Archive for enero 29th, 2025

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Carolina Jaimes Branger: Hoy me siento judía

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

«Cada día, desde que visité Auschwitz por primera vez, he sollozado» Stuart Nichols

El próximo 27 se conmemoran ochenta años del día en que el Ejército Ruso liberó el complejo de campos de exterminio en el que se planeó y se llevó a cabo, de la manera más fría y calculada, más brutal y eficiente, uno de los peores genocidios que la humanidad haya conocido. Y hay que recordar para nunca olvidar.

Auschwitz fue el nombre que los nazis dieron al pueblo de Oswiecim, en Polonia, y en el que, en 1940, bajo las órdenes directas de Heinrich Himmler, jefe supremo de las temibles SS, se construyeron tres campos de concentración, trabajo y exterminio: Auschwitz, Auschwitz II o Birkenau, y Auschwitz III o Monowitz. Las estadísticas del número de muertos fueron destruidas por los nazis en su huida, al saber que los rusos estaban en Cracovia. Sin embargo, se calcula que murieron no menos de un millón y medio de personas.

En la entrada de Auschwitz hay una inscripción que dice: «El trabajo nos hará libres». Trágica ironía: sólo como consecuencia de trabajos forzados, más allá de lo que físicamente es capaz cualquier ser humano, murieron 340.000 personas.

Auschwitz fueron ejecuciones, torturas, golpes, hambre, enfermedad. Experimentos médicos con seres humanos, llevados a cabo bajo la dirección y supervisión de Josef Mengele, también conocido como el “ángel de la muerte”: congelamiento para causar hipotermia, calentamiento para producir hipertermia, tolerancia de fármacos, esterilización, cirugías, heridas traumáticas. La magnitud del horror de Auschwitz quizás pueda entenderse bajo la realidad de que los más “afortunados” fueron los que murieron más rápido.

En Auschwitz se salvaron unas mil personas gracias al alemán Oskar Schindler, quien, con la excusa de llevarse mano de obra para sus fábricas, le devolvió a ese grupo de personas no solo la vida, sino la oportunidad de recuperar la fe en el ser humano.

El presidente Dwight Eisenhower, desde que visitó el primer “campo de horror”, como adecuadamente los llamó, se propuso testificar sobre lo que allí había sucedido, en caso de que surgiera la creencia, o que alguien pudiera afirmar que las brutalidades que allí se cometieron jamás sucedieron, o que eran simple propaganda. De hecho, hay grupos dedicados a desmentir las historias de desolación, tragedia y muerte de estos campos. Por fortuna, no son muchos.

Hoy me siento judía. Me siento judía para llorar con los judíos, y con todas las personas de buena voluntad, por las matanzas de los inocentes, judíos y no judíos, que ocurrieron en Auschwitz.

Me siento judía para unirme a esta conmemoración. Los rehenes de Hamás están en una situación similar… No debería haber más Auschwitz en la historia.

 

Carolina Jaimes Branger

@cjaimesb

El Debate: Donald Trump

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

Donald Trump
Donald Trump

Donald Trump

 

A las seis de la tarde de hoy (hora española) toma posesión por segunda vez como presidente de Estados Unidos, en un Washington congelado por un frío polar que ha obligado a celebrar la ceremonia de jura en el interior del Capitolio. Lo hace con 78 años y tras rubricar una proeza política única: recuperar el poder contra la presión del «establishment» y habiendo sido víctima incluso de dos intentos de atentado. Trump 2 anuncia medidas inmediatas contra la inmigración ilegal y combatirá la ideología woke que había impregnado Estados Unidos en los últimos años. Además, defenderá la causa provida y ha prometido intentar poner fin rápidamente a la guerra de Ucrania (su huella está ya en el acuerdo que han alcanzado Israel y Hamás este fin de semana). Más inquietante para Europa puede ser su giro proteccionista en economía. Si logra ser un presidente más integrador que en su primer mandato, Trump puede sorprender a sus críticos.
Noticias sobre El Debate - Dircomfidencial

Mibelis Acevedo Donís: El desafío de lo improbable (I)

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

El peligro de suscribir la apuesta a un futuro sin condicionantes es bregar con las coordenadas siempre resbaladizas, siempre inexactas del no-lugar, la espera inacabable

Insatisfacción, temor y expectativa de cambio, confianza en el logro que la realidad vuelve huidizo, transformación desde lo improbable. Si una noción plantea un juego de espejos en el que la política se reconoce y cuestiona a la vez, es la esperanza. Aunque frente al tópico de la esperanza política suele oponerse una visión descarnada del poder, no se puede negar que esa simbiosis se hace muy nítida, por ejemplo, no sólo en medio de grandes crisis históricas, sino -como bien saben los expertos en comunicación política- en los momentos electorales. El ciclo de la espera, la conexión emocional entre el político y sus anhelantes audiencias sella entonces el pacto de la eventual representación. Uno que antes ha exigido fiarse de las grandes promesas y utopías, y trascender esa mirada desencantada sobre el presente que en ocasiones ataja la evolución.

Abrazando esta suerte de fe que se planta ante la dificultad evidente, esta confianza en que el ideal contiene una faceta realizable, los individuos se animan a hablar, a construir redes, juntar fuerzas y cambiar, cambiar lo que les resulta defectuoso, nocivo o inadmisible en una coyuntura singular y única. Por supuesto, es justo recordar lo que advertía Betancourt: en la historia no se producen milagros. Son esos mismos sujetos los que, anticipando consecuencias, “actuando de acuerdo con la circunstancia y fijándose metas claras, conducen la historia”. Sin embargo, sospechamos que plantarse con tal audacia ante el determinismo involucra también esa clase de apuesta a priori en las propias capacidades que hará creíble la eficacia de decisiones y planes más ambiciosos.

