Al cine español le cuesta producir musicales; llegan, pero con cuentagotas. David Serrano (guionista de Al otro lado de la cama, un musical que fue la película más taquillera de 2002) decidió animar la cartelera española con Voy a pasármelo bien, un Mamma Mía con canciones de Hombres G que reta a este «género maldito».
La definición es de David Summers, vocalista, bajista y compositor del mítico grupo de los ochenta, que también participa como productor de la cinta, una comedia romántica contada en dos épocas a la vez, cuando los protagonistas eran críos de doce años y treinta años después, ambos momentos hilvanados por canciones del grupo madrileño.
«El musical es un género maldito, artistas importantísimos, como Julio Iglesias, tenían un éxito enorme pero sus pelis no funcionaban. Es un género difícil, arriesgado (…) Cuando hicimos Sufre, mamón, en el 87, hablamos de si la película no funcionaría por mucho que le fuera bien al grupo… Gracias a Dios nos equivocamos y fue un taquillazo», apunta Summers.
«Y esta va a salir muy bien, hemos conseguido entre todo el equipo transmitir emociones muy bonitas y positivas», augura.
El reto de hacer un musical al estilo Mamma Mía
Músicos, artistas y director hablan con Efe con motivo del estreno del musical en salas de toda España.
Rafa Gutiérrez, guitarra del grupo, añade que ha sido un reto «hacer un musical al estilo Mamma Mía, en el sentido de que es la música de un grupo -en esa, ABBA, aquí, nosotros-, pero los músicos no tienen nada que ver, es una historia paralela». En concreto, desvela Summers, es la historia del director.
«Pues si, es mi propia vida. Cuento mi primer amor, lo que me pasó con Layla, la historia de mis amigos… Es super autobiográfica», confiesa David Serrano en declaraciones a Efe, convencido de que ha podido hacer esta película gracias a la experiencia y formación que le dio dirigir el musical teatral Billy Elliot, porque rodar un musical con niños «es muy complicado», afirma.
Explica que el productor Enrique López Lavigne (productor también del musical La llamada, 2017) había comprado los derechos de las canciones y quería hacer otro musical. Y se pusieron a ello.
«Fíjate que la peli empezó como un encargo y ha terminado siendo la más personal de mi carrera», señala Serrano. Hasta el punto de que el actor que hace de padre del protagonista es su padre.
Hay pocos cambios de la realidad: su infancia transcurrió en la ciudad de Albacete (sureste), de los 9 a los 13, no en Valladolid (centro), como ocurre en Voy a pasármelo bien. Cuando volvió a Madrid se encontró «una ciudad muy inhóspita».
«Necesitábamos una ciudad pequeña que nos permitiera hacer nuestras tropelías, que tuviera un casco antiguo bonito, que pudiéramos rodar como si fueran los 80 y que tuviera un festival de cine. Para mi era importante que fuera de verdad», señala Serrano.
Un amor de juventud rescatado
La película arranca en el presente, cuando David, el alter ego del director (al que da vida Raúl Arévalo), se entera de que el amor de su infancia, Layla (la mexicana Karla Souza), va a recibir un premio en el festival de cine de Valladolid (SEMINCI). Es una directora de cine famosa y hace treinta años que no sabe nada de ella.
Con ese motivo pasan juntos una semana; los recuerdos aparecen entrelazados con las canciones de su grupo favorito y ambos regresan a 1989 cuando acaban de empezar el curso académico y notan que se gustan.
En la realidad, Layla no tiene que ver con el cine, pero Serrano la recuperó 34 años más tarde para que le ayudase a escribir el guion. «Fue muy alucinante», dice.
Los músicos tuvieron que retocar, acortar y cambiar algo las canciones para que las cantaran los niños, pero siempre manteniendo la impronta del grupo. Destaca también el trabajo del coreógrafo Iker Carrera, con quien se prepararon los niños, la mayoría sin experiencia ni en el baile ni en el cine.
Solo Rodrigo Díaz (que interpreta a Paco Perona, Dani Rovira de adulto), provenía de Billy Elliot.
Izan Fernández (David, el protagonista), interpreta a un chico calmado «pero capaz de hacer locuras por amor», dice; y Rodrigo Gibaja, es Luis, «el más positivo», un chico simpático que suele hablar con rimas y refranes; lleva refuerzos ortopédicos en una pierna pero nunca se queda atrás.
Renata Hermida es Laila, «una chica valiente, que va a su bola, muy disfrutona, muy líder y con muchos amigos», explica la joven actriz, y Gabriela Soto, Almudena, otra optimista por naturaleza. Michel Herráiz es Fernando ‘El Cabra’ que, según el actor, «se caracteriza por su ingenio a pesar de no ser muy inteligente».
El Universal