor y guía del pueblo pasó a tener ese significante peyorativo ya desde la antigüedad, por allá en el siglo V a.C. y enhebra en la anatomía del populismo perfectamente, contaminando la articulación democrática y aún más, en lo estratégico, amenazando hasta la estructura republicana.
Lo grave es que si el totalitarismo fue en el siglo XX la malignidad que derivó y se posesionó de países y períodos y hoy en día lo distinguimos en Corea del Norte y Cuba, en los países del mundo islámico entre otros, el populismo de su lado sea de izquierda o de derecha, de Chávez, de Putin, Orban, Le Pen, Donald Trump, es el demonio que hay que exorcizar en las entidades sociales, políticas, institucionales donde se han entronizado.
El otro rasgo que acompaña parte de la mutación de los regímenes actuales que se muestran como nacionalistas, populistas es el fascismo. Examinemos el gobierno y los modos, maneras, el discurso, las políticas de Trump para comenzar y llegaremos en el diagnóstico a advertir que al discurso nacionalista sigue una práctica populista hacia dentro de la sociedad y una conducta fascista, racista, xenófoba, militarista porque sus acciones así lo dejan ver. Podría decirse exactamente lo mismo, mutatis mutandis, de Putin en la Federación Rusa.
Fascismo es un sistema de gobierno cuyas características, en términos sencillos, son: autoritarismo, estatismo, nacionalismo, populismo y antagonismo frente al liberalismo y al constitucionalismo con sus derechos humanos, su debido proceso, su parlamentarismo, como expresión de un gobierno plural. El fascismo, que nace en Italia, se postula en su versión nacional socialista en Alemania, se torna imperialista y se disemina en España con Franco y en Portugal con Salazar y Caetano durante el siglo pasado.
En América Latina tuvimos y tenemos nuestra casuística, aunque las dictaduras, puras y simples, ocuparon más espacio que las iniciativas fascistoides que se advierten en varios de nuestros países, a lo largo de nuestro devenir.
Un ejercicio interesante sería de alguna forma hacer la taxonomía del régimen venezolano. Queda por hacerse, pero ya me la imagino y ustedes que me leen también.
En las presidenciales del pasado 28 de julio de 2024, el poder electoral dio como ganador al candidato oficialista, un sorprendente e inesperado resultado contrario a las encuestas preelectorales, a las mediciones a boca de urna, y a las actas en manos de los testigos de la oposición. La Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia ratificó este resultado sin que antes se publicaran las actas desagregadas por mesas y centros electorales que comprobaran la veracidad de la totalización anunciada.
Cuando esto se repite una y otra vez, el elector percibe que su voto no tendrá ningún efecto en el resultado y decide que no volverá a votar. De hecho, se han vuelto a escuchar las consignas abstencionistas y desmovilizadoras que dicen: «en Venezuela se vota, pero no se elige», «participar en las próximas elecciones es convalidar la farsa electoral del régimen», «no voy a votar porque no quiero que me vuelvan a robar el voto».
Esto es lo que la psicología llama la desesperanza aprendida, un concepto que analiza y describe un estado mental en el que una persona –expuesta a estimulaciones aversivas que no puede controlar–, aprende a comportarse pasivamente, al ver que es inútil su acción para cambiar un resultado no deseado.
Justamente, el deterioro de las condiciones electorales forma parte de las estimulaciones aversivas que el elector descontento no puede controlar y se revela como una eficaz estrategia del régimen para implantar la desesperanza aprendida en el mapa mental de los electores venezolanos.
En esencia, se trata de un mecanismo de dominación para influir en la conducta electoral del votante opositor y una vez más provocar la abstención que convierta en mayoría a la minoría oficialista.
En el maratón electoral de 2025 se convocaron comicios para elegir 3.375 cargos públicos, a saber:
285 diputados a la Asamblea Nacional;
24 gobernadores;
260 legisladores regionales;
335 alcaldes; y
471 concejales.
Después del shock desmoralizador y paralizante de las Presidenciales del 28-J, se sabía que el CNE convocaría de manera apresurada las elecciones parlamentarias y regionales para dejar fuera de juego a un sector de la oposición que se enfocó en reclamar los resultados de las presidenciales, pero no reaccionó ni se preparó con tiempo para participar en las siguientes elecciones parlamentarias y regionales que podía ganar por paliza, tomando en cuenta el enorme rechazo a los candidatos oficialistas, y así demostrar una vez más con quien está la soberanía nacional ejercida a través del voto. Pero en vez de llamar a votar, llamaron a la abstención.
