Las elecciones de la Asamblea Nacional de Francia las ganó de manera sorpresiva el Nuevo Frente Popular, una coalición de izquierda donde caben comunistas, socialistas y verdes, formada el mes pasado para detener el avance de Marine Le Pen y su partido conservador Agrupación Nacional (RN), que fue relegado al tercer lugar, por detrás incluso de las fuerzas centristas del presidente Emmanuel Macron.
La más alta participación electoral desde 1981 le dio un vuelco al escenario de hace una semana, tras la celebración de la primera vuelta de las legislativas, marcado por el avance de la ultraderecha.
Hubo multitudinarias celebraciones en París, según refleja la BBC, pero los resultados no aconsejan ningún tipo de “triunfalismo”. Medios internacionales destacan que al no alcanzar ninguno de los tres bloques políticos más votados la mayoría absoluta de escaños (289), Francia se asoma a un panorama ingobernable, de meses quizás de bloqueo político, en el que emerge ahora la amenaza de Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, profesor, periodista y político de izquierda radical que reclama gobernar.
Las elecciones parlamentarias anticipadas fueron convocadas por el presidente Macron de manera sorpresiva y riesgosa después de la debacle electoral de las elecciones europeas del pasado 9 de junio. En la primera vuelta, del 30 de junio, la ultraderecha confirmó su avance e hizo pensar en la posibilidad de su llegada al gobierno. “Nuestra victoria solo se ha visto postergada”, dijo Le Pen tras los resultados de este domingo y reiteró que la situación de Macron es “insostenible”.
El crecimiento de la ultraderecha fue contenido por una estrategia de la izquierda de retirar candidatos en numerosos lugares para permitir que el caudal de votos contra el partido de Le Pen se concentrarán en una sola candidatura, lo que le dio buenos dividendos. “Estas alianzas lanzaron a Francia en los brazos de la extrema izquierda”, acusó Jordan Bardella, delfín político de la líder de RN y aspirante a primer ministro.
Aunque la coalición de izquierda ha ganado, está compuesta por un grupo dispar de partidos, los Ecologistas, el Partido Comunista Francés, el Partido Socialista, Place Publique, Génération-s, Izquierda Republicana y Socialista, el Nuevo Partido Anticapitalista, la Izquierda Ecosocialista y Francia Insumisa, que tendrán dificultades para ponerse de acuerdo en temas, más allá de mantener fuera al partido de Le Pen.
El presidente Macron, sin comentarios el domingo, está estudiando los resultados y espera la estructuración de la nueva Asamblea Nacional antes de tomar decisiones para formar un gobierno y elegir al próximo primer ministro. Antes de la disolución el 10 de junio, su partido tenía 250 escaños, y ahora se espera que tenga entre 150 y 170. Una gran pérdida y un desafío significativo para su capacidad de liderar.
Analistas aventuran que sectores moderados de la coalición de izquierda podrían pactar con las posturas centristas de Macron para la designación del nuevo primer ministro.
El diario español El Mundo indicó en su editorial que el desafío “es armar un gobierno alejado de cualquier radicalismo” que permita una cohabitación. Y añadió que la amenaza de la ultraderecha se combate desde los valores del humanismo liberal europeo, “no desde un extremismo de signo contrario pero igual de tóxico o más”.
Editorial de El Nacional
