Luego de cuatro años en caída libre que llevaron a los venezolanos a perder por completo la confianza en su moneda, el bolívar, con 14 ceros amputados desde 2008, patalea para mantenerse a flote y comienza a recobrar algo de vida en el comercio de un país que, pese a todo, sigue prefiriendo el dólar.
Lejos de las pasadas devaluaciones, que empujaban a los ciudadanos a deshacerse de los bolívares y cambiarlos por dólares, la moneda de Venezuela se ha mantenido estable desde el 1 de octubre, cuando el Gobierno de Nicolás Maduro puso en marcha una reconversión monetaria, la tercera en este siglo.
Desde octubre, el tipo de cambio se ha mantenido entre los cuatro y los cinco bolívares por cada dólar, lo que ha frenado la inflación, que en los últimos cinco meses ha registrado incrementos de un solo dígito.
Los testimonios de siete comerciantes de tres sectores populares en el centro de