Por eso, en las parlamentarias y regionales que se celebraron el pasado 25 de mayo el resultado estaba cantado y no había nada que hacer: se impuso la abstención que le permitió al oficialismo ganar la mayoría de los primeros 569 cargos en disputa. De hecho, arrasaron con 23 de las 24 gobernaciones y 256 de los 285 diputados a la Asamblea Nacional.
Si en los próximos comicios municipales en los que se elegirán 335 alcaldes y 2.471 concejales nuevamente se impone la abstención, una vez más el oficialismo convertirá en mayoría su decadente minoría, y barrerá con la mayoría de los 2.806 cargos en disputa, lo cual dejaría prácticamente sin representación política al país descontento.
Por lo tanto, los candidatos que expresan el malestar nacional y sí se pudieron inscribir para competir en las municipales del 27-J, tienen por delante el reto de presentar una oferta electoral conectada con el sentir de la gente, y de armar una maquinaria electoral capaz de defender los votos en cada mesa electoral. Esto ayudará a recuperar la confianza en la institución del voto para capitalizar electoralmente el enorme rechazo a los candidatos oficialistas, y recuperar espacios de resistencia y lucha institucional para comenzar a construir una favorable correlación de fuerzas que impulse la restauración de la democracia venezolana de abajo hacia arriba, desde los estados y municipios.
Sin contrapesos institucionales para poner límites al control del gobierno sobre los demás poderes públicos se deteriora aún más la democracia. Quienes detentan el Poder Ejecutivo van controlando y subordinando los demás poderes públicos hasta imponer su hegemonía institucional, con un CNE y un TSJ a su favor.
Ciertamente, las condiciones electorales son cada vez más desventajosas, pero no anulan la inigualable ventaja que otorgan las favorables condiciones políticas derivadas del enorme rechazo a los candidatos oficialistas. De allí que abstenerse es mucho más que no votar. Abstenerse es claudicar, es rendirse, es no luchar para lograr que el malestar nacional quede mejor representado en los poderes públicos de elección popular. Hay por lo menos diez poderosas razones para participar en las próximas elecciones municipales que se realizarán el domingo 27 de julio:
Para independizar las decisiones de participación política en las regiones de una dirigencia centralista que solo le interesa la presidencia de la República.
Para promover la emergencia de un nuevo liderazgo municipal del cual surgirá una nueva dirigencia política mejor conectada con el sentir regional y nacional.
Para armar una maquinaria de organización política y fortalecer la capacidad de participación y movilización ciudadana.
Para capitalizar electoralmente el enorme descontento nacional.
Para volverse a contar y demostrar una vez más con quien está la soberanía nacional ejercida a través del voto.
Para no convertir en mayoría a la minoría oficialista.
Para recuperar espacios de resistencia y lucha institucional.
Para hacerle contrapeso al gobierno e impedir que siga arrollando y pasando la aplanadora.
Para lograr una mejor representación del país descontento en las alcaldías y concejos municipales que es donde se deciden los asuntos que están estrechamente vinculados con los habitantes del municipio.
Para impulsar el reencuentro y la reconciliación nacional desde los municipios y contribuir a superar el largo conflicto político venezolano.
Con el férreo control político, económico, social, militar y territorial que ha logrado el régimen, no hay vía rápida para restaurar la democracia venezolana. Esto será posible cuando el país descontento y políticamente organizado, acumule suficientes fuerzas para lograr la reinstitucionalización de los poderes públicos y obligar al gobierno a sentarse a negociar una solución electoral y pacífica del conflicto político.
Restaurar la democracia venezolana y recuperar la alternabilidad en el poder será posible a través de un gradual y sostenido proceso de acumulación de fuerzas que comienza por no rendirse y dar la pelea para ganar todo lo que se pueda de los 2.806 cargos que se disputarán en las municipales del 27 de julio, a fin de convertirlos en espacios de resistencia y lucha institucional que le hagan contrapeso al gobierno y pongan freno a la deriva autoritaria del régimen.
Por todas estas razones, el país descontento está llamado a votar masivamente en las elecciones municipales del próximo 27 de julio.