Ahora, “¿qué es lo que moviliza el apoyo masivo? No se puede decir que sea el grado de opresión (…) Con mucha frecuencia la represión aguda funciona, impidiendo que los menos audaces estén dispuestos a participar activamente en el movimiento (…) No, lo que moviliza a las masas no es la opresión, sino la esperanza”. A partir de una evaluación crítica sobre los fracasos de la experiencia socialista del siglo XX, y asociando la acción transformadora de los sujetos sociales al momento de crisis terminal y bifurcación, Immanuel Wallerstein afirmaba por su parte que el motor de la movilización humana reside en la esperanza, incluso frente al riesgo de enfrentarse al propio poder constituido. En clara sintonía con Ernst Bloch y su “principio esperanza”, Wallerstein advierte que la tarea no es hacer utopía sino “utopística”. Mientras define la primera como “sueños del cielo que nunca pueden existir en la tierra”, percibe en la utopística “una serie de evaluaciones sobre alternativas históricas, el ejercicio de nuestro juicio como racionalidad sustantiva en torno a sistemas históricos alternativos posibles”.
Recomienzo y metamorfosis

Reflexionar sobre el rol de la esperanza en el devenir político lleva así a distinguir entre las dinámicas de continuidad y ruptura, entre aquello que habla del paso de lo normal a lo excepcional, y viceversa. En respuesta a tal necesidad y ante lo que aparece como probable -esto es, la desintegración implícita en esas rupturas- el padre de la teoría del pensamiento complejo, Edgar Morín, opone una singular contracara. Hablamos de “lo improbable, aunque posible”, que es la metamorfosis. La inducción del futuro que considera el impacto de los azares decisivos y de la creatividad, del surgimiento de lo nuevo en los procesos en curso, es lo esperanzador, porque emerge como alternativa al determinismo de la disolución. De allí esa expectación que cobra carne y nervio en medio de la desesperanza. La creencia de que una transformación radical -similar a la de la oruga amarrada a tierra, presta a licuarse en la crisálida, deshecha y recompuesta para dar paso a la criatura alada- dotaría al ser humano de nuevos recursos para superar lo que debe ser superado. Así, afirma el francés, el decrecimiento de lo que contamina y destruye, al tiempo que el crecimiento de lo que salvaguarda y regenera, es un esbozo de solución racional para la contradicción.

Nuevamente, no se trata de extraer soluciones milagrosas, ajenas a los recursos y capacidades disponibles -de otro modo se estaría impugnando de plano a la política-; sino pensar el mundo por venir, “enunciar una vía política de salvación pública” a partir de una doctrina del desear vivir y del revivir que nos libre de una “inhumanidad tranquila”, de la apatía y la resignación, como también apunta Morin en la obra que desarrolla junto a Stéphane Hessel. Esto es, buscar formas saludables de ser optimistas que apelan a esa virtud de lo imprevisible. “No pidamos a la política que exorcice la angustia humana. No le corresponde a la fe política encargarse de la salvación religiosa”.

Y es que aun considerando el poder movilizador que, no por casualidad, pensadores asociados al posmarxismo atribuyen a la esperanza, germen y sustento de estas “utopías posibles” (paradójicamente, fue el fracaso del propio marxismo lo que agotó el pensamiento utópico) conviene alertar sobre la distorsión que dicha creencia pudiera entrañar. Esto es, el tipo de esperanza que invocan ciertos diletantes, rabiosamente distanciados de la ética de la responsabilidad. Una que al desmerecer la naturaleza de los medios para alcanzar un fin, sería también portadora de manipulación, engaños y deletéreas artimañas.

Trampas y expectativas

La historia nos enseña que esa esperanza sin racionalidad puede incluso desembocar en tragedia. El mito del triunfo del progreso ascendente que propagó el idealismo romántico, triunfo predeterminado por «leyes» o producido de forma automática, no ha dejado de chocar estrepitosamente con la realidad. “La historia conoce bifurcaciones aleatorias. Muchos progresos pueden determinar regresiones y viceversa”, recuerda Morín. La fórmula del optimismo-esperanza que aplica al cambio político requiere entonces ser depurada de euforias nocivas e ingenuidad, compensada con ingentes dosis de “pesimismo de la inteligencia” a fin de que promueva verdaderas capacidades para “voltear al mundo”, como sugiere John Holloway.

De modo que atender a esa razón práctica que pone orden en la acción política, obliga a no dejar de lado a la prudencia: cualidad que, lejos de operar como anuladora del conatus, del impulso de vida, del rehusar y crear, sirve para moderar esa pasión que tiende a hundirnos en la simple embriaguez. El peligro de suscribir la apuesta a un futuro sin condicionantes es bregar con las coordenadas siempre resbaladizas, siempre inexactas del no-lugar, la espera inacabable. La política, en todo caso, amén de despertar entusiasmo y revertir la desesperación, debe estar comprometida con tiempo y espacio, con una razón finita; y procurar el arribo a buen puerto, portar llaves y cuñas que destraben puertas y amplifiquen la posibilidad de lo improbable.

Mibelis Acebedo Donís

@Mibelis

¿Estadista o dictador?

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

¿Qué sentirán, en sus inquietas tumbas, los Padres Fundadores? Ellos, que estudiaron minuciosamente a la república romana para prevenir la concentración de poder en una sola persona, estarán preguntándose qué detalle de su legado falló para que hoy su creación pudiera tomar el rumbo de su desdichada predecesora, destruida, tras quinientos años de expansión, por un dictador.

Alguien preguntó a Benjamin Franklin: ¿Seremos una monarquía o una república? Famosamente, respondió: “una república, si sabemos mantenerla”. Se ha mantenido por dos siglos y medio. ¿Se mantendrá ahora? Probablemente sí, pero no deja de ser inquietante la llegada a la Casa Blanca de un presidente que no disimula su talante autoritario ni su simpatía por varios dictadores. No falta quien lo vea como el líder realista, claro y firme que exigen estos tiempos confusos y riesgosos, el hombre que mantendrá puertas adentro y defenderá puertas afuera los valores de la república, la democracia, la ley y la libertad. Parece altamente improbable.

La figura del dictador es igualmente romana, con un sentido distinto al actual. La República le confería poderes absolutos por seis meses y solo para casos de peligro excepcional. El arbitrio funcionó en muchas ocasiones hasta que apareció el temible Sila. Militar aristócrata, vencedor de diversas guerras, fue nombrado dictador, restauró los fueros del Senado frente a los tribunos del pueblo. También perpetuó la dictadura, promovió que le dijeran “Nuevo fundador de Roma”, proscribió y reprimió salvajemente a sus enemigos. Si bien se retiró para escribir sus voluminosas memorias, el precedente quedó inscrito como una profecía: en 44 a. C. César sería el dictador perpetuo, amado por el pueblo.

Comparar a Trump con César sería una blasfemia. Recuerda un poco a Sila. (Sin sus talentos: Trump ha vejado la memoria de los soldados caídos en la Segunda Guerra Mundial. No sé si ha hojeado un libro, ni siquiera el publicado con su nombre). Es el defensor de los oligarcas que muchos electores ven como el caudillo del pueblo. Es el “Nuevo fundador de Estados Unidos”. El poder que detentará es inmenso. El Partido Republicano lo obedece casi ciegamente y controla ambas cámaras. La Corte Suprema está en manos de ministros conservadores. Se ha mofado de las leyes y ha lanzado amenazas contra jueces, políticos y medios que le han sido adversos. Amnistiará a los golpistas que azuzó el 6 de enero de 2021. Trump, en una palabra, no cree en los valores cardinales de Estados Unidos. Trump cree… en Trump.

