El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este jueves el inicio de unas obras hídricas en el noreste del país y lamentó que el agua falte en esa árida región, mientras el sur del país es azotado por unas devastadoras inundaciones.
«Son sensaciones muy contradictorias», porque Brasil «es un país muy grande» y mientras «rogamos para que pare de llover» en el sur, «se celebra» que el agua llegue al interior del noreste, dijo Lula en un acto realizado en São João da Tapera, en el estado de Alagoas.
El mandatario reiteró que el Gobierno hará el «mayor esfuerzo» para auxiliar al sur del país, donde al menos 108 personas murieron y 425 municipios, incluida la ciudad de Porto Alegre, están bajo las aguas como consecuencia de unas torrenciales lluvias.
Este mismo jueves, Lula anunció un paquete de ayuda financiera por 50.000 millones de reales (9.800 millones de dólares) para el estado de Rio Grande do Sul, declarado en estado de calamidad, parcialmente inundado y con 1,5 millones de personas directamente afectadas.
En São João da Tapera, 3.500 kilómetros al noreste de Porto Alegre, Lula subrayó esas «contradicciones» que existen hoy entre el sur de Brasil y el árido noreste y volvió a alertar sobre la amenaza del cambio climático, que genera «eventos extremos nunca vistos».
En el acto fueron anunciadas inversiones por 560 millones de reales (109 millones de dólares) para la expansión de un canal que abastece de agua al árido interior del estado de Alagoas.
El canal se extenderá a lo largo de 80 kilómetros y beneficiará a unas 240.000 personas de una veintena de municipios, en su mayoría volcados a la producción agrícola y que, en las épocas más secas, tienen dificultades para la irrigación de los cultivos.
EFE