La obra coordinada por el profesor Ramón Guillermo Aveledo que recoge más de un centenar de discursos e intervenciones del expresidente como diputado y senador, fue presentada y bautizada en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, como contribución al estudio de la política venezolana, con motivo de los 100 años del natalicio
Luis Herrera Campíns, presidente democrático de Venezuela (1979-1984) que supo afianzar el carácter civil del poder frente a la crisis durante esos años, fue también un prominente parlamentario por el partido socialcristiano Copei que enalteció la política en el entonces Congreso de la República.
Su apego a la civilidad, su oratoria salpicada de humor y sagacidad, y su habilidad para la negociación ante las diferencias políticas son parte del fecundo legado contenido en 264 intervenciones, un centenar de las cuales han sido seleccionadas para el libro “Luis Herrera Campíns, Vida Parlamentaria” (tomo I y II), del profesor Ramón Guillermo Aveledo.
La obra fue presentada y bautizada en la Academia Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, en el contexto del centenario del nacimiento del expresidente.
El padre Luis Ugalde S.J., Individuo de Número de la Academia, tuvo a su cargo las palabras de acogida de la Corporación que preside el Dr. Rafael Badell, ante la presencia de académicos de las Ciencias Políticas, la Historia y la Medicina y de invitados especiales.
El acto del bautizo contó con la participación de Doña Betty de Herrera Campíns, viuda del expresidente, así como de hijos, nietas y familiares, en un clima de emotividad
y reconocimiento a la publicación de la obra que representa un aporte esencial para el estudio de la política venezolana y de la
institucionalidad republicana, una apreciación en la que coincidieron los académicos.
Homenaje a Herrera Campíns y al Parlamento
Ramón Guillermo Aveledo, quien también es Individuo de Número, agradeció a la Academia la presentación de la obra, en el recinto donde sesionó la Comisión Bicameral que elaboró el proyecto de Constitución de 1961. “Fue la más duradera y la menos irrespetada de nuestras leyes fundamentales”, indicó durante su discurso.
Explicó que la escogencia de la faceta parlamentaria de Herrera Campíns “es intencional”. Honrar la actuación del político, abogado y periodista, nacido en Acarigua, en plenarias de la Cámara de Diputados, en el Senado de la República y sesiones conjuntas del Congreso “es también un homenaje al parlamento” que como los otros poderes públicos, según dijo, ha sido eclipsado por el presidencialismo.
“La labor de los otros órganos del Poder Público nacional es subestimada y en la del Parlamento -Congreso durante 188 años, Asamblea en los últimos 25- lógicamente controversial, más allá de lugares comunes frecuentemente peyorativos, se omite el análisis riguroso, la evaluación de aciertos y errores, la valoración del papel cumplido”.
El académico hizo un recorrido retrospectivo de la vida parlamentaria de Herrera Campíns de “representar a todos y legislar para todos”, que comenzó en 1959 hasta 1978 cuando fue electo presidente.
“Fue orador punzante en la polémica y conciliador cuando la situación exigía acuerdos; de un líder de bancada que buscaba el éxito de los puntos de vista que sostenía y que también era capaz del entendimiento. Un parlamentario que ejerció sus mandatos con firmeza y con respeto por el adversario al que nunca consideró enemigo”, destacó.
Y con Herrera Campíns también enfatizó la importancia del Parlamento en el diseño institucional de la democracia.
“La contribución del parlamento a ese equilibrio necesario depende –nos recuerda sencillamente el maestro Duverger- de su autonomía”, dijo y resaltó como manifestaciones de esta la independencia de sus miembros y del funcionamiento en cuanto al gobierno de sus sesiones y sus órganos interiores, y la importancia real de control de la acción gubernativa y de reivindicación y oposición para reclamar, en nombre de sus representados.
“Los parlamentarios son –dice- una ‘oficina de reclamación’. Un parlamento verdadero que no es escenografía, decorado, tampoco coro”.
Tras describir el escenario del “viejo y hermoso Capitolio”, en cuyos jardines se encuentra la Plaza de las Leyes Fermín Toro, “símbolo del Diputado venezolano”, y la Plaza de las Letras Andrés Bello, senador de Chile que “tuvo que vivir y morir fuera de la Patria”, Ramón Guillermo Aveledo afirmó que a esa tradición de lo “afirmativo venezolano que diría Augusto Mijares, la de Bello y la de Toro, a esa tradición civil, civilista y cívica, pertenece Herrera Campíns”.
Extraordinario aporte sobre la democracia
En sus palabras de acogida, el padre Ugalde agradeció a la labor “paciente
y con visión” del académico Ramón Guillermo Aveledo, el “extraordinario aporte de Luis Herrera Campíns”.
“Este parlamentario de pura cepa fue en el Congreso Nacional voz elocuente del naciente socialcristianismo durante los veinte años de la refundación democrática venezolana”, señaló.
Se refirió al aporte de los colegios católicos, especialmente al larense de los Hermanos de La Salle, en el empeño en cultivar el compromiso ciudadano de responsabilidad cristiana en la construcción de un país democrático.
“Esos jóvenes que amanecían a la política, tomaron luego diversos caminos y marcaron rutas plurales con libertad y creatividad para una conciencia de
compromiso político”, dijo y citó a lasallistas como Luis Herrera Campíns y a varios de distintas generaciones y diferente filiación política como Gonzalo Barrios, Alirio Ugarte Pelayo, Ramón Escovar Salom y José Vicente Rangel, entre otros.
Luego de elogiar la “profundidad y agilidad intelectual del parlamentario en sus discursos dedicados al Centenario de la Federación o a la Independencia, seleccionadas en el libro, resaltó el humor y “la agilidad en la esgrima parlamentaria para debatir sin ofender al contrincante”.
“Celebro que esta Academia acoja este aporte en la actual coyuntura en que el país necesita activar sus mejores resortes y valores para reconstruir una democracia con verdadera vida política y social y auténtico espacio de encuentro de los millones que dolorosamente se tuvieron que ir del país, de los pocos que se atreven a levantar la voz y de los que solo pueden hablarnos con su elocuente silencio”, apuntó. “Gracias académico Dr. Aveledo”.