Tres especialistas, en representación de la sociedad civil organizada, señalaron la necesidad de que el método de escogencia del candidato opositor no sea “una imposición más” y responda a los intereses nacionales, más que a la elección de la figura que se medirá en las presidenciales de 2024. En el segundo foro sobre primarias organizado por el IEPFT, destacaron las ventajas, desventajas y lo que hay que corregir, en favor de la institucionalidad.
Aun en medio de un clima adverso, las primarias son el mecanismo idóneo para escoger el aspirante opositor y alcanzar la unidad política de los partidos democráticos. Pero en este momento requiere de consensos, acuerdos y sobre todo de propuestas programáticas que trasciendan a la simple elección de un candidato para medirse en las presidenciales previstas en 2024, y favorezcan la confianza y la institucionalidad en el país.
Así lo expresaron Roberto Abdul, presidente y cofundador de Súmate; Mibelys Acevedo Donis, especialista en gerencia comunicacional; y Mariela Ramírez, fundadora del movimiento Dale Letra, miembro del Foro Cívico, en el foro “Primarias, Perspectivas de la Sociedad Civil”.
El evento es el segundo organizado por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro (IEPFT) que promueve esta serie de foros para estimular el debate consciente acerca de la elección primaria. El primer foro Primarias, experiencias en Venezuela y America Latina, se realizó el 21 de julio pasado, coní especialistas que expusieron experiencias (Chile, Colombia y Venezuela 2012).
Juan Salvador Pérez, miembro de la Junta Directiva del IEPFT, fue el presentador y moderador de este segundo foro en el que los especialistas, en representación de la sociedad civil organizada, expusieron sus puntos de vista acerca de las ventajas, desventajas y lo necesario del proceso. En el próximo, los ponentes serán actores políticos.
Transparencia y fortalecimiento de la sociedad civil
Abdul, especialista en políticas públicas, inició su intervención destacando lo “temprano” que el proceso se está adelantando por parte de los partidos que integran la Plataforma Unitaria, mientras que en otros países se hacen con ocho meses de anticipación. “Esto tiene que ver con el ambiente político que es una lucha por objetivos políticos concretos, pero sin duda las primarias son una oportunidad real para la construcción de una unidad política de oposición”.
Refirió la importancia del voto popular y la legitimidad que se generaría, más allá de los niveles de participación que en 2012 alcanzó niveles sin precedentes. Destacó también como aspecto positivo la posibilidad de adelantar del debate electoral en la opinión pública y que, al mismo tiempo, funcione como una “primera vuelta” en países donde existen dos.
Además de ayudar a aumentar el nivel de conocimiento de los candidatos, en medio del contexto de falta de medios impresos, censura, baja audiencia y crisis, mencionó otro elemento clave. “Uno es lograr la formación de una organización logística que sirva luego para la defensa del voto en la elección presidencial, por parte de las organizaciones políticas, así como motivar la participación”.
Otro elemento importante es diseñar el método con apertura y transparencia que permita fortalecer organizaciones de la sociedad civil, indicó.
Desde el punto de vista logístico, consideró que las primarias requerirían la participación de entre 40.000 y 60.000 personas, considerando entre 30.000 a 46.000 miembros de mesa, en unas 5.000 a 7.000 mesas, en unos 2.500 a 3.000 centros de votación, de acuerdo a los cálculos de Súmate. Esto equivaldría a “unas dos mesas promedio por centro de votación”.
Abdul analizó también el voto en el exterior en el contexto de la migración venezolana que aumentó a 6,8 millones, es decir, 10.73% en el mes de agosto, según cifras de la ONU.
Opinó que si se adoptara finalmente la decisión de incluir en las primarias el voto en el exterior, lo recomendable sería centrar los esfuerzos en dar prioridad a los países y ciudades que posean mayor cantidad de migrantes.
Lo positivo y lo negativo de las primarias
Acevedo Donis se refirió en su intervención a las dudas y preocupaciones que los ciudadanos tendrían frente a las primarias para la escogencia del aspirante, de cara a las presidenciales de 2024. Ante esto, presentó un balance de lo positivo y negativo del método, en función de la institucionalidad, considerando contextos de oportunidades y ventajas, pero también de riesgos y amenazas. “El dilema de las primarias en el país es hacer, no hacer ¿qué hacer?”.
Luego de citar algunas experiencias de primarias realizadas sin mayores contratiempos, tanto en Venezuela entre 2008 y 2012 como en otros países de la región y del mundo, abordó las posibles circunstancias para un nuevo proceso de la oposición, hoy “fragmentada y diferenciada que hace más difícil la conciliación” y ante una posición ciudadana con muy poca confianza hacia los factores políticos.
