Los venezolanos salieron a las calles y plazas el sábado 17 en una protesta mundial que ratifica la voluntad de reclamar la victoria en las elecciones presidenciales del 28 de julio, una victoria para alcanzar la libertad y recuperar la democracia.

Los venezolanos están presentes en un centenar de países como consecuencia de una diáspora nunca vista en la historia del país. A la amplísima mayoría de quienes viven en el extranjero le fue impedido el ejercicio del derecho al voto, pero esa arbitrariedad sin nombre ha redoblado su compromiso con el destino de Venezuela, que no puede ser otro que la vuelta a la democracia.

Las actas que el gobierno de Maduro se niega a mostrar, que son la prueba definitiva de su aplastante derrota el 28J, le dan la vuelta al mundo y consolidan la idea de la extraordinaria victoria lograda en las peores condiciones electorales y refuerzan la unidad nacional en torno al liderazgo de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia.

Nadie duda de que el régimen de Maduro fue derrotado, como justamente merecía, por su desidia, por su actitud criminal, por actuar contra los intereses de la nación, por atentar contra sus propios ciudadanos, por ser un peligro para la seguridad de sus vecinos.

Se compitió en las condiciones que impuso el régimen, todas ventajistas, y se ganó de manera contundente. La respuesta del oficialismo de ocultamiento de la data electoral junto con la ferocidad de su represión confirman su derrota y exponen su carencia del mínimo sentido de la prudencia y de la realidad.

Su permanencia en el poder es insoportable y solo significa más dolor y preocupación para el pueblo venezolano, retrasa la recuperación social y económica y desestabiliza la vida de una región que requiere la cooperación de todos los países para vencer la pobreza, consolidar la democracia y abrir un horizonte de progreso para su población.

La única negociación que está planteada es la que abra la transición democrática, la que pacte la transferencia del poder a los legítimos ganadores de la elección del 28 de julio. Frente a otras propuestas de “cohabitación o de repetición electoral, el liderazgo opositor ha insistido con absoluta claridad que el resultado electoral no forma parte de la negociación. Y esa posición firme y legítima recibió un espaldarazo este sábado 17 de agosto.

Las manifestaciones del sábado, dijo González Urrutia, “son la fuerza que hará respetar la decisión de cambio en paz por la que votamos millones de venezolanos el 28 de julio”. El régimen, prosiguió, en vez de prepararse democráticamente para una transición en paz, “ha decidido perseguir, apresar y asesinar a compatriotas que lo único que han hecho es exigir que se respete su voluntad mayoritaria.”

El ganador de la elección del 28J precisó lo fundamental de este momento: “Tenemos los votos, tenemos las actas, tenemos el apoyo de la comunidad internacional y tenemos a los venezolanos decididos a luchar por nuestro país. Pero sobre todo tenemos un plan para recuperar a Venezuela, donde el progreso, el bienestar y la paz reinen”.

Junto a libertad y democracia, que es el grito de los venezolanos dentro y fuera del país, la otra palabra es persistencia hasta sacar del poder al usurpador Nicolás Maduro.

Editorial de El Nacional