¿Debe el Banco Central de Venezuela revisar su política cambiaria? Es un tema que se debe analizar.
Hay opiniones que siguen insistiendo en que la estrategia de intervención cambiaria no puede ser sostenible. En un principio, las críticas se centraban en la pérdida de Reservas Internacionales (RRII) y ahora el foco de los cuestionamientos se ha colocado en el estancamiento de la producción petrolera, ya que este factor debilitaría la generación de flujo de caja para continuar las ventas de divisas a la Banca.
Ciertamente, las reservas internacionales muestran un descenso interanual de 10,86% al cierre del pasado 28 de septiembre; sin embargo, en este corte, las RRII descendieron, por primera vez en más de un año, a menos de 10.000 millones de dólares para ubicarse en 9.995 millones, aunque después reportaron un ligero incremento.
En un contexto de sanciones internacionales a la principal fuente de ingresos del país y de cierre del acceso al financiamiento externo, el comportamiento de las reservas ha sido más bien estable, aunque existe la duda de porqué hubo un crecimiento repentino de 5.106 millones de dólares en la semana del 8 de septiembre del año pasado.
Precisamente, por esos días el Fondo Monetario Internacional anunció un plan de apoyo monetario a sus países miembros para enfrentar la pandemia de covid-19, a través de la liberación de Derechos Especiales de Giro (DEGs) que, en el caso de Venezuela, suponía un aporte, no concretado oficialmente hasta ahora, de 5.100 millones de dólares.
En todo caso, la evolución de los montos vendidos por el BCV a la Banca no parece estar vinculada directamente con el comportamiento de las reservas, aunque la estrategia sí tiene un impacto indirecto, porque resta margen de expansión a las RRII.
En lo que va de año, el ente emisor ha colocado en la Banca una cifra aproximada de 3.800 millones de dólares por concepto de intervención, un monto que incluye el esfuerzo adicional que hubo que hacer en agosto para contener la escalada del tipo de cambio.
Después de la fuerte alza en el precio del dólar en el mes de agosto, en septiembre, el tipo de cambio no oficial tuvo un crecimiento de 1,8%, siendo la variación más baja desde el mes de abril.
El presidente de la Bolsa de Valores de Caracas, Gustavo Pulido, propuso en entrevista con Banca y Negocios que se utilizaran instrumentos del mercado de valores como herramientas adicionales de la política monetaria y, en opinión de la consultora Aristimuño Herrera & Asociados, esta es una opción que debería considerarse.
En el pasado hubo la experiencia de los bonos cero cupón, emitidos por el Banco Central de Venezuela, como mecanismo para regular, con un instrumento de mercado, el precio de la divisa estadounidense, al impactar la demanda con un título de alto rendimiento; no obstante, la devaluación del bolívar y la inflación no pudieron ser contenidas, porque no se adoptaron reformas económicas de fondo, las cuales, por cierto, tampoco se están produciendo ahora.
El BCV ha recurrido a los títulos de cobertura cambiaria, emitidos en bolívares indexados, pero básicamente es la intervención con divisas en el mercado bancario la clave para mantener estable el comportamiento del tipo de cambio. Si este mecanismo se debilita, la consecuencia inmediata será un alza acelerada del dólar estadounidense, como ya se demostró en agosto.
Sin embargo, hay que decir que este no es el mismo país ni el mismo mercado de valores que permitía emitir bonos con montos suficientes para incidir en la formación de los precios del dólar, por lo que habría que evaluar si la sustitución de los títulos de cobertura por otros instrumentos que circulen en las bolsas de valores es una opción útil y efectiva.
Claro está que Pulido tiene razón cuando señala que una ventaja fundamental sería la transparencia que se le daría a la formación de los precios de la divisa estadounidense, en función de suprimir los componentes especulativos que inciden en las cotizaciones, precisamente, por la ausencia de información crítica –como los volúmenes transados- para los actores interesados, especialmente los del sector corporativo.
Lo cierto es que hay que explorar cualquier vía que suponga un ordenamiento del mercado cambiario que sea sostenible y modere las incertidumbres sobre movimientos abruptos de las cotizaciones y, por otra parte, hay que restituir la normalidad del flujo de liquidez al sistema financiero, porque se debe recordar que el contravalor de las divisas que la autoridad monetaria vende a los bancos se descuenta de los saldos de sus cuentas corrientes en el emisor.
En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados más reciente se presenta un reporte sobre la sostenibilidad del fenómeno del emprendimiento en Venezuela, así como un análisis sobre los elementos nuevos que la estrategia de pricing debe incorporar para enfrentar el último trimestre del año.
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El Nacional