No es la primera vez que un caudillo populista aparece en la escena americana. En el siglo XVIII se dio dos veces el fenómeno del “Great Awakening”, movimientos populares ligados a figuras mesiánicas. Ya sin esas tonalidades religiosas sino como abanderados del pueblo frente a las élites políticas y económicas, hubo al menos dos personajes carismáticos en el siglo XIX y principios del XX: Andrew Jackson (presidente de 1829 a 1837) y William J. Bryan, candidato que electrizaba a las masas con sus diatribas contra los barones de la Gilded Age. En el siglo XX, el péndulo del populismo osciló a la extrema derecha con dos candidatos presidenciales: el pronazi Charles Lindbergh (1940) y el gobernador racista de Alabama George Wallace (1968).

Medio siglo después, llegó el presidente y mandó a parar. Ahora The Apprentice ha pasado de la pantalla a la realidad y su protagonista decreta a medio mundo: “You’re fired”. Muchos lo ven como el líder del nuevo “Great Awakening”. También él se ve así: “No se preocupen, mis queridos cristianos –dijo recientemente a un mitin de evangélicos–, en cuatro años ya no necesitarán votar”. ¿Puede un personaje así volverse un estadista? Difícilmente.

A veces la mejor escuela de la democracia es la dictadura. No será, pienso, el caso de Estados Unidos. Quizá figuras como Marco Rubio actúen como un contrapeso racional. Además, la historia es destino. Resistirá la prensa, algunos medios y redes sociales. Existe la oposición, pero para ser competitiva deberá encontrar nuevos liderazgos, deslindarse del fanático movimiento woke y otros lastres ideológicos. Si lo hace, tal vez siga contando con la mitad del electorado que no votó por Trump. Y en dos años habrá elecciones legislativas en las que el péndulo suele girar.

En 2026 Estados Unidos conmemorará el 250 aniversario de su independencia. Si reivindica a sus Padres Fundadores, la república americana tendrá mejor suerte que la romana.

 

 Enrique Krauze

 

Orlando Viera-Blanco: Deja salir tu luz…

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

…“Tuve el privilegio de decirle a @MariaCorinaYA: “tú eres luz. Déjala salir de tu corazón. Y le envié algunas notas de Williamson: No es nuestra oscuridad la que más nos asusta, sino nuestra luz. Y brotó su luz, inmensamente”

La crisis política, social y económica que enfrenta Venezuela necesita un cambio urgente y profundo. Para que este cambio sea genuino y duradero, el liderazgo debe trascender a la lucha política tradicional y la comunidad internacional debe renovar las categorías tuteladas de intervención, prevención y prevención.

La democracia se fundamenta en valores éticos por lo que luchar para recuperarla demanda una inmensa dosis de desprendimiento y nobleza. La emotividad que ha despertado María Corina Machado llegó a los sentimientos más profundos del pueblo. Pero necesita un apoyo adicional: una coalición exterior real, operativa, ejecutiva.

El liderazgo ético: Integridad y el reconocimiento del otro

El reconocimiento mutuo es clave. Venezuela producto de una era de movilización urbana meritoria pero no cuentadante, clientelar y desordenada, generó un rompimiento social sensible. Los movilizados que aprovecharon oportunidades y prosperidad, poco o nada contribuyeron con los no movilizados. Esa Venezuela de la gran Mariscal de Ayacucho, de ascenso social, de Juan Bimba a apóstol y magnate, disfrutó sus avances pero poco fue obligada o emplazada a colaborar con su propio barrio. No porque no lo quisieran sino porque no fuimos educados para ello. El diseño de un estado paternal, saudita y devorador, asumió el monopolio de la riqueza, el reparto y la ilusión de logro.

En Orgullo y Prejuicio, Elizabeth Bennet y Mr. Darcy representan dos caminos hacia el reconocimiento personal y la reconciliación social. Ambos personajes deben confrontar sus prejuicios y reconocer la dignidad y el valor del otro. Este aspecto resume en gran medida nuestra historia de omisiones y rechazos sociales donde nacieron los barros que trajeron los lodos.

Para construir relaciones basadas en el respeto y la equidad es necesario horizontalizar esas relaciones. Es crear un nuevo orden social con sentido de justicia y corresponsabilidad ciudadana. En las escuelas no sólo debemos aprender a escribir, sumar y restar., también se debe enseñar a sentir, amar y cuidar al otro, a compartir y sensibilizarnos por las carencias del prójimo, a no ser indiferentes ante la desigualdad. Nuestra visión es que “tu problema no es mi problema”, son barros que convierten tierra fértil en movediza y mísera.

El bipartidismo convirtió la renta petrolera en borrachera democrática. Y llegó la revolución bolivariana a embriagarnos de colectivismo utópico y redentor, bajo la tejida de la lucha de clases. Resultado: polarización, anomia, violencia y hambre. La ansiedad por controlar el poder, el presidencialismo iracundo y la fascinación por el beneficio derivado de la mordida con el estado. Un Estado formador de un hombre pobre-rico, que no suda sino chupa, bebe, coopera y muerde a la vez.

Un liderazgo ético en Venezuela debe partir del reconocimiento de la dignidad de todos los ciudadanos. Dignidad que es respeto por la realidad del otro, buena o mala. Dignidad por el trabajo, el estudio, el emprendimiento. Dignidad independiente de ideologías, clase social o experiencia previa. Un líder ético demuestra transparencia y determinación en combatir la corrupción y promover un modelo de gobierno inclusivo, productivo y competitivo. Es usar el poder para el bien común, no para camaradas. Es compartir responsabilidades entre Estado y ciudadanos.

La verdadera épica: La lucha por la transformación

Jane Austen [orgullo y prejuicio] es conocida por su sutileza y aguda crítica social. Introduce en su obra elementos de superación que resuenan con una épica social. El viaje emocional y moral de sus personajes es una forma de heroísmo cotidiano que transforma las dinámicas sociales. En Venezuela el cambio de régimen no puede limitarse a una victoria política, debe ser una epopeya que movilice a la población hacia la construcción de una sociedad más inclusiva, próspera y tolerante.