Entre las ventajas que se traducen en oportunidades mencionó la invitación a la movilización del “selectorado” que serviría de termómetro para medir el interés por el candidato, así como la activación del “ruido mediático” opositor ante el estancamiento y el vacío de deliberaciones.
Consideró como riesgos para la realización de primarias la baja confianza en los partidos, un ambiente de sectarismo y desinstitucionalización, e inclusive la “personalización de la política” al privilegiar más un nombre que la propuesta programática.
Hizo énfasis en las desventajas que implica un método que gire en torno a los candidatos y resalte el triunfo personalista más que el debate de ideas. También el riesgo de que se agudice la asimetría entre aspirantes y organizaciones políticas, con similares maquinarias y financiamientos; y la aparición de “enemistades” grupales y desgaste de los partidos, debido a la competencia interna.
“Lejos de contribuir a la cohesión, las primarias podrían incrementar el faccionalismo, polarización y rivalidad interna. Y cuando la división ha superado un umbral determinado, ni las primarias impiden la ruptura”, señaló Acevedo Donis, basándose en estudios. En este caso, destacó la necesidad del manejo interno de la amenaza de fragmentación, y citó el caso de Maduro en 2013 cuando evitó que se realizaran primarias municipales dentro del PSUV, con el argumento de que el chavismo podía quedar “partido en pedazos”.
Ante este panorama, indicó la necesidad, ante todo, de cohesión, reglas claras y de adecuado perfil del candidato “de talante democrático y potable para todos los sectores y avalado por la sociedad civil”, para acudir a un proceso de elección interna, para despejar interrogantes. Mencionó inclusive el controversial aspecto de primarias con o sin el CNE. “Sería un sinsentido decir al elector que no confiamos en el CNE, pero sí para la elección 2024. El desconocimiento de la institución abona la abstención”.
Liderazgo positivo para trabajar juntos por el cambio
Ramírez, por su parte, consideró que las primarias deben ser planteadas bajo una lógica de gestión del conflicto político distinto, luego de que la estrategia planteada en los últimos años ha perdido vigencia. “Creemos que es sumamente importante para encontrar las claves que nos llevaran a un horizonte diferente”.
Sin embargo, consideró que el método de escogencia, tal como está planteado, no parece responder a la lógica esperada, a pesar de que lo calificó de positivo y de modelo para que todos los partidos políticos escojan sus candidatos con parámetros democráticos.
Indicó que la escogencia del candidato opositor estaría orientada a derrotar al adversario político en el proceso electoral de 2024, “con lo cual se concibe la elección, desde nuestro punto de vista, como una batalla final en lugar de como un hito en el proceso de democratización”.
Para Ramírez, las primarias deben procurar discusión y coincidencias entre los distintos grupos políticos, que permitan construir alianzas para presentar al país propuestas y visión de transformación.
“No pueden ser las primarias una nueva imposición, un nuevo chantaje de unidad para derrotar al adversario. Lo que Venezuela necesita construir en este proceso hacia la democratización y deberíamos estar escuchando los ciudadanos, es una conversación de todos los niveles de la sociedad sobre la necesidad de construir un andamiaje institucional, cuya legitimidad sea reconocida por todos. Y llegar a este punto requiere de diálogo, negociación y de acuerdo”, subrayó Ramírez.
Señaló que la necesidad de que la clase política venezolana esté abocada a construir una ruta clara para una nueva democracia y abandonar la “cultura de guerra a muerte”. “Las primarias para escoger el abanderado de la continuación de la lucha existencial no es una oferta atractiva para los venezolanos. Lo que el pueblo está esperando es escuchar propuestas, ver trabajo en equipo, un liderazgo positivo que transmita al país la necesidad de trabajar juntos y que revise nuestro proceso y que construya una institucionalidad reconocida por todos para conducir al país hacia el bienestar, la justicia, la paz y el progreso”.
Indicó que esto supone una invitación de todos los venezolanos para trabajar y reconstruir el país, “y no de ser fichas de uno y de otro”.
Precisó que el rol de la sociedad civil es diverso, y no es organizar unas primarias. Deberían ser organizadas por los partidos políticos y grupos sociales afines a ellos o interesados en colaborar con prácticas democráticas por el bien colectivo, con la asistencia del CNE, dijo.
“El CNE es una de las instituciones en las que se apoya la acción cívica y la construcción de acuerdos y de bases institucionales que son para nosotros la ruta de transformación de país que deberíamos seguir fortaleciendo día a día con trabajo ciudadano”. Ramírez sugirió rear una comisión plural, en la cual los grupos políticos puedan diseñar primarias y desplazar “la práctica de la cooptación del mecanismo por parte de un sector”.