Desde que la humanidad tiene uso de razón, ha tenido lugar el debate interminable sobre el tema del mal y la maldad. La religión lo llama pecado, el derecho delito, la ética inmoralidad, etc. Definir la maldad no es una cuestión sencilla, aunque en los tiempos que corren uno la percibe con claridad, asociada básicamente al ejercicio poder, devenido en maldad practicada sobre muchos de manera simultánea y sostenida. Una de las maneras de hacerlo es decir que el mal es la ausencia de bondad (o de bien), pero esa definición no es del todo útil. Un joven que no le cede el asiento en el metro a una ancianita, no tiene nada de bondad, pero no por ello es necesariamente malo, seguramente ni la vio embelesado en el TikTok.
Otra cosa interesante es que la maldad es un asunto inherente al ser humano. Los animales no son malos. Salvo la serpiente del paraíso, que sí era una rata, los ofidios no te pican por maldad, sino por un instinto de defensa y subsistencia que está en su naturaleza. El águila no diseña un plan para tener a su presa presa injustamente e incomunicada por meses. Un León no manda a nadie al paredón, salvo que su apellido sea Trotsky.
La maldad es un concepto cargado de negatividad. Es raro que alguien asuma abiertamente que es mala gente. Es casi seguro que Adolfo Hitler o Nerón no se percibieran a sí mismos como malas personas. Pinochet y Fidel probablemente tampoco, sin embargo, a Fidel le parecía malo Pinochet por las mismas razones que a Pinochet le parecía malo Fidel.
Una cosa que llamó mucho la atención cuando los comandos rebeldes libios atraparon a Gadafi, es que él preguntaba insistentemente: «¿qué les he hecho yo?». Seguramente la pregunta era formulada con convicción. Stalin y todos los malos de la historia no pueden percibirse a sí mismos como malvados. Seguramente los comandantes de los campos de exterminio hasta tenían un argumento con el que justificaban sus acciones como bondadosas y compasivas. Los terroristas no suelen pedir el perdón de sus víctimas, por la propia salud mental, tienen que insistir en el hecho de que asesinan inocentes por una causa superior que lo ameritaba y justificaba. Es esa gente que mata a los hijos de otros y luego llega a su casa a abrazar con ternura a los suyos. De lo dicho se desprende que la maldad requiere de un permanente y constante autoengaño.
Sobre la maldad se han hecho muchos estudios para ver si hay una suerte de gen de la maldad, si es producto de alguna alteración fisiológica, si tiene que ver –cosa que suele ser frecuente– con maltratos durante la infancia. También se han realizado experimentos para examinar cuál es el comportamiento de la gente cuando está en condiciones de hacerle daño a un semejante. Lo llamativo de estas investigaciones no es descubrir que bajo determinadas circunstancias hay gente dispuesta a ser mala, sino el optimismo que produce la existencia de tantas personas que, estando en contextos propicios para causar daño, optan por no hacerlo.
Las concepciones antropológicas que consideran al hombre como un ser egoísta suelen argumentar que, en estado de naturaleza o salvaje, al hombre (aquí el uso del término «hombre» no es por machismo-leninismo, sino porque las mujeres casi nunca han sido malas en la historia) no le importa cuánto daño tenga que hacer sobre sus semejantes pisoteándolos y sometiéndolos, en aras de su supervivencia o bienestar.
La verdad es que, como conclusión esperanzadora e ilusionante, podemos decir que en el mundo existe mucha más gente buena que mala, lo que sucede es que la maldad hace mucho ruido y el bien es silencioso. Cada uno de nosotros lleva dentro un lado luminoso y un lado oscuro. ¿Qué hace que en un determinado momento de la historia uno se active u otro se mantenga a raya? Solo Dios lo sabe, dado que en su ser lo conoce todo.
Volviendo a lo que señalábamos al inicio, la maldad que con mayor contundencia padecemos en este momento de la historia universal, emana de los hombres que ejercen el poder. Con razón Abraham Lincoln dijo una vez: «Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder». Si de algo no cabe duda, es que en estos tiempos lo que reina es el mal carácter.
Todavía es demasiado pronto para saber qué pasará en la actual guerra entre Israel e Irán. Sin embargo, sí es posible afirmar que lo que en apariencia comenzó como una ofensiva militar para destruir el programa nuclear iraní –que según las fuentes oficiales sólo persigue fines pacíficos-, se ha convertido en un ataque feroz cuya finalidad consiste en aniquilar el régimen teocrático instalado en el país persa desde 1979, cuando triunfó la revolución liderada por el ayatola Ruholá Jomeiní. Ese movimiento derrocó a Mohammad Reza Pahleví, el último sah. Jomeiní es considerado el fundador de la República Islámica de Irán, donde la figura del Ayatola representa la autoridad suprema del Estado y la nación.
