El embajador de Colombia aseguró que la empresa será administrada por la junta directiva inscrita por el presidente Nicolás Maduro
El embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, aseguró que Monómeros no será un problema en las relaciones de Colombia con Venezuela, sino «al contrario».
En una entrevista con Efe, dijo que la petroquímica estatal del país caribeño Monómeros —ubicada en Barranquilla— será administrada por la junta directiva inscrita por el presidente Nicolás Maduro, tras más de tres años controlada por el opositor Juan Guaidó.
El embajador aseguró que la decisión está tomada y que la única opción de control de la filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) es que vuelva a manos del Gobierno de Maduro, ya que es el presidente que reconoce el presidente colombiano Gustavo Petro, a diferencia de su antecesor, Iván Duque, que identificada a Guaidó como «mandatario interino».
«El presidente Petro, al reconocer a Maduro, reconoce que el dueño es el Gobierno venezolano. Eso ha traído alguna complicación con Estados Unidos, pero siempre dijo a Estados Unidos, a sus embajadores y consejeros económicos (…) que Monómeros se va a devolver a Venezuela, de acuerdo con nuestra reglamentación», aseguró Benedetti.
Extradición de opositores
Benedetti también recalcó la posición de su gobierno sobre que «Colombia reconoce el derecho de asilo y refugio», tal como respondió el mandatario neogranadino a la solicitud del vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, quien expresar públicamente su deseo de que los opositores se sean extraditados para ser juzgados en su país.
Benedetti aplaudió, le transmitió al propio chavista durante su primera visita a Venezuela, que comenzó el pasado domingo y concluye este miércoles, a la espera de que las instalaciones de la legación colombiana sean habilitadas para trabajar, tras más de tres años sin actividad:
«Hablé con él (Cabello) y le dije: hay que ponerse en un lenguaje optimista, que esto sea alegría, que sea carnaval, deja las frases negativas. Petro le respondió muy bien, que todo aquel que pidiera asilo político, iba a tener la garantía (…) vamos a respetar la legislación. No (…) por restablecer las relaciones diplomáticas, vamos a extraditar todos los que ellos quieran», explicó.
Reapertura de la frontera
Para Benedetti, la reapertura de la extensa frontera —más de 2.200 kilómetros—, cerrada al paso vehicular desde 2015, «no es un asunto tan complejo (para Colombia) como para Maduro», que, según el diplomático, pone impedimentos que los neogranadinos no plantean.
Todavía no hay una fecha fijada para cumplir la promesa de abrir el tránsito.
Él mismo —explica— le propuso al presidente venezolano «que la gente pase (de un país a otro) solamente con la cédula. Igual como pasó cuando se cayó el mundo Berlín, quien presentaba su cédula, pasaba».
Pero Maduro insistió en que «fuera más despacio» y mostró su preocupación por el narcotráfico. Benedetti, no conforme con la respuesta, reiteró: «Yo voy a tratar de insistir».
Colombianos en Venezuela
En la entrevista a Efe, Benedetti explicó que la prioridad son los colombianos que viven en Venezuela, que aunque «Maduro dice que son seis millones, son cuatro millones».
Le preocupan sus vidas, cómo llegaron al país caribeño, cómo cruzaron la frontera, si pasaron por manos de alguna mafia, el paso por las trochas (pasos fronterizos ilegales), el narcotráfico, la protección sexual de las mujeres. Ante las situaciones complejas que hayan atravesado, lo tiene claro: «lo primero es eso, mis connacionales».
Y, aunque hasta el momento no ha tenido oportunidad ni tiempo de tener contacto directo con ellos, tiene claro que es la primera cuestión que debe atender cuando se asiente definitivamente en Caracas.
Pero, para que los colombianos en Venezuela puedan recibir la atención que Benedetti pretende brindarles, es necesario habilitar la residencia del embajador, el consulado, la propia embajada, porque «no hay nada», tras el abandono de más de tres años.
Aunque ayer aseguró que Maduro y Petro tendrían en octubre su primer encuentro, este martes matizó: «Fue una propuesta mía», lo que no significa —aclaró— que se vaya a dar.
Además, precisó que cualquier encuentro o relación a futuro no tiene nada que ver con ideologías más o menos afines, sino que las relaciones se establecen «de Estado a Estado», al margen de si coinciden o no en tendencia política.
«No es verdad que la afinidad se haga por ideología, como todo el mundo pretende decir. Aquí las relaciones se hacen básicamente porque hay ocho millones de colombianos que se han fregado (afectado por la relación binacional)», subrayó.
Nuevamente, recordó que son «cuatro millones aquí (Venezuela)» y otros tantos que se ven afectados, de manera directa o indirecta, en negativo, si las relaciones entre naciones son malas, algo que —insistió— no debería ocurrir con países «hermanos», aunque no estén en el «mismo plano».
EU