Un liderazgo ético debe crear una visión de futuro en la que el pueblo se vea reflejado. La versión impertérrita del socialismo latinoamericano es riqueza súbita y fácil a cambio de obediencia, control estatal y dependencia. El activismo partidista, al decir de Orwell, no es herrar las orejas de los cerdos y ponerlos en la granja. La sociedad debe organizarse en movimientos sociales y darle un libro a cada niño, enseñarle a visitar o salir del barrio con un trozo de pan y de esperanza, una luz de que a mi tú me importas. No nacemos ricos ni con derecho a serlo. Nacemos libres con derecho a trabajar [lo].

Al igual que Elizabeth Bennet, es necesario superar los convencionalismos sociales y adaptarlos a nuestro tiempo. Necesitamos un liderazgo que identifique muestras históricas carencias grupales. Es dejar de hablar mal y hablar bien, o hablar menos y hacer más. Es migrar nuestra relación parasitaria con el Estado a una relación productiva y autónoma. Es subirle el telón a ese imaginario de creernos ricos y poderosos [tara petrolera] reconociendo que nuestra riqueza es nuestro mestizaje, nuestra cultura, nuestra diversidad, nuestro gentilicio.

La emotividad como motor del cambio

En Orgullo y Prejuicio las emociones impulsan los conflictos y, eventualmente, la reconciliación. Las relaciones humanas se transforman cuando los personajes permiten que sus sentimientos, como el amor y la humildad, reemplacen al orgullo y la soberbia. Un cambio de régimen en Venezuela requiere un liderazgo que conecte emocionalmente con la población y corte la maldad. Es tiempo de acabar con el paradigma del explotador vs. explotado. No todo chavista es malo. No todo opositor es malo. Venezuela no merece lo que padece. No estamos condenados al fracaso. Es tiempo de interpretar los nuevos tiempos: la libertad no es una concesión, es un derecho natural inherente al hombre.

El enfoque emotivo es lograr una conexión auténtica con nuestras virtudes. Es disipar los miedos de la gente adoptando una actitud positiva, luminosa, solidaria, que inspire confianza y empatía, que une a un pueblo dividido, tal como Elizabeth y Darcy, quienes logran superar sus diferencias a través de un entendimiento profundo y noble. El pueblo venezolano necesita reconciliar su pasado con su presente. Construir un país bueno basado en la esperanza compartida, que en esencia, es un llamado a la grandeza moral.

Mandela y Marianne Williamson: la luz eres tú

La lucha contra la opresión ha sido una constante en la historia de la humanidad. De los movimientos de liberación africana liderados por figuras como Nelson Mandela, pasando por las primaveras árabes, la caída del telón de acero, hasta los desafíos democráticos en Latinoamérica, la sociedad venezolana tiene el reto de amalgamar una fuerza transformadora y renovadora. Es momento de ciudadanos, no de partidos. Es horizontalizar.

Marianne Williamson, en su obra Mi miedo más profundo, nos recuerda que la verdadera grandeza de un ser humano radica en abrazar su luz, su humildad y su belleza interior. Estas ideas pueden aplicarse para entender cómo las virtudes de la sociedad venezolana pueden ser el motor de cambio profundo hacia la libertad, como ocurrió en Sudáfrica con el fin del apartheid.

Alguna vez tuve el privilegio de decirle a Maria Corina: “tú eres luz. No le temas a tu brillo. Déjala salir de tu corazón. Y afectuosamente [2011] le envié algunas notas de Marianne Williamson inspiradoras del discurso de toma de posesión de Mandela en 1994. “No es nuestra oscuridad la que más nos asusta, sino nuestra luz”. Y brotó su luz, generosamente.

Este llamado a reconocer y abrazar nuestro poder interior resonó en los movimientos inspirados por Nelson Mandela, quien pasó 27 años encarcelado sin permitir que la desesperanza apagara su visión de un país libre y unido. En Venezuela, Maria Corina le ha enseñado a la gente que la luz les pertenece. Luz que es resiliencia, creatividad, resistencia; amor por encima del odio, fe por encima de la arenga. Luz que también brilla en muchos de nuestros líderes, y que injustamente destruimos atrapados en la intemperancia y la frustración.

A lo largo de los años hemos demostrado que en medio de la oscuridad podemos encontrar formas de organizarnos, protestar pacíficamente y soñar con un futuro mejor. Así como Mandela y sus seguidores lucharon por el fin del apartheid confiando en la justicia de su causa, los venezolanos somos luz colectiva con poder para derribar las barreras del autoritarismo. Reconocer esa luz no es un acto de elevancia sino de responsabilidad.

La humildad es la virtud central en la filosofía de Williamson y en la lucha de Mandela. En Mi miedo más profundo, Williamson señala que nuestra luz no está destinada a eclipsar a otros, sino a inspirarlos. Nuestra fuerza inspiradora va más allá del líder. La inspiración somos cada uno de nosotros. Mandela demostró la humildad al promover la reconciliación nacional en lugar de la venganza. Su capacidad para tender puentes entre opresores y oprimidos permitió a Sudáfrica avanzar hacia una democracia inclusiva.

La primavera viene. No juguemos a ser pequeños…

A lo largo de la historia, los movimientos populares han dado lugar a transiciones políticas significativas, conocidas en muchos casos como “primaveras”. Desde la Primavera Árabe en el Medio Oriente y el norte de África hasta las revoluciones de Europa del Este en el siglo XX, estos momentos han sido catalizadores de cambios profundos en regímenes autoritarios. ¿Puede una “primavera política” ser posible en nuestro país?

Las primaveras políticas suelen tener ciertos rasgos en común: nacen de un hartazgo popular frente a la opresión, la desigualdad o la corrupción, y están impulsadas por un deseo colectivo de libertad y justicia. La Primavera Árabe (2010-2012) es un ejemplo paradigmático. En países como Túnez y Egipto, el descontento social, unido a la capacidad organizativa de la ciudadanía, logró derrocar regímenes autoritarios y abrir el camino hacia transiciones democráticas (aunque no siempre exitosas). En Europa del Este, las revoluciones pacíficas como la Revolución de Terciopelo en Checoslovaquia (1989) fueron impulsadas por el poder de la sociedad civil y la resistencia no violenta. Estas experiencias enseñan que una primavera política requiere no solo indignación popular, sino también una narrativa común, estrategias claras y una red sólida de actores comprometidos con el cambio.

Venezuela comparte algunos de los factores que propician una Descontento masivo: i.-Décadas de crisis económica, hiperinflación, corrupción y violaciones de DDHH han generado un profundo descontento entre los ciudadanos. ii.- Movilización ciudadana: Las protestas de 2014, 2017 y las movilizaciones de 2019 son ejemplo de la voluntad popular de exigir cambios. A pesar de la represión, el pueblo venezolano ha demostrado una notable capacidad de organización y resistencia. La fragmentación de la oposición y la cooptación de instituciones por parte del régimen han dificultado la articulación de una estrategia unificada. III.-Un contexto internacional cambiante: Al igual que ocurrió en otras primaveras, el apoyo internacional es crucial. Pero debe evolucionar conceptos.

La historia libertaria de Venezuela nos ofrece lecciones importantes para pensar en una primavera política: I.-Unidad en la diversidad. ii.- Resistencia prolongada. iii.- Visión de futuro: conocimiento, tecnología, productividad, descentralización estatal, comunicación y EDUCACIÓN.

Uno de los grandes desafíos es la intervención de una comunidad internacional más creativa, revolucionaria y atrevida. Es comprender que no solo la guerra, el genocidio, la catástrofe social o natural justifican la intervención humanitaria. Es aceptar que la justicia penal internacional también debe obedecer a principios éticos que no pueden subordinar la justicia al veto de un consejo de seguridad o a la justicia totalitaria.

Estamos a pocos momentos de una primavera histórica, luminosa. Como se cuestionó Marianne Williamson: “¿Quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo […] El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras. Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros. No solamente en algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno. Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.»

Deja salir tu luz, contagia tu gloria, no temas, no juguemos a ser pequeños…no sirve al mundo.

 

Orlando Viera-Blanco

@ovierablanco
Presidente de Venamerica

María Alejandra Aristeguieta:Transición y el Principio de la Responsabilidad de Proteger de la ONU

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

En los últimos días, diversos analistas han planteado la necesidad de una acción de fuerza para desalojar a Maduro de Miraflores, considerando que el 10 de enero decidió, una vez más, usurpar el poder. Estos argumentos recurren a fundamentos del derecho internacional en el sistema multilateral o regional, invocando tratados o cláusulas para justificar tal acción. Sin duda, este tema suscita un debate sobre su pertinencia y conveniencia ética y geopolítica, especialmente en cuanto a su posible impacto humanitario en la población venezolana.

Dentro del sistema de Naciones Unidas existe un principio que ha sido mencionado en varias oportunidades. Si se emplea adecuadamente podría ser una herramienta a disposición de la Venezuela democrática y de los países que apoyan el retorno de la democracia en el país. Además, este principio permite que los Estados puedan apoyarse en el sistema multilateral para respaldar a los venezolanos de manera legítima.

El Principio de Responsabilidad de Proteger (R2P) surgió en la ONU durante los años noventa, formulado como respuesta a las atroces violaciones de derechos humanos ocurridas en esa década, como el genocidio en Ruanda en 1994 y la guerra en Bosnia entre 1992 y 1995, en particular, la masacre de Srebrenica. En estos casos, la comunidad internacional fue ampliamente criticada por su inacción. Un testigo de excepción, Diego Arria, entonces embajador de Venezuela ante la ONU y posteriormente asesor del entonces secretario general, Koffi Annan, describió la incapacidad de la organización para proteger a la población bosnia como un ejemplo de un organismo dedicado a hacer «autopsias» en lugar de prevenir atrocidades.

Kofi Annan tenía claro que los Estados poseen derechos, pero también responsabilidades internacionales. Annan buscó llevar esta idea a la práctica, estableciendo que la soberanía no sólo otorga derechos, sino también impone responsabilidades hacia las poblaciones dentro de las fronteras de los Estados. Así, el R2P se activa cuando los gobiernos fallan en su deber de proteger a la población de crímenes atroces como genocidio, crímenes de guerra, limpieza étnica o crímenes de lesa humanidad. Según Annan, la comunidad internacional tiene la obligación moral y política de actuar frente a estas atrocidades.

Liderado por Canadá y con la activa participación de ONG de derechos humanos y humanitarias, el R2P fue formalmente adoptado en la Cumbre Mundial de 2005. Los Estados miembros reconocieron su responsabilidad de proteger a sus poblaciones de los crímenes atroces mencionados. En caso de no cumplir con este cometido, la comunidad internacional debía actuar de forma pacífica mediante asistencia diplomática, apoyo en el cumplimiento de acuerdos internacionales de derechos humanos, cese al fuego, ayuda humanitaria, reinstitucionalización del Estado y justicia transicional.

Además, el acuerdo también preveía medidas colectivas, incluyendo intervenciones militares como último recurso. Posteriormente, bajo el mandato del secretario general Ban Ki-moon, se acordó que tales intervenciones debían ser autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Con el tiempo, la aplicación del R2P ha enfrentado varios desafíos. Por un lado, su evolución ha diluido su objetivo original, el cual buscaba establecer criterios operativos claros para la intervención colectiva y decisiva. La intervención en Libia (2011), bajo el paraguas del R2P, fue criticada por expandir su objetivo hacia el cambio de régimen, lo que, a los ojos de sus críticos, deslegitimó su uso y condicionó su aplicación posterior, como en el caso de Siria, donde el Consejo de Seguridad quedó paralizado por bloqueos políticos.

Además, el R2P ha sido cuestionado por el Sur Global como un pretexto para intervenciones unilaterales de Occidente, mientras que las poblaciones víctimas de crímenes atroces critican a la comunidad internacional, especialmente a las democracias occidentales y a la ONU, por su inacción frente a sus perpetradores.

En definitiva, lo que nació como un intento de equilibrar la soberanía estatal con la obligación de prevenir atrocidades masivas, ha visto su credibilidad afectada por tensiones entre ideales humanitarios y realidades geopolíticas afectando a la postre su credibilidad como mecanismo disuasorio. A pesar de ello, podemos decir que hoy en día, buena parte de lo que han hecho los Estados democráticos y los organismos universales y regionales en Venezuela, está enmarcado dentro del R2P.

Asimismo, todo lo que puedan hacer para garantizar una transición hacia la democracia también estaría enmarcado dentro del principio de R2P, porque, Maduro ha fallado en su responsabilidad de proteger a la población de su país, y la comunidad internacional tiene el deber de intervenir sin que necesariamente sea con una acción militar colectiva. Existen múltiples mecanismos diplomáticos, legales, económicos y humanitarios para apoyar a países como el nuestro, donde se cometen crímenes atroces. La eficacia de estas medidas depende de la voluntad política internacional, la coordinación entre actores y la aplicación coherente del principio que pueden ser más creativas, más sostenibles, y menos disruptivas que el uso de la fuerza.

Y en caso de que las acciones protectoras no sean suficientes, la comunidad internacional siempre tendrá la posibilidad de enfrentar el dilema de actuar decisivamente de manera militar y colectiva bajo el principio del R2P, o quedar paralizada por intereses geopolíticos del Consejo de Seguridad, poniendo a prueba, una vez más, la efectividad del R2P como mecanismo preventivo y disuasorio.

