La columna vertebral está compuesta principalmente por las vértebras, los discos y la médula espinal. Esta es el eje principal del cuerpo humano y sobre la que recaen todos los impactos negativos de los malos hábitos. La mayoría de nosotros da por supuesto que ese conjunto de estructura fuerte y flexible no se puede dañar, pero no es así. El dolor de espalda constituye una de las principales causas de baja laboral en nuestro país y el segundo motivo más frecuente de consulta médica, tan solo superado por la cefalea. Uno de cada cuatro españoles sufre dolor en la zona cervical o lumbar, según la última Encuesta Europea de Salud en España.
Si bien, los dolores de espalda pueden deberse a enfermedades degenerativas, traumatismos o golpes, Javier Sánchez, médico experto de Cinfa, explica que también se puede dar por otras causas: “A menudo, el dolor proviene de malos hábitos que repetimos una y otra vez en nuestro día a día, como sentarnos incorrectamente o caminar con una postura inadecuada. También pueden causarlo el estrés o la fatiga muscular”.
Las personas con sobrepeso, las mujeres embarazadas, aquellas que trabajan habitualmente cargando peso excesivo o aquellas que pasan mucho tiempo de pie en su puesto de trabajo, son las que más papeletas tienen de sufrir molestias en la espalda o incluso provocarle alguna enfermedad en la zona lumbar o cervical. “Aunque pueden afectar a cualquier persona, sobre todo a partir de la cuarta década de vida. Además, tiende a convertirse en crónico en personas mayores”, añade Sánchez.
Prevenir, antes de sufrir
En muchos casos, es posible aliviar el dolor de espalda de forma natural con masajes o aplicando calor en la zona afectada, pero si el dolor va más allá, sería necesario la administración de medicamentos como analgésicos, antinflamatorios o relajantes musculares, eso sí, siempre bajo la supervisión médica. Sin embargo, es cierto, que en este caso, la mejor medicina es la prevención. Es muy importante saber que tener una posición correcta todo el tiempo evita tener dolores y que no degenere en problemas mayores.
Así lo recuerda el experto de Cinfa, “se debe evitar tanto que se produzca la lesión como que el dolor se cronifique, porque puede deteriorar en gran medida la calidad de vida. Por este motivo, además de cuidar nuestro peso y estado físico, es primordial adquirir una buena higiene postural cuando trabajamos, caminamos, levantamos peso o dormimos. Por ejemplo, un hábito tan sencillo como andar erguidos puede librarnos de padecer dolor de espalda crónico”.
Consejos para cuidar nuestra espalda
Desde Cinfa, proponen una serie de pautas a seguir para evitar los dolores de espalda:
Prestar atención a la manera de caminar: sin ser conscientes de ello, andamos encorvados, cargando el peso de los hombros hacia delante. “Hay que evitar esta tendencia, irguiendo la espalda y elevando la cabeza”, señala Sánchez. Del mismo modo, tampoco hay que abusar de los zapatos de tacón.
Cuidar la postura mientras dormimos: el colchón debe estar en condiciones óptimas y no ser ni demasiado blando ni duro. La mejor postura es boca arriba, colocando una almohada bajo las rodillas y otra debajo de las lumbares.
Vigilar el peso: las personas con sobrepeso sufren una mayor tensión en los músculos de la espalda y, por tanto, tienen mayor predisposición a padecer dolores en la zona lumbar. En el caso de las mujeres embarazadas existen fajas para aliviar las molestias.
No descuidar la postura frente al ordenador: el 80 por ciento de los trabajadores padecen dolor de espalda y hernias en algún momento de su vida. “La pantalla deberá estar a la altura de nuestro ojos para evitar tener que levantar o inclinar el cuello”, expone el experto de Cinfa.
Doblar las rodillas para levantar peso: si hay que coger algo del suelo, no hay que inclinar la espalda, en su lugar, flexiona las rodillas manteniendo la espalda recta. Si este tipo de movimientos se tienen que repetir con frecuencia, es conveniente utilizar una faja.
Huir de los movimientos repetitivos: los gestos que se repiten constantemente pueden llegar a sobrecargar una zona concreta de la musculatura, y provocar que duela. “Trata de evitar estos gestos cuando sea posible y, si estás obligado u obligada a realizarlos, presta atención para llevarlos a cabo de manera correcta. Además, es fundamental realizar breves descansos en los que puedes aprovechar para realizar estiramientos, cambiar de postura o caminar un poco”, apunta Sánchez.
Realizar estiramientos del cuello: todos los días y de manera suave y lenta, de arriba abajo, de lado a lado y de oreja a oreja. Son importantes, especialmente después de realizar ejercicio físico.
Relajarse y hacer ejercicio: realizar técnicas de relajación o hacer ejercicio de manera regular puede ayudar a prevenir el estrés y evitar que se acumule la tensión en los músculos.
Protegerse en la carretera: abrocharse el cinturón y ponerse el casco, tanto en la moto como en la bici, reduce considerablemente el riesgo de lesiones cervicales.
Consultar al médico o al farmacéutico: preguntar a los profesionales médicos sobre el uso de analgésicos y antiinflamatorios para aliviar el dolor y mejorar la capacidad funcional de la espalda.