Hoy en día para una mujer es prácticamente elemental usar maquillaje y pintar sus labios. La utilización de los colores vivos y fuertes como el rojo a lo largo del tiempo nos han generado atracción, y se han destacado por ser uno de los más utilizados. Conoce aquí su origen.
El color rojo ha traspasado las barreras del tiempo como una de las armas de seducción y atracción mayor usadas, aplicar este tono de color a los labios es sinónimo de sensualidad, feminidad y lujuria, pero… ¿sabes cuándo y por qué comenzó esta práctica?
Usar este u otros colores fuertes en los labios ha sido objeto recurrente de estudios y análisis para poder interpretar de forma correcta qué señales trasmiten o qué poderes terapéuticos otorgan a las mujeres que lo llevan.
Algunos de estos estudios nos explican que las mujeres que usan rojo lo hacen para verse más jóvenes y ser el foco de la atención del sexo opuesto, además lo relacionan con el concepto ancestral de fertilidad y la salud (labios jóvenes y rojos).
Por otro lado, los estudios sobre las propiedades terapéuticas asociadas a este color de labios indican que su uso implica sentirse atractivas, fuertes, seguras y hacerse visibles a los demás.
El color rojo, sinónimo de sensualidad desde tiempos remotos
Los primeros registros de esta práctica aparecen desde la antigua Mesopotamia, donde las mujeres ya se aplicaban una mezcla de piedras semi-preciosas las cuales trituraban y las colocaban en la zona para embellecer labios y ojos, al igual que en la antigua India, donde también se pintaban los labios de rojo.
Otros elementos que empleaban eran arcilla roja, henna, algas, oxido de hierro y yodo.
Sin embargo, en donde el uso de estos cosméticos evolucionó y se arraigó más fue en el Antiguo Egipto, ya que en esta época el maquillarse era casi una obligación entre las personas de gran importancia. Según los registros, para este período de tiempo preferían el negro azulado y rojo vivo con tonos anaranjados. Estos extraían el tinte rojo del fucus algin al que posteriormente le añadían yodo y bromo manita.
En el mausoleo donde se encontraron los retos de Tutankamón se pudieron encontrar además varias jarritas con color para los labios, ya que para aquella época los hombres también se maquillaban.
Los componentes que se utilizaban eran peligrosos y nocivos para la salud, tanto así que podrían llegar a causar la muerte, algo irónico si consideramos que en las tumbas de aquellas mujeres ricas se depositaban un par de botes de pintura para labios con el fin de seguir luciendo hermosas en la otra vida.
Durante siglos, este ‘pintalabios’ antiguo fue hecho a base de sustancias vegetales y coloreada con sulfuro rojo de mercurio, provocando muchísimas intoxicaciones y muertes por la venenosidad de sus componentes.
La exquisita Cleopatra optaba por pintar sus los labios con un pigmento rojo oscuro sacado de escarabajos aplastados y huevos de hormigas para la base, añadiendo después una sustancia llamada esencia de perlas que se encontraba en las escamas de peces para dar un mayor brillo y realce.
Más adelante, en la Antigua Grecia solo las prostitutas se pintaban los labios de rojo, mientras que las mujeres respetables utilizaban la cara libre completamente de maquillaje o lo podían utilizar muy poco. Esta diferenciación de género social era tan estricta, que se estableció una ley para evitar que los hombres confundiesen las damas de sociedad con prostitutas.
Además, era completamente obligatorio que las cortesanas se pintaran los labios y utilizaran maquillaje solo a ciertas horas del día.
Con el tiempo esta costumbre desapareció y las mujeres de la élite comenzaron a pintarse los labios, mientras que las mujeres de clase baja fueron evitando hacerlo cada vez más.
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