El objetivo del Gobierno es combatir la despoblación de las zonas rurales, al tiempo que y alivia la presión de los servicios de la ciudad más grande del planeta
INMA BONET BAILÉN
La grave crisis demográfica que enfrenta Japón ha llevado a las autoridades niponas a ofrecer un millón de yenes (unos 7.100 euros) por hijo menor de edad a las familias que se muden fuera del área metropolitana de Tokio a partir de abril. La cifra es más del triple del subsidio que desde 2019 el Gobierno viene ofreciendo a los residentes tokiotas para incentivarles a iniciar una nueva vida en lugares despoblados que, a priori, no resultan tan atractivos como la capital. El país del sol naciente cuenta con una de las sociedades más envejecidas del planeta y su población lleva 13 años consecutivos en descenso, una situación que los políticos japoneses consideran que podría estabilizarse si se consigue revitalizar las regiones rurales.
El plan de estímulo económico que el Gobierno puso en marcha en 2019 ha tenido ciertas dificultades para captar realmente la atención de la ciudadanía. De acuerdo con el periódico The Japan Times, en el año de su lanzamiento solamente 71 familias decidieron participar en el programa, una cifra que se cuadriplicó un año más tarde y que alcanzó los 2.381 participantes en 2021, año en el que se popularizó el teletrabajo debido a las medidas de control impuestas para frenar la pandemia de covid-19. Al aumentar en 700.000 yenes la dotación, las autoridades esperan que alrededor de 10.000 personas aprovechen esta oportunidad para reubicarse a las zonas rurales para el año 2027, según informa la agencia de noticias Kyodo.
El aumento de esta ayuda por hijo se suma al compromiso ya existe del Estado para alentar a las parejas jóvenes a abandonar Tokio. A las familias que se trasladan se les ofrece hasta tres millones de yenes (21.240 euros) en un pago único, que puede ser mayor si deciden emprender en su nuevo destino. Las prestaciones van dirigidas a los residentes de alguno de los 23 distritos principales de la capital nipona, de otras partes del área metropolitana, así como de las prefecturas vecinas de Saitama, Chiba y Kanagawa. No obstante, funcionarios locales han aclarado que algunas familias podrían recibir el dinero si se trasladan a zonas montañosas situadas dentro de los límites de la ciudad.
A pesar de que el número de habitantes de Tokio menguó por primera vez en 25 años en 2021 ―en parte debido a los estragos causados por la crisis sanitaria― los líderes nipones consideran imperante reducir la densidad de población de la mayor megaurbe del planeta, en la que residen alrededor de 35 millones de personas, un cuarto de la población total de Japón. El objetivo de los funcionarios gubernamentales es aliviar la presión tanto de espacio como de los servicios de esta megápolis y, a través de ayudas económicas, animar a familias jóvenes a instalarse en zonas rurales. Según datos del Banco Mundial, en 2020, el 92% de los 125 millones de japoneses residía en ciudades, tendencia que amenaza con hacer desaparecer la mitad de los pueblos del país para el año 2040.
Cambio de mentalidad
Alrededor de 1.300 municipios (aproximadamente un 80% del total nacional) se han adherido al programa, con la esperanza de sacar provecho de un cambio en la mentalidad de la ciudadanía que cobró impulso durante la pandemia, cuando muchos trabajadores descubrieron las ventajas del teletrabajo. Para atraer a nuevos residentes, pequeñas localidades están publicitando los encantos de la vida rural, así como el fácil acceso a guarderías y centros infantiles.