Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, presentó el libro La Educación en Venezuela: Dos Dimensiones de un Derecho, del abogado y docente Carlos Eduardo Herrera Maldonado, durante un acto en la librería Kalathos. En sus palabras, destacó la relevancia de la obra en estos tiempos y el enfoque sobre una política nacional “que permita su desarrollo en cada uno de los estados y municipios”. La obra cuenta con “colaboración especial” de Ernesto Blanco Martínez, profesor del IESA.
Como un aporte estupendo y fundamental en defensa de la libertad de todos y de la educación en Venezuela, consideró Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, el libro La Educación en Venezuela: Dos Dimensiones de un Derecho, el más reciente trabajo de investigación del abogado y docente Carlos Eduardo Herrera Maldonado.
“La defiende con fundamentos históricos, filosóficos y constitucionales”, subrayó.
Aveledo hizo la presentación de la obra, ante un nutrido auditorio, en la librería Kalathos, de Los Galpones, y destacó en ella la “colaboración especial de Ernesto Blanco Martínez, ingeniero especializado en administración y profesor del IESA. “Nos asoma a las exigencias de educar para el siglo XXI, en una era caracterizada por ‘la fusión de lo físico, lo biológico y lo digital’ que nos impone una alfabetización tecnológica y cada vez más, una comprensión de nuestra relación con el medio ambiente”.
El acto contó con la moderación de la abogada Cecilia Padula de Planchart, y con la asistencia de familiares y “lasallistas” amigos y compañeros de colegio de Herrera Maldonado y de Blanco, quien también dio a conocer la publicación de su libro “Los cinco bolívares del almuerzo”, que fue presentado por el abogado René Molina.
Entre los presentes, destacó la presencia del poeta José Balza.
Educación, tema inaplazable
En sus palabras de presentación, Aveledo partió del enunciado constitucional de la educación como “derecho humano y deber social fundamental” que ha prevalecido desde 1947 y los esfuerzos por hacerlo posible.
“Pasar del dicho constitucional al hecho social no ha sido tan fácil. Se requiere un sostenido esfuerzo de la sociedad entera, encabezado desde el Estado que ha de promoverlo, a través de una política pública con claro sentido nacional por lo democrática, integral e integradora que ha estado, por decirlo con prudencia casi extrema, y présteme (Andrés) Stambouli su palabra, una política extraviada”.
Luego de recordar que el libro de Herrera Maldonado se presenta en medio de la reciente convocatoria de Fe y Alegría y del padre Luis Ugalde S.J sobre una urgente alianza nacional por la Educación, así como de las advertencias sobre la inteligencia artificial por parte de uno de sus pioneros, Geoffrey Hinton, resaltó “los retos enormes” que supone el hecho de educar.
“Hay un derecho a educarse y un deber de educarse. Sólo formándonos más y mejor podemos contribuir más y mejor como personas a nuestra propia realización y al bien común de la sociedad” y agregó: “El derecho a educar es de las personas individual y socialmente, empezando por las familias que tienen por tanto ese deber. En el Estado, es deber y no derecho. Obligación que la Constitución en el 102 llama “misión indeclinable”.
Y resaltó la educación “fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática…”
Instrucción para todos
Aveledo reflexionó sobre la educación en Venezuela, donde “las desigualdades se profundizan”, y se basó en cifras y datos publicados en los últimos años.
“Tenemos algo más de la mitad (53%) de la población en pobreza extrema. Provea nos dice que una disminución de la movilidad social. La escuela, históricamente la gran igualadora, está en situación que, en vez de aliviar, acentúa la desigualdad. La desaparición de los datos oficiales sobre nuestra educación pública no impide que sepamos del retroceso en la universalización, la disminución de la cobertura, la deserción estudiantil y la migración de docentes a otros países o a otros oficios, obligados por la situación; la vertical caída de las vocaciones que vacía nuestros pedagógicos y escuelas de educación. A esa escuela llegarán nuevos niños. Encovi, Cáritas y Unicef dan cuenta del alarmante crecimiento en la “desnutrición crónica” en nuestros niños: 30% en los menores de 5 años”.
Refirió que es un deber de la sociedad poner la instrucción “al alcance de todos”, pues lo es desde 1811, cuando se los patriotas fundaron la República y dictaron su primera constitución. Y señaló lo que, en su opinión, es el aporte medular del libro, en ese contexto.
“La libertad de educación, sostiene Herrera Maldonado, ‘debería entenderse como un eje transversal de las políticas del sector, para convertirse en factor dinamizante, innovador y motivador de la actividad educativa’. Y aquí, la almendra de su ensayo, así a la potestad nacional correspondería la legislación educativa básica, general, y su desarrollo e instrumentación a los estados y municipios, de acuerdo a sus realidades que son diversas. La comprensión de ese hecho, de todas las cosas que el autor dice en su libro, es la más relevante: una política nacional de educación que permita su desarrollo en cada uno de los estados y municipios”.
“La democracia requiere niveles razonables de cohesión social. Y cuando está en juego la educación, lo que está en juego es el futuro libre de los venezolanos”, indicó Aveledo, y enfatizó que el dilema entre Estado Docente y Sociedad Educadora, el libro lo advierte superado en la Sociedad del Conocimiento. “La educación es tarea de todos, en todo, toda la vida”.
Aveledo dedicó palabras de reconocimiento a Herrera Maldonado, como profesional y amigo.
“Hijo de Pablo y sobrino de Luis, dos grandes venezolanos, diría mi mamá y mi abuela ’tiene a quien salir’, a punta de seriedad y empeño, Carlos Eduardo se ha ganado un lugar propio en la estima de sus conciudadanos”. Y expresó: Fuimos compañeros cercanos de trabajo en el gobierno, entre 1979 y 1983 y tenemos común militancia en la idea humanista cristiana, pero mi comentario a su obra no viene de esa larga relación de mutua amistad, más bien brota de la radical importancia del tema que aborda con el sereno juicio del rigor de quien conoce y comprende”.
Herrera Maldonado, por su parte, señaló que su libro está dedicado in memorian del fallecido rector de la UCAB, padre Francisco José Virtuoso S.J , y a dos instituciones educativas de Portuguesa, la escuela parroquial Jesús, Horizonte y Camino, ubicada en una zona popular de Araure ; y al Centro de Estudio Los Caminos, en la vía Camburito.