El Banco Central Europeo (BCE) considera que la elevada inflación es el principal obstáculo para que los países de la Unión Europea (UE) que no pertenecen a la eurozona puedan adoptar la moneda común tras dos años de «progresos limitados».
El organismo ha publicado este miércoles su informe de convergencia bienal, en el que evalúa los avances hacia la adopción del euro realizados por Bulgaria, Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía y Suecia.
Según el estudio, estos Estados han realizado «progresos limitados en materia de convergencia» con la zona del euro en los últimos dos años, debido a las «difíciles condiciones económicas» derivadas de la invasión de Ucrania, lo que ha provocado el debilitamiento de la actividad y el repunte de la inflación.
No obstante, de cara al futuro, el BCE espera que la actividad económica de los países analizados se fortalezca, aunque estas perspectivas se podrían ver afectadas por la incertidumbre geopolítica.
Para poder adoptar el euro, los Estados de la UE deben cumplir con los criterios establecidos en el Tratado de Maastricht (estabilidad de precios, unas finanzas públicas sostenibles, estabilidad del tipo de cambio y tasas de interés a largo plazo), además de hacer converger la legislación nacional con la comunitaria, entre otros requisitos.
En este sentido, el BCE ha concluido que la estabilidad de precios es el obstáculo clave para que estos países no puedan adoptar el euro, ya que cinco -Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia y Rumanía- registraron tasas medias de inflación «muy superiores» al valor de referencia del 3,3%.
Concretamente, Bulgaria registró una inflación media del 5,1%; Polonia, del 6,1%; República Checa, del 6,3%; Rumanía, del 7,6%, y Hungría, del 8,4%. Por su parte, Suecia se situó ligeramente por encima del valor de referencia, en el 3,6%.
Cuatro países superan el déficit
El déficit fiscal en 2023 mejoró en comparación con 2021 en cuatro países debido a la recuperación económica y la eliminación de las medidas de apoyo fiscal, aunque se vio frenada por el impacto de la guerra de Ucrania.
No obstante, República Checa, Hungría, Polonia y Rumanía -sometido a un procedimiento de déficit excesivo desde 2020- superaron en 2023 el valor de referencia del déficit del 3% del PIB y esto seguirá ocurriendo en el caso de los tres últimos países hasta 2025.
Con respecto al criterio del tipo de cambio, solo la leva búlgara participa, ya que es la única que se encuentra en el mecanismo de tipos de cambio II, paso previo para adoptar el euro, al que se incorporó en 2020 tras asumir una serie de compromisos políticos.
El BCE ha señalado que Bulgaria «está trabajando actualmente para completar esos compromisos políticos, entre otras cosas, reforzando su marco de lucha contra el blanqueo de capitales».
Una legislación que no es compatible
En cuanto a la convergencia de las tasas de interés a largo plazo, tres de los seis países examinados -Polonia, Rumanía y Hungría- registraron tasas de interés superiores al valor de referencia del 4,8%.
Según el BCE, para que exista sostenibilidad de la convergencia en el tiempo, es necesario solidez en los organismos, pero, excepción de Suecia, los indicadores de organismos institucionales sugieren que la calidad de las instituciones y la gobernanza en los países analizados sigue siendo más débil que el resto de la Unión.
Por último, el informe ha destacado que, a excepción de Bulgaria, la legislación nacional del resto de países no es plenamente compatible con los Tratados y Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) y el BCE.
El euro ya ha sido adoptado en 20 de los 27 Estados miembros de la UE, aunque el informe que ha presentado este miércoles el BCE examina a seis debido a que Dinamarca notificó en 1992 su intención de no participar en la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM).
2001