El Banco Central de Venezuela busca fórmulas para contener el alza del tipo de cambio, cuya expresión más grave se centra en el mercado paralelo, donde el valor promedio del dólar ha subido 35,51% en la última semana y la brecha con la cotización oficial, derivada de las operaciones de las mesas cambiarias de la Banca, se han ensanchado hasta 27,82%, lo que constituye un estímulo a incrementar los precios e impulsar una mayor escalada de la inflación, dos variables que en el primer semestre habían registrado una importante desaceleración en sus crecimiento.
En este sentido, Banca y Negocios conoció que la autoridad monetaria convocó a los bancos a una subasta de divisas en la mañana de este 24 de agosto, con el fin de hacer una aproximación más precisa a la situación de la demanda en el mercado y comenzar a reequilibrar la oferta.
Según la información obtenida de fuentes financieras confiables, el BCV no estableció ninguna referencia concreta de precios y la cotización a la que se harán las asignaciones se determinaría a través de una ponderación de los valores establecidos por las entidades financieras en sus respectivas solicitudes.
No se sabe si este mecanismo es una solución de emergencia o si sustituirá de manera definitiva a la intervención cambiaria, mediante el cual el ente emisor había vendido a la Banca casi 3.000 millones de dólares en lo que va de 2022 y cuyos resultados fueron evidentes.
La oferta de divisas es reducida en una escala importante que, de acuerdo con algunas fuentes financieras consultadas, supera una relación 10 a 1 frente a la demanda en el sector bancario, por lo que el Banco Central de Venezuela también decidió elevar las tasas de interés de sus Títulos de Cobertura, con el objetivo de incentivar una mayor absorción de liquidez en el mercado, ya que una mayor afluencia de circulante en bolívares parece haber sido el detonante de la actual situación de inestabilidad en el mercado cambiario.
Las autoridades están trabajando de manera coordinada con la Banca, en función de tranquilizar al mercado y que vuelva a funcionar con precios estables, aunque ello signifique permitir un deslizamiento mayor del tipo de cambio oficial.
Múltiples factores estarían influyendo en el comportamiento del dólar paralelo en estos momentos: la acumulación de un periodo de varios meses de contención de las presiones cambiarias vía inyección de efectivo, el impacto de la incertidumbre propia de un mercado sin señales claras de estabilización de precios, la elevada demanda de los actores económicos al prevenir futuros deslizamientos en el precio de la divisa y la que consideramos más importante, el fuerte incremento en la base monetaria que se ha más que duplicado en los últimos meses, principalmente producto de las presiones salariales y bonificaciones.
En la jornada de este miércoles, el precio del dólar no oficial marcó un nuevo incremento superior a 10%, al ubicarse en 8,70 bolívares como referencia; mientras que la paridad oficial a la tasa publicada por el Banco Central de Venezuela se ubica en 6,28 bolívares por dólar.
Si bien, no parece haber una razón desde el punto de vista de políticas públicas para permitir nuevamente el deslizamiento del tipo de cambio paralelo y aumentar la brecha con la tasa oficial, que en los meses recientes se mantuvo en un porcentaje poco significativo, el paso de las horas perpetúa un círculo vicioso en este sentido.
En línea con la información estratégica que maneja la consultora especializada Aristimuño Herrera & Asociados, Banca y Negocios adelantó, de manera exclusiva, que habría modificaciones en la intervención cambiaria por parte del emisor, debido a la acumulación de presiones alcistas, pero esta nueva modalidad aún debe ser desplegada de una forma capaz de contener efectos, incluso psicológicos en el mercado.
En Venezuela pudiéramos afirmar que existe ya un condicionamiento automático en cuanto al rumbo que puede tomar el precio del dólar después de largos años de controles cambiarios, cupos, cuotas asignadas, diversos mecanismos de subasta de corta duración en el tiempo y fenómenos de intermediación de todo tipo.
Es por ello que coyunturas como la que se presenta actualmente despiertan los fantasmas de ciclos de distorsiones económicas que al final son contraproducentes para la economía real e impactan el bolsillo de la población en general.
Por los momentos, y en caso de extenderse las condiciones actuales en juego, las proyecciones hacia el cierre de este año parecen quedarse cortas hacia las cotas que pudiese alcanzar el comportamiento del mercado cambiario informal. Se venía anticipando a través de diversos análisis que la tasa de equilibrio debería fluctuar entre 10 y 15 bolívares por dólar, lo que determinaría una devaluación de gran magnitud frente a los promedios de los meses transcurridos de 2022.
En este momento, el ente emisor y los generadores de políticas económicas tienen la palabra, en coordinación con los bancos, casas de cambio, compradores corporativos y demás factores del mercado cambiario para que puedan existir perspectivas más claras y tomarse las previsiones correspondientes.
En economía la confianza es fundamental y esta se transmite con decisiones acertadas que le den a los agentes económicos y a la sociedad en general la convicción de que las medidas económicas y financieras tomadas generan estabilidad cambiaria, tranquilidad, propensión a la inversión y resguardo del poder adquisitivo de la población. Cualquier efecto contrario a lo señalado es contraproducente.
2001