El propósito de pulverizar el gobierno de los ayatolas ha sido expresado por Benjamín Netanyahu en varias oportunidades durante los días recientes. Incluso, el primer ministro israelí ha llamado al pueblo iraní a sublevarse contra la tiranía. ¡Quien lo dice!
Del mensaje de Netanyahu, se ha hecho eco el hijo mayor de Reza Pahleví, quien vive en Estados Unidos y se siente ‘heredero’ del trono dejado por su padre. Este señor declaró que cuenta con un programa para impulsar el desarrollo económico y la democracia en Irán, que aplicaría tras la salida de los actuales gobernantes. A lo mejor el hijo del Sha ha sostenido contactos con figuras de la oposición, que ven con nostalgia el pasado imperial del país.
El derrumbe de la teocracia iraní y su sustitución por un gobierno con el cual los norteamericanos y los israelitas puedan dialogar y entenderse, terminaría de reconfigurar el mapa político del Medio Oriente, y le daría a Israel un nuevo protagonismo en la región. El modelo podría ser la Siria que está construyéndose después del destronamiento de Bashar al Assad.
Por ahora, el conflicto luce favorable a Israel y a Netanyahu, quien busca afianzarse como líder indiscutible en el área y establecer –con el respaldo de Estados Unidos- un nuevo marco de relaciones con Arabia Saudita, Egipto y varios países del Golfo Pérsico.
En el nuevo contexto, Irán está obligada a cambiar sus nexos con sus vecinos y a desterrar el proyecto de contar con armas atómicas. De lo contrario, el régimen de los ayatolas quedará sepultado. Qué vendrá después, aun no lo sabemos.
@trinomrquezc
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Desde el inicio de su mandato, Petro ha desplegado lo que podríamos llamar una ofensiva de desgaste institucional, una suerte de guerra de posiciones cuyo objetivo final es evidente: debilitar los frenos republicanos que limitan su poder, hasta hacerlos irrelevantes.
Ha intentado imponer consultas populares ilegales, burlando el control constitucional. Ha presionado sin pudor al registrador nacional, Alexander Vega Rocha, quien hasta ahora ha tenido el coraje cívico de resistir. Ha movido piezas para reconfigurar la Corte Constitucional y para capturar organismos esenciales como la Fiscalía y la Unidad Nacional de Protección (UNP). Todo bajo el pretexto, siempre eficaz, de «profundizar la democracia», esa máscara semántica que los populismos autoritarios han perfeccionado hasta el cinismo.
Pero lo más grave no son los actos públicos, sino lo que sucede en los márgenes de la legalidad. Líderes opositores, periodistas incómodos, empresarios independientes y jueces rebeldes denuncian seguimientos, interceptaciones, amenazas y desprotección calculada. Miguel Uribe Turbay elevó más de veinte solicitudes formales de refuerzo de seguridad a la UNP antes de ser atacado. Todas fueron ignoradas. No por negligencia, sino por diseño.
El lenguaje de la intimidación
Como ocurre siempre que un líder populista comienza a sentirse acorralado, el discurso de Petro se ha vuelto más agresivo, más amenazante. Divide a los colombianos entre el «pueblo» (él) y «los enemigos del cambio» (los demás). Desacredita al Congreso, a los jueces, a la prensa, al registrador, a cualquiera que ose recordarle que la Constitución aún existe.
Ha desplegado además campañas digitales de linchamiento, esas turbas virtuales que funcionan como instrumento de intimidación, acompañadas de insinuaciones sobre futuras judicializaciones masivas por delitos como «sedición» o «saboteo al proyecto social».
El método no es nuevo. Fue ensayado en Venezuela con impecable eficacia. Primero, capturar el aparato judicial. Luego el sistema electoral. Después, la represión selectiva de la oposición. Y, finalmente, el control total de la vida económica, mediática y social. El espejo venezolano está frente a los ojos de Colombia, pero muchos prefieren no mirarlo todavía.
Las grietas del sistema
Aún existen, sin embargo, resistencias dignas de aplauso. El Congreso ha logrado, en varias ocasiones, frenar las maniobras legislativas más agresivas del gobierno. El registrador ha desobedecido las órdenes ilegales de convocar consultas espurias. Algunos magistrados de la Corte Constitucional se mantienen firmes.
