La decisión reciente del régimen de Nicolás Maduro de cambiar la directiva del Consejo Nacional Electoral, aun cuando la anterior no había cumplido ni la mitad de su período, es un golpe demoledor para la fe pública en un proceso electoral equitativo. Esto sucede en un contexto donde 9 de cada 10 venezolanos claman por un cambio político radical, según diversas encuestas. La pregunta es: ¿tendrán alguna vez la oportunidad de verlo?
Venezuela se encuentra en una crisis económica que ha generado una alta inflación, corrupción rampante y una profunda desesperanza en su población. Por eso, no es de extrañar que millones de personas hayan optado por abandonar el país en busca de un futuro mejor. Sin embargo, en medio de este escenario desolador, una nueva figura política ha capturado la atención pública, presentando una alternativa a la dinámica del poder actual.
Esta candidata, quien según encuestas de junio y julio de 2023 aventaja a Maduro por un margen significativo, promete algo que parece inalcanzable para muchos: una Venezuela donde el ciudadano tenga el control de su propio destino. Es un mensaje que resuena en los oídos de una población cansada de la corrupción, la mala administración y el paternalismo estatal.
Pero no todo es color de rosa. Hay estrategias en marcha dentro de la oposición que buscan minimizar el impacto de esta líder emergente, como el respaldo de Manuel Rosales a Henrique Capriles. Y aún más preocupante es la coalición de intereses entre el régimen actual y segmentos de la oposición, formando una especie de «oposición funcional» que, aunque aparenta pluralidad, amenaza con perpetuar la actual situación de corrupción e impunidad.
En resumen, Venezuela está en un momento crítico. Aunque hay indicios de que el cambio es posible y quizás más cercano que nunca, la probabilidad de una elección justa se ve amenazada por movimientos tanto dentro del régimen como dentro de la oposición. La jugada está sobre el tablero y las piezas se están moviendo. Las elecciones del 22 de octubre serán un momento decisivo para determinar el futuro del país.
La responsabilidad recae ahora en los ciudadanos. Tienen en sus manos la oportunidad de romper con la lógica del poder que ha gobernado Venezuela durante las últimas décadas. ¿Seguirán el juego de un régimen que ha mostrado poco interés en la democracia y en el bienestar de su pueblo? ¿O se inclinarán por una opción que parece ofrecer una auténtica oportunidad para el cambio?
Venezuela se encuentra en una encrucijada, y su gente debe decidir qué camino tomar. El resultado de esta elección no solo determinará el rumbo de Venezuela sino que también será un indicador de la salud de su democracia y del poder del pueblo para manifestar su voluntad. En un país con un clamor tan grande por el cambio, el resultado de estas elecciones será la verdadera prueba del ánimo democrático del país.
Editorial de El Nacional
