El representante residente de Acnur en Ecuador, Giovanni Bassu, advirtió que los flujos de la migración venezolana se han vuelto más complejos, y que se requieren 300 millones dólares para atender, solo en este 2023, las necesidades humanitarias y de integración de más de medio millón de venezolanos en territorio ecuatoriano.
Bassu explicó a EFE que la población venezolana en movimiento sigue trasladándose hacia el sur, en dirección a Perú y Chile, pero también hay traslados internos en Ecuador, en busca de oportunidades, ingresos desde Perú por la crisis que atraviesa ese país, y también salidas desde Ecuador a Colombia.
Aquellos que pasan a Colombia van en la mayoría de casos de retorno a Venezuela, pero «son movimientos pendulares, gente que va por unas semanas o un mes a hacer un trámite administrativo o a visitar a la familia para luego regresar, o a por un documento para seguir después a Estados Unidos», señaló Bassu.
«La complejidad es enorme. Hay en todas las direcciones, y eso hace la labor humanitaria aún más difícil, porque es mucho más complicado ver dónde es mayor el flujo y cuáles son las necesidades», añadió el representante de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Lo que apenas ha cambiado en el último año es el ingreso de venezolanos a Ecuador, que se mantiene en un promedio de unos mil al día, y las estimaciones de Acnur es que la población venezolana en territorio ecuatoriano se incrementará levemente en el transcurso de 2023 de 502.000 a 523.000.
En Ecuador está la tercera población más grande de venezolanos que salieron de su país, por detrás de Colombia y Perú, en un éxodo que ya alcanza los 7,1 millones de personas. «Es el flujo más grande de movilidad humana a nivel global, más grande que los flujos que salieron de Siria», indicó Bassu.
INTEGRACIÓN, LA MAYOR PRIORIDAD
Enfocado en esta población ya estable en el país, se presentó la pasada semana en Quito el capítulo de Ecuador del Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela 2023-2024, a cargo del Grupo de Trabajo de Refugiados y Migrantes (GTRM), que lideran Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Este plan señala que se necesitan unos 300 millones de dólares solo este año en Ecuador para cubrir las necesidades de este colectivo.
Bassu hizo un llamado a donantes internacionales, especialmente a organismos multilaterales, para que se sumen a dar respuesta a la emergencia, que ahora tiene como principal prioridad la integración, lo que abarca el acceso a servicios básicos como salud y educación, pero también al empleo.
«Vemos nuestro trabajo como facilitar esta labor de tener todos los recursos humanos de un país enfocados en el crecimiento y recuperación económica», dijo el representante en Ecuador de la agencia de la ONU, cuyo objetivo ahora es encontrar los huecos dentro del mercado laboral donde mejor pueda ser aprovechada esta población en movilidad humana.
En ese sentido, valoró el proceso de regularización migratoria que emprendió el Gobierno de Ecuador el año pasado para dar un estatus migratorio regular a cientos de miles de venezolanos a los que se les había caducado el anterior permiso de residencia o que, directamente, no tenían uno.
«Ojalá se abra también el proceso pronto también para los que no han tenido visa y han sido irregulares desde su ingreso. La gran mayoría han entrado irregularmente al país», señaló.
LLAMADO A DONANTES MULTILATERALES
Bassu puso el foco en los actores multilaterales, como el Banco Mundial, que «tiene un préstamo a tasas concesionales para exactamente apoyar el proceso de regularización y de integración, y esperamos que será renovado».
Así, manifestó su optimismo en poder trabajar con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Clásicamente no han sido un actor de respuesta humanitario, pero pienso que lo pueden ser, porque al final las personas en movilidad humana son capital humano importante que un país necesita aprovechar y ver cómo se puede utilizar mejor y compensar mejor un subimiento de uso de servicios sociales y públicos con la contribución a la seguridad social», agregó Bassu.
El líder de Acnur en Ecuador también se mostró optimista en tener resultados positivos en la próxima Conferencia Internacional de Donantes que se llevará a cabo en Bruselas, de modo que los países que están absorbiendo el movimiento de venezolanos vean un respaldo internacional a su esfuerzo.
«Lo que queremos es que esta crisis no sea invisibilizada. Pensamos que verdaderamente es una de las crisis que amerita ser financiada desde los donantes a nivel global, porque tiene consecuencias humanitarias serias», concluyó.
EFE