 

María Alejandra Aristeguieta

Ramón Guillermo Aveledo: El Juez

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

A Jorge Rosell, in memoriam

La probidad es consustancial a la responsabilidad de juzgar. El juez es probo o no es juez. La cuestión no es nueva ni menor. Es tan antigua como la vida humana en sociedad y tan relevante como la justicia que es base de la paz. En 1934, hace noventa años, el jurista quiboreño Tomás Liscano en su obra La Moral del Abogado y de la Abogacía, escribe que el abogado “para el cuidado y representación de los intereses privados” requiere por encima de todo, probidad, también diligencia y “odio absoluto a la prevaricación y demás triquiñuelas de mala ley”, pero si el abogado es juez debe “en gloria y mérito de la dignidad de su persona” elevar al máximo estas cualidades. En su caso, la imparcialidad es probidad, la diligencia consiste en la investigación de la verdad procesal y el repudio a la prevaricación lo es a la concusión, que es el delito de exención arbitraria por un funcionario público en provecho propio.

El 5 de Julio de 1993, siendo diputado al Congreso de la República, planteé que Venezuela reclama jueces confiables y no de confianza. Ese reclamo sigue vigente, creo que con más fuerza porque mayor es la necesidad por perentoria. Pero ¿acaso no es lo mismo confiable que “de confianza”? Pues no. La confiabilidad es el resultado objetivo de la concurrencia de varias condiciones. Ser “de confianza” es otra cosa. Tiene que ver con un vínculo no siempre confesable, con una relación amistosa, económica o política.

La confiabilidad de un juez depende de su idoneidad, es decir que es apto para juzgar. La idoneidad presupone la capacidad. Esto es conocimiento del derecho. Comprensión de la naturaleza humana y la realidad, así como serenidad y equilibrio en el juicio. También, por supuesto, de su imparcialidad, en cuanto ausencia de designio anticipado o prejuicio a favor o en contra. La imparcialidad, cómo no, es inseparable de la independencia que objetivamente es cuestión de institucionalidad y subjetivamente de entereza. El juez confiable por idóneo, capaz, imparcial e independiente, debe ser también honesto. Sinónimos de honestidad son rectitud, integridad, decencia.

La probidad del juez es, al final y desde el principio, todo lo contrario a la conducta corrupta. El principio de probidad tiene baremo práctico en la contribución del funcionario al bien común que es su deber.  Cuestión moral que dimana de la naturaleza misma de las cosas.

La Constitución de 1999 dibuja un sistema judicial y un juez, principalmente en sus artículos 253 al 261, las disposiciones generales del capítulo correspondiente. Independencia, ingresos y ascensos por concurso que garanticen “la idoneidad y excelencia”, imparcialidad.  Un diseño que de cumplirse nos podría ofrecer ese Poder Judicial confiable que tan crucial es para nuestro desarrollo como sociedad. Pero ¿y la realidad? Bueno, aunque no todos lo reconozcamos, todos sabemos que la realidad anda por otros lados, frecuentemente bastante distantes. He allí una tarea nacional que debería unirnos, por encima de diferencias.

En Venezuela hemos tenido jueces y juezas de esa calidad. No siempre y tampoco tantos como deberíamos. Uno de ellos recién falleció en nuestro natal Barquisimeto, su nombre es Jorge Rosell Senhenn. No lo digo por la amistad que nos unió ni por nuestra afinidad en la visión de la vida y del Derecho, sino por su vida limpia como persona, como jurista y docente, como juez y como ciudadano.

Su trayectoria cada vez más brillante de juez vocacional desde el tribunal paraguanero en Pueblo Nuevo, Distrito y Estado Falcón, Primera Instancia y Superior Penal en Lara, hasta alcanzar la magistratura en la Corte Suprema de Justicia según la carta de 1961 y el Tribunal Supremo en la actual, se nutrió siempre de su amor al estudio, su fe en el derecho como vía a la justicia, su conciencia social, su conciencia cívica y desde luego, la responsabilidad social y civil que deriva naturalmente de esa conciencia.

Además, lasallista y lisandrista, barquisimetano raigal, troncal y frutal, como del Parque Ayacucho. Maestro dentro y fuera del aula. Alma en las reconocidas Jornadas Domínguez Escovar junto a su mellizo jurídico-ético Ricardo Hernández Álvarez, con quien ya estará echando cuentos en las plazas de la eternidad.

 

Ramón Guillermo Aveledo

Ovidio Pérez Morales: Inteligencia como artificio

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

El tema de la inteligencia artificial está sobre el tapete de la actualidad y se inscribe dentro del cambio epocal característico de nuestro tiempo. El Papa lo abordó por cierto el año pasado en documento con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz.

Como ha sucedido en otros momentos de la historia, los saltos en el campo del desarrollo humano son interpretados por no pocos como conquistas del hombre y retrocesos en el reconocimiento de Dios como ser supremo creador y providente. Se reactualiza a Prometeo como autoafirmación del hombre frente -de modo independiente y beligerante- a lo divino. Ese personaje mítico robó el fuego a Zeus, a lo que siguió un terrible castigo; ya liberado, terminó siendo interpretado como dador del fuego, las ciencias y artes a los seres humanos como instrumentos de progreso. Y hasta de prometeicos, como liberación de dependencias trascendentes, llegan ateos y agnósticos a identificar los logros civilizatorios. Un antiguo escritor cristiano percibió esto y lo revirtió diciendo que la gloria de Dios es precisamente que el ser humano crezca.

El Génesis en su relato del pecado original narra, con peculiar vestimenta literaria, algo a propósito. El tentador invita a los primeros humanos a que se apropien de la ciencia por la cual habrían de ser como dioses, conocedores-determinadores del bien y del mal. Ello simboliza algo que atraviesa toda la historia humana: los celos del hombre ante la supremacía divina. Filosofías e ideologías de muy diverso género han tratado de sistematizar el drama, o, peor, la tragedia, que los griegos tradujeron en expresiva mitología. Un humanismo desconocedor o negador de Dios (ateísmo práctico y teórico), que en una forma u otra, tarde o temprano, como lo comprueba la historia, lleva al daño y negación del ser humano.

Antes de entrar en otros particulares podría decirse que la denominada inteligencia artificial antes que tal cosa es un arte-facto, un factum, producto del ars o tekné en cuanto capacidad operativa del ser inteligente que es el hombre. El referido documento de la Santa Sede asume la “inteligencia artificial” en perspectiva positiva de sentido doble y complementario. Por una parte, interpreta ese logro como exponente del desarrollo de las potencialidades de una creatura, que Dios hizo a su imagen y semejanza y a la cual encomendó un señorío servicial sobre el universo, dándole para ello capacidades particularmente intelectivas y volitivas, que se reflejan en los instrumentos (cosas, sistemas…) que el agraciado produce. Por otra parte, ofrece una serie de advertencias y orientaciones para que el arti-ficio sirva de verdad al desarrollo humano y no se convierta en male-ficio como bumerán dañino. Lo que el hombre idee, construya y maneje ha de serle factor de desarrollo, paz, justicia y libertad. La inteligencia humana trasciende el arti-ficio que construye: tiene como objeto-horizonte la verdad y el bien ilimitados y en cuanto facultad espiritual anida en un ser personal.

En esa perspectiva positiva se inscribe lo que el documento dice sobre la interdisciplinariedad:

“Una mirada humana y el deseo de un futuro mejor para nuestro mundo llevan a la necesidad de un diálogo interdisciplinar destinado a un desarrollo ético de los algoritmos —la algorética—, en el que los valores orienten los itinerarios de las nuevas tecnologías. [12] Las cuestiones éticas deberían ser tenidas en cuenta desde el inicio de la investigación, así como en las fases de experimentación, planificación, distribución y comercialización. Este es el enfoque de la ética de la planificación, en el que las instituciones educativas y los responsables del proceso decisional tienen un rol esencial que desempeñar” (Nº 6).

El ser humano ha de estar siempre pendiente de que el progreso no se le vaya de las manos. Con iguales material e ingenio puede construir medicamentos para curan y cañones para matar. Ya el Génesis habló de la ambivalencia de la herrería naciente (4, 19-24).

La inteligencia artificial como arti-ficio debe actuarse en la línea del desarrollo integral humano.

 

#23 de enero 1958:Culminación de años de lucha

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

Las dictaduras no surgen por generación espontánea, sino por debilidad de las instituciones del Estado, ambiciones dentro del sector político y militar y escasez de ciudadanos con principios y valores. Una vez que se instalan, derrocarlas no es asunto de una acción puntual sino un largo proceso de errores, aciertos, desencuentros y compromisos dentro del campo democrático. El derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez fue la culminación de una lucha iniciada en 1948.

La primera vez que tuvimos una elección universal, libre y secreta fue cuando elegimos a Rómulo Gallegos en febrero de 1948. Nuestro destacado novelista heredó una situación de confrontaciones por la inmadurez y sectarismo político del trienio anterior y, además, no era el presidente adecuado para ese momento, según afirmaciones de Rómulo Betancourt y de Carlos Andrés Pérez. Los partidos Copei y URD avalaron la intervención de los militares.

Militantes de Acción Democrática realizaron una resistencia heroica y violenta. El 12 de octubre de 1951 intentaron asesinar a los miembros de la Junta con una bomba; conspiraron con militares en septiembre de 1952 en la insurrección en la Base Aérea de Boca de Rio, y en la de octubre en el cuartel de Maturín, ambas con militares de menor rango. Aunque admiramos esos actos, es probable que esas acciones tuvieran el efecto de cohesionar a las Fuerzas Armadas y que estas apoyaran a Pérez Jiménez cuando se robó la elección para Asamblea Constituyente en diciembre de 1952.

En esa elección URD obtuvo la mayoría de diputados, pero Pérez Jiménez desconoció el resultado y desterró a Jóvito Villalba. Cabe mencionar que la dirigencia de AD en el exilio ordenó a sus militantes que se abstuvieran de votar, pero fue desobedecida. Pérez Jiménez fue electo presidente por un Congreso que le era incondicional. El partido Copei se mantuvo un tanto al margen y permaneció legalizado, aunque uno de sus principales líderes, Luis Herrera Campíns, fue exiliado y una media docena de dirigentes fueron detenidos.

La represión de la dictadura fue feroz en contra de dirigentes de Acción Democrática, del Partido Comunista y de militares. El número de exiliados era quizá no más de unos mil, principalmente dirigentes de AD y PCV, algunos independientes e intelectuales y un grupo de unos 20 militares. En 1955, el grupo de militares y civiles que estaba en Madrid promovió un movimiento de unidad. Luis Herrera Campíns manifestó que Copei no era un partido conspirador, quizá porque era el único que estaba legal y podría capitalizar los votos de la oposición en la elección a realizarse en 1957.

La Pastoral de monseñor Arias Blanco el 1 de mayo de 1957, la constitución de la Junta Patriótica, integrada por representantes de AD, Copei, URD y PCV, las acciones de los estudiantes el 21 de noviembre fueron hechos que debieron retumbar en los cuarteles. Pérez Jiménez no realizó la elección constitucional, sino que ordenó un plebiscito en diciembre que ganó con una descarada trampa, pero sus días estaban contados.

El 1 de enero de 1958, con la insurrección de la aviación liderada por el teniente coronel Martín Parada y la del cuartel Urdaneta encabezada por Hugo Trejo, evidenciaron el descontento militar. El manifiesto de intelectuales y empresarios el 14 de enero, la huelga y manifestaciones del día 21 precipitaron los acontecimientos. La Marina fue la primera en declararse en desobediencia, seguida de los oficiales de la Escuela Militar. Pérez Jiménez se quedó solo y tuvo que huir. El contralmirante Wolfang Larrazábal fue electo presidente de la Junta por ser el oficial más antiguo.

¿A qué se debió ese cambio de conducta de los militares ? Hay que entender que eran muy pocos los corruptos y, con excepciones, los ascensos eran por méritos. Esta situación les facilitó identificarse con el sentir del resto de la sociedad. Para que se produjera ese 23 de enero fue necesario que los partidos se pusieran de acuerdo y que los militares acordaran poner fin a la dictadura. La participación de pueblo fue minoritaria, pero relevante como detonante.

Hoy, la mayoría de los oficiales con rango superior son los últimos de sus promociones, muchos son corruptos, todos están vigilados y la estructura de la Fuerza Armada dejó de ser piramidal. Por eso han pecado por omisión. Sin embargo, hay 162 oficiales presos y muchos han sido dados de baja, lo que indica que hay descontento. Es más lógico contar con ellos que insistir en una incursión desde el exterior que es inviable e inconveniente porque cohesiona más a la Fuerza Armada a favor de Maduro. Recordemos que los coroneles Roberto Casanova y Abel Romero aplastaron la rebelión del 1 de enero, pero veinte días después le retiraron el apoyo al dictador. Hoy, tenemos que confiar en el liderazgo de María Corina y en nuestro presidente electo Edmundo González. No hay fecha para el cambio, pero de que viene, viene.

Como(había) en botica): ¿Debe Edmundo González juramentarse en el exterior? Dejemos que él y María Corina decidan. Lamento el fallecimiento de Marco Tulio Bruni Celli, destacado abogado, político correcto y excelente ciudadano. Sus libros sobre el 18 de octubre 1945 y sobre el 24 de noviembre de 1948 son de lectura obligatoria ¡Gente del Petróleo y Unapetrol lamentan el fallecimiento de nuestro compañero Emilio Cuauro ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

Eddie A. Ramírez S

@hotmail.com

Editado por los Papeles del CREM, el 20 de enero del año 2025. Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca. casablancaitalia@gmail.com

Nelson Chitty La Roche: Notas sobre la política y la personalidad del poderoso (2)

Posted on: enero 29th, 2025 by Adrian Gonzalez No Comments

 

“Un pueblo no tiene sino
un enemigo peligroso, su gobierno”
Antoine de Saint-Just

“Había soñado con una república venerada
por el mundo entero. No podía creer que
Los hombres fuesen tan feroces y tan injustos”

Citados por José Tomás Esteves Arria, el 11 de enero de 2025, como acápite de un artículo publicado en El Nacional titulado “Un déficit fiscal fue la causa fundamental que hizo estallar la Revolución francesa”

Vivimos tiempos inciertos. Nuestra Venezuela percibe una confrontación entre lo que se tiene y no se quiere y aquello que queremos y no hemos podido lograr. Hay, sin embargo, conciencia de ello. El tránsito en ese escenario nos ha traído, tal vez, a la mayor crisis de nuestra historia. No parece haber una salida racional y pacífica. Rige el autoritarismo ideologizado y peligrosamente pragmático.

Es una suerte de parto histórico de la nación, cuyo trabajo se ha alargado tanto que hace temer por la vida de la criatura. La violencia se “normaliza” en la forma y en el fondo. La llama de la república vacila, titubea, se apaga y los derechos humanos y ciudadanos simplemente palidecen o desaparecen.

El Estado se descolora de tal manera que solo pareciera haber un afán que gobierna por la fuerza de una estructura que si bien antes fue cívico-militar, con predominio alternado, ahora luce simplemente policial. Todos e incluyo a la cúpula, están vigilados y son para comenzar, no inocentes, sino sospechosos a los cuales, profilácticamente, hay que imputar. La purga como política se afinca en la justicia que administra todas las injusticias.

¿Cómo llegamos a esto? Instaurando una democracia delegativa de un lado, para lo cual el emergente hegemón inficionó de personalismo y demagogia al sistema que circunscribió, además, al mismísimo cuerpo político; ese que se le enajenó y lo convirtió en una divinidad que se permitía cualquier cosa y no exagero.

Repartiendo prebendas, canonjías, bonos y colocando a los uniformados o a los afectos más conspicuos, familiares y amigos, en posiciones para la práctica del peculado impune, se agrupó a los que sostuvieron el proceso y la metamorfosis de un Estado “ex ante” con poderes contralores, más o menos eficientes, y “ex post,” una entelequia de ineptitud consagrada y ontológicamente corrompida.

En Venezuela, Chávez al inicio y luego Maduro, contaminaron la institucionalidad, los cuerpos intermedios y la sociedad civil y la estructura orgánica del Estado, haciendo unas alianzas clientelares que, si bien los sostuvieron y mantienen en el poder, han corroído inmisericordes todo. Insisto una vez más, desrepublicanizados, desconstitucionalizados, desinstitucionalizados y desconvencionalizados, estamos a merced de lo que Luigi Ferrajoli llamaría “poderes salvajes”.

Resalto un hecho, a mi juicio indubitable: la institución requiere del actor del liderazgo, del príncipe para realmente ser. De allí que si la voluntad del poderoso no coadyuva, el órgano amenaza con tomar el camino del abuso, la desviación o el exceso, impajaritablemente.

Ferrajoli, lo parafraseo otra vez, advierte que hay una tendencia patológica en el poder. Se trata de querer más poder, pero sobre todo para librarse del Derecho. Obviamente, si hay Derecho hay límites y el poder mientras más avieso y corrompido, quiere más amplitud de acción y rechaza agudamente los guardarraíles constitucionales y legales.

¿Putin y Xi Jinping? ¿Qué significan y qué podemos esperar de ellos? ¿Qué le pasó a Chávez? ¿Qué le pasa a Maduro? ¿Cuáles son las consecuencias? El asunto se convierte, al problematizarlo para comprenderlo, en una aporía trágica. Civilización es control del poder y en caso contrario es barbarie y de allí no es difícil inferir lo que tendremos como producto.

La democracia ha sido y será la víctima con tonalidades propiciatorias. El favorecido en el juego democrático es a menudo quien jugará las cartas del populismo para derivar hacia el autoritarismo. La experiencia de Hugo Chávez es muy clara al respecto y “mutatis mutandis” así pasa y pasará, como siempre dijimos, con Donald Trump.

La democracia, es fundamental apreciarlo y valorarlo, requiere de probidad y la susodicha suele mostrarse a lo largo del devenir existencial de cada uno y de cada cual. Supone la honradez, un desempeño ético, en lo privado, pero especialmente, en cuanto a la actuación pública, antes los conciudadanos, condiscípulos y correligionarios. Si examinas a Perón, a los Kirchner, a Chávez, a Maduro, a Ortega o a Evo Morales, al mismo Trump, encontraremos en sus ejecutorias previas a la asunción al poder por vía democrática, un amplio prontuario de decisiones, expresiones y conductas típicamente antidemocráticas, para empezar por ahí y algunos más que eso, tipificadas. Empero, fueron electos y algunos idolatrados; además, lo que no los restringió para usar y abusar del poder sistemáticamente.

El fin de las democracias no es ahora, únicamente, con los golpes de Estado, por la fuerza y cruentos. También y quizá sea la nueva tendencia y la mayoría de los episodios recientes, es la conducta cínica, caprichosa, inescrupulosa del liderazgo pragmático y amoral del protagonista que llega además por vía democrática.

Cabe leer y recomiendo hacerlo, un texto titulado Cómo mueren las democracias de Steven Levitsky & Daniel Ziblatt, editor digital, e Pub, r1.0 Titivillus, 06.04.2019.

 

Nelson Chitty La Roche

nchittylaroche@hotmail.com
@nchittylaroche

 

 

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