Incluso las Fuerzas Armadas, que han sido tradicionalmente leales al orden constitucional, no han cedido —todavía— a las tentaciones de la politización. Aunque no faltan señales de movimientos discretos para intentar influir sobre los mandos medios.
Pero la presión aumenta. Petro sabe que el tiempo conspira contra su proyecto. Las elecciones de 2026 se aproximan y cada día que pase sin consolidar su control absoluto representa un riesgo para sus ambiciones de permanencia.
La evidencia perturbadora del caso Uribe Turbay
El expediente de la investigación sobre el atentado confirma las sospechas de manipulación:
El arma fue adquirida en Estados Unidos y traída a Colombia en 2020.
El sicario fue capturado con el arma en la mano, pero pronto surgieron inconsistencias en la cadena de custodia.
El celular del atacante desapareció temporalmente, pieza clave para desentrañar los vínculos detrás del crimen.
Los abogados de la familia Uribe han recibido amenazas por intentar aportar pruebas a la Fiscalía.
El caso parece diseñado para enturbiar la investigación, no para esclarecerla. La confusión, el desgaste, la dilación son parte del método.
El reloj de la democracia
Colombia ha entrado en su zona de máximo riesgo democrático. Las próximas decisiones de la Corte Constitucional y los movimientos dentro de las Fuerzas Armadas serán determinantes. Si las instituciones resisten, Petro terminará su mandato sometido a límites efectivos. Si logra romper estos diques, el camino hacia un régimen híbrido —formalmente democrático, sustancialmente autoritario— estará abierto.
Aún existe margen de acción para la comunidad internacional. La presión diplomática, las advertencias de las organizaciones multilaterales, las señales firmes de Estados Unidos y Europa pueden inclinar la balanza. Pero el tiempo es el adversario más peligroso. Cada día que pasa, el costo de frenar la deriva autoritaria aumenta.
La gran elección moral
El drama colombiano plantea, en el fondo, una elección moral que define la esencia de las democracias liberales: o se enfrenta al autoritarismo cuando todavía es posible contenerlo, o se le normaliza y se le entrega todo, esperando ingenuamente que su apetito sea saciable.
Como ya ocurrió en Caracas, el riesgo no es el golpe violento, sino la lenta y meticulosa demolición de las libertades por vía legal. El autoritarismo moderno no necesita tanques en las calles: le basta con controlar a los fiscales, los jueces, los organismos electorales y las narrativas del poder.
Colombia aún está a tiempo. Pero la pregunta es: ¿quedará el coraje, la lucidez y la convicción suficiente para frenar a Petro antes de que se repita en ese país la historia de Venezuela?
El Día Mundial del Refugiado es un día internacional designado por las Naciones Unidas para honrar a las personas refugiadas y desplazadas de todo el mundo. Se conmemora el 20 de junio de cada año para enaltecer la fortaleza y el coraje de las personas que se han visto obligadas a abandonar su hogar para escapar de conflictos o persecuciones. El Día Mundial del Refugiado es una ocasión para fomentar la comprensión y la empatía hacia las personas refugiadas y desplazadas en consideración de las difíciles circunstancias en las que se encuentran; asimismo, la fecha permite reconocer su capacidad de resiliencia en la reconstrucción de sus vidas.
El Día Mundial de los Refugiados 2025 constituye un enérgico llamamiento a la acción y a la empatía en un momento de incertidumbre mundial. Con cifras récord de personas desplazadas por la fuerza y la ayuda humanitaria bajo amenaza, el tema de este año, “Solidaridad con los refugiados, nos insta a ir más allá de las palabras y a tomar medidas significativas para apoyar a quienes se ven obligados a huir. Los refugiados no buscan caridad, sino oportunidades: una vía para reconstruir sus vidas, contribuir a sus comunidades y vivir con dignidad.
La celebración del Día Mundial de los Refugiados de 2025 será un momento para rendir homenaje a la valentía y resistencia de estas personas, para escuchar sus historias y abogar por soluciones duraderas a los desplazamientos. También nos recuerda que acoger a los refugiados hace más fuertes a las sociedades, fomenta la innovación y construye comunidades a las que todos pertenecen. A través de la acción colectiva, desde el cambio de políticas y el compromiso comunitario hasta el intercambio de voces de los refugiados, afirmamos que los refugiados no caen en el olvido, no están solos y no se quedan sin esperanza.
