El precio oficial del dólar en Venezuela terminó enero de 2024 con un pírrico aumento de 0,83% para cerrar en 36,26 bolívares por unidad, mientras el tipo de cambio paralelo cayó 2,43% para concluir el período en 38,18 bolívares.
El diferencial entre ambas paridades cambiarias se situó en 5,30%, lo que refuerza la competitividad del tipo de cambio oficial.
Con estos resultados, el bolívar se depreció en enero 0,83% al valor oficial reportado por el Banco Central de Venezuela (BCV) en comparación con el cierre de 2023, al tiempo que a la paridad promedio de EnParaleloVzla, la moneda nacional se apreció en 2,49%.
Sin duda, habría que irse muchos años atrás para encontrar un precedente para este comportamiento que anticipa, también, un indicador de inflación mensual claramente bajo, posiblemente inferior a la variación de 2,4% que el BCV reportó en diciembre y que fue el menor incremento intermensual del año pasado.
De ser así, enero de 2023 podría terminar con un dígito parecido al 1,4% de marzo de 2022.
El Banco Central de Venezuela, a pesar del comportamiento estable de los precios del dólar, vendió 446 millones de dólares a los bancos en enero, un monto 59,86% superior a los 279 millones que el BCV colocó en el sistema financiero en el primer mes de 2023.
El BCV dejó claro que la estrategia es mantener a raya las presiones alcistas sobre el tipo de cambio, en previsión de mayores necesidades de gasto público en el resto del año, un período electoral.
Un ejemplo de esta determinación es que la liquidez monetaria acumula un descenso de 3,41% en las tres semanas de 2024 que lleva reportadas el Banco Central; de hecho, el volumen de circulante retrocedió, en términos absolutos, 2.387,4 millones de bolívares durante este período.
Dólar: el escenario se mueve
En general, las proyecciones de cierre de año para este 2024 mostraban una inflación menor a la de 2023 y un tipo de cambio estable a lo largo del año, apalancado en un ingreso petrolero que debería, por lo menos, incrementar en más de 80%, en función de sustentar la estrategia de intervención.
Sin embargo, las cosas se están complicando, porque el gobierno de Estados Unidos ha amenazado con reimponer las sanciones a la industria de hidrocarburos venezolana, que había levantado en octubre, debido a que, según Washington, la no habilitación de la candidata opositora María Corina Machado viola los acuerdos de Barbados.
La reacción del gobierno venezolano es que esa inhabilitación es ya «una cosa juzgada» y ahora la Asamblea Nacional, presidida por el negociador jefe del oficialismo, Jorge Rodríguez, ha convocado a una suerte de gran «mesa de diálogo nacional», donde entren los precandidatos opositores y otros sectores sociales, políticos y económicos.
La idea de esta instancia es discutir el calendario electoral y acordar una propuesta para el CNE que supondría adelantar las elecciones presidenciales, lo que sí iría en contravía con el pacto firmado en Barbados con la Plataforma Unitaria.
En consecuencia, este cuadro va a obligar a reevaluar las proyecciones, e introduce elementos de incertidumbre, no tanto sobre la capacidad de la economía venezolana para crecer en 2024, sino acerca de la capacidad de mantener el equilibrio de las variables macroeconómicas.
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