A juicio de analistas y expertos consultados por El Nacional, «el gobierno de Nicolás Maduro, como es costumbre, seguirá en su intento de llevar a los votantes a un punto en el que ya habían estado antes: el desánimo». Con ello, la usurpación, cual rey desnudo, evidencia su miedo a ser aventada de la presidencia por el candidato que resulte victorioso en la primaria, en elecciones libres con supervisión internacional, por amplísimo margen de votos. Por este motivo, a fin de eludir una confrontación exenta de fraude, instruyeron al aquiescente contralor de la República, Elvis Amoroso, para que, siguiendo el ejemplo de Managua, inhabilitara por 15 años a la líder de Vente Venezuela.
En ello trabaja también sin descanso el primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, que ajeno a cualquier tipo de consideración ética —¿existe en este siglo XXI, del cual casi un cuarto ha sido malgastado por la incapacidad de los mandamases rojos, una «deontología revolucionaria, socialista y bolivariana»?— se apropió (¿peculado de uso?) de Venezolana de Televisión, y desde sus estudios se dedica a injuriar y difamar a la oposición, en especial a quien les quita el sueño: María Corina Machado.
Según Andrés Caleca, candidato a la primaria y exrector del supremo órgano electoral, «los sectores democráticos están ahora en un escenario más difícil que el anterior, cuando se gestionaba el apoyo técnico y logístico por parte del CNE, pese a las dudas y las críticas que generaba en la población y en sectores políticos». Y así, pues, es evidente que el objetivo de la cuasi disolución inducida del Poder Electoral no es otro que el de dificultar las votaciones previstas para el 22 de octubre.
La presencia de Cilia Flores en la comisión encargada de convocar el proceso de postulaciones de las nuevas autoridades comiciales es otro de los anuncios que forman parte de esta estrategia.
Pero lejos del desánimo, el mundo alzó la voz -líderes opositores, organismos internacionales y políticos de otros países- por la inhabilitación que ordenó el régimen de quien se ha constituido en su dolor de cabeza. Aunque una victoria arrolladora en la primaria sea simbólica, se saben derrotados, como dijo la misma María Corina al conocer la medida en su contra. El pueblo está cansado y decidido a tener un candidato de consenso… Como en Barinas, la tierra del comandante eterno. No hay que recordar lo ocurrido… ¿O sí?
Editorial de El Nacional