Las personas refugiadas necesitan nuestra solidaridad ahora más que nunca. Solidaridad significa mantener nuestras puertas abiertas, celebrar sus puntos fuertes y sus logros, y reflexionar sobre los retos a los que se enfrentan.
La solidaridad con las personas que se ven forzadas a huir también significa encontrar soluciones a su difícil situación: poner fin a los conflictos para que puedan regresar a sus hogares en condiciones de seguridad, garantizar que tengan oportunidades de prosperar en las comunidades que les han acogido y proporcionar a los países los recursos que necesitan para incluir y apoyar a la población refugiada.
¿Quién es considerado un refugiado?
Cada minuto, veinticuatro personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror. Hay varios tipos de personas desplazadas por la fuerza pero todas tienen algo en común. Conoce las denominaciones de manera más específica.
Refugiados
Los refugiados son nuestra principal prioridad y nos preocupamos por ellos en todos los rincones del mundo. ACNUR define a un refugiado a toda persona que debido a fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él.
Solicitantes de Asilo
Solicitante de asilo es quien solicita el reconocimiento de la condición de refugiado y cuya solicitud todavía no ha sido evaluada en forma definitiva. En promedio, alrededor de 1 millón de personas solicitan asilo de forma individual cada año.
Desplazados Internos
Las personas desplazadas internas no han cruzado las fronteras de sus países para buscar la seguridad. A diferencia de los refugiados, su huida se da dentro de su propio país. Si bien pueden haber huido por razones similares a las de los refugiados, los desplazados internos permanecen bajo la protección de su gobierno, aun en los casos en que el mismo gobierno se convierte en una de las causas de su huida. Como resultado, son de las personas más vulnerables del mundo.
Apátridas
Las personas apátridas no tienen una nacionalidad y pueden tener dificultades para acceder a derechos humanos básicos. Millones de personas alrededor del mundo se encuentran atrapadas en un limbo jurídico y no son consideradas como nacionales por ningún país afectando el disfrute de sus derechos básicos.
Retornados
Los retornados, o repatriados, son los que consiguen volver a casa, la mejor solución duradera. El regreso a casa concluye un tiempo a menudo traumático en el exilio. Puede pasar meses, años o incluso décadas después de que tuvieran que huir, y en ocasiones no llega a suceder del todo.
Campaña de la ONU
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967
Los refugiados se encuentran entre las personas más vulnerables del mundo. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967 constituyen los instrumentos legales únicos que amparan la protección internacional de los refugiados. Según sus provisiones, los refugiados merecen como mínimo los mismos estándares de tratamiento que el resto de extranjeros en un país y, en muchos casos, el mismo tratamiento que los nacionales.
La Convención de 1951, que define quien es un refugiado, contiene una serie de sus derechos y también pone de relieve sus obligaciones hacia el país de acogida. La piedra angular de la Convención es el principio de no devolución. De acuerdo con este principio, un refugiado no debe ser devuelto a un país donde se enfrenta a graves amenazas a su vida o su libertad. Esta protección no puede reclamarse por los refugiados que están considerados un peligro razonable para la seguridad del país, que hayan sido condenados por un delito particularmente grave o que se consideren un peligro para la comunidad.
Los derechos contenidos en la Convención de 1951 incluyen:
el derecho a no ser expulsado, excepto bajo ciertas condiciones estrictamente definidas;
el derecho a no ser castigado por entrada ilegal en el territorio de un Estado contratante;
el derecho al empleo remunerado;
el derecho a la vivienda;
el derecho a la educación pública;
el derecho a la asistencia pública;
el derecho a la libertad de religión;
el derecho al acceso a los tribunales;
el derecho a la libertad de circulación dentro del territorio,
y el derecho a emitir documentos de identidad y de viaje.
Algunos derechos básicos, incluido el derecho a ser protegidos contra la devolución, se aplican a todos los refugiados. Un refugiado adquiere el derecho a otros derechos cuanto más tiempo permanezcan en el país anfitrión, derecho basado en el reconocimiento de que cuanto más tiempo permanecen en calidad de refugiados, más derechos necesitan.
¡Añade tu foto en solidaridad con los refugiados!
En este preciso momento, un número sin precedentes de 100 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse por causa de la guerra, la violencia o la persecución. Este año, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha lanzado una campaña dedicada a crear un movimiento global de solidaridad con las personas refugiadas. Invitamos a todas las personas a subir su foto con nuestro lazo de solidaridad para mostrar que están #ConLosRefugiados en todo el mundo.