Llama la atención el silencio con el que el gobierno chavista trata las noticias que tienen que ver con la muerte de líderes guerrilleros en suelo venezolano. Esta vez le tocó a alias Gentil Duarte, que se convierte en el cuarto subversivo que matan, esta vez en el Zulia. Pero en Miraflores nadie ha abierto la boca para comentar el suceso.
Es indudable que el silencio no tiene que ver con falta de información, porque las autoridades colombianas han dado declaraciones y el periódico El Tiempo hasta ha publicado las fotos de cómo quedó el campamento de Miguel Botache Santillana. Todo indica que los autores del asesinato pertenecen al ELN; al parecer, llegaron de madrugada al campamento, ubicado 14 kilómetros adentro de la línea fronteriza, y pusieron los explosivos. Además, se llevaron el cuerpo de Gentil Duarte y de su compañera.
Este suceso tiene como contexto la guerra que se libra en territorio venezolano entre el Ejército de Liberación Nacional, los guerrilleros de la Segunda Marquetalia liderados por Iván Márquez y este grupo de disidentes fundado por Gentil Duarte que se llama Frente Jorge Briceño. Son los causantes de las muertes de civiles, soldados venezolanos y guerrilleros en los estados Apure y Zulia, enfrentamientos que tienen empantanados los negocios de narcotráfico, extorsión, extracción de minerales preciosos en la zona. Cada grupo lucha por quedarse con la mejor tajada y en el medio está la población inocente atrapada.
La Segunda Marquetalia, del amigo de Miraflores Iván Márquez, ha perdido ya a tres cabecillas, entre ellos alias Jesús Santrich, también amigo de Hugo Chávez; alias Romaña y alias el Paisa. Es el grupo guerrillero más golpeado por estos asesinatos. Duarte pertenecía a otro frente, pero todos tienen en común que operan en suelo venezolano. Ya hay analistas que consideran que no deben identificarse solo como narcoguerrilla colombiana, pues está visto que están a sus anchas en este lado de la frontera.
¿Y cuál es la razón por la cual se “mudaron”? Pues es la respuesta a la fuerte persecución que las autoridades colombianas despliegan para tratar de acabar con la narcoguerrilla. En cambio, para ellos el suelo venezolano es como un paraíso. El único sitio en donde estos tres frentes consiguen cierta resistencia es en Apure, en donde se suma el ejército venezolano, pero no para tratar de neutralizarlos sino que claramente prestan apoyo a alguno de los grupos más cercano a Miraflores que los otros dos.
Lo anterior es la verdadera razón por la cual ni el ministro de Defensa chavista, ni la vicepresidenta ni el propio presidente dicen una palabra sobre la muerte de Gentil Duarte en el Zulia. Aunque no sería una sorpresa que mandaran sus condolencias. Si es así, es preferible que se queden callados. Es un asunto muy complicado pero es obviamente cuestión de afinidades. Nunca en la historia venezolana se había visto que un gobierno se relacionara tan estrechamente con delincuentes narcotraficantes. Y tienen el cinismo de hablar de soberanía.
Editorial de El Nacional