Corea del Norte anunció hoy que el proyectil que disparó el jueves es un nuevo tipo de misil balístico intercontinental (ICBM) de combustible sólido, lo que supone una importante mejora en la eficiencia de su arsenal.
El lanzamiento de prueba del nuevo misil, llamado Hwasong-18, contó con la presencia del líder Kim Jong-un -que dijo que el arma “mejorará la capacidad de contraataque nuclear del país”- y su hija, según informó la agencia estatal de Corea del Norte, KCNA.
Hasta ahora Pionyang solo poseía ICBM que emplean combustible líquido, los cuales requieren una carga previa al lanzamiento, exponiendo el misil a ojos del enemigo durante más tiempo y haciendo que su almacenamiento sea más complicado.
“El objetivo del lanzamiento de prueba fue el de confirmar el rendimiento de los motores de combustible sólido de alta propulsión para misiles con varias fases y la fiabilidad de la separación de las mismas y de varios sistema de control funcional y estimar el uso militar de este nuevo arma estratégica”, añadió KCNA.
De hecho, KCNA publicó imágenes de la correcta separación de las tres fases del misil.
Desarrollar un ICBM de combustible sólido fue uno de los objetivos planteados en el plan quinquenal de modernización armamentística aprobado por el régimen en enero de 2021.
El jueves, el ejército surcoreano informó de que detectó el lanzamiento de un misil balístico de alcance medio o largo desde las cercanías de Pionyang y que el proyectil recorrió unos 1.000 kilómetros antes de caer en aguas del mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas).
Las autoridades niponas decidieron activar las alertas para la ciudadanía ante la posibilidad de que el misil pudiera ir potencialmente dirigido a la isla septentrional de Hokkaido, tal y como indicaron sus radares antes de que el misil desapareciera de las pantallas.
Esto se explicaría por el hecho de que se estableció “una trayectoria balística estándar para la primera fase y un modo vertical para la segunda y tercera”, según KCNA, algo que se hizo “teniendo en consideración la seguridad de los países vecinos y la seguridad en torno a la separación de las distintas fases durante su vuelo sobre la jurisdicción nacional”.
Esa configuración del lanzamiento, que hizo que el proyectil trazara primero una parábola y después remontara el vuelo con una trayectoria vertical, permitió “confirmar las características tecnológicas de todos los componentes del sistema armamentístico al restringir su velocidad máxima mediante un retardo en la separación de las fases y la reactivación de los motores”.
El proyectil acabó estrellándose en aguas fuera de la Zona Económica Especial (ZEE) nipona en un punto indeterminado del mar de Japón.
Este último lanzamiento se suma a otros test de armas -entre ellos el de un nuevo dron o torpedo guiado con capacidad nuclear- realizados por Pionyang en respuesta a las grandes maniobras de primavera de Seúl y Washington, en las que también ha participado Japón puntualmente.
La tensión en la península coreana está en máximos después de un 2022 en el que el régimen, que ha rechazado las ofertas para retomar el diálogo, realizó un número récord de lanzamientos de misiles para replicar a los ejercicios militares de los aliados y al despliegue de activos estratégicos estadounidenses en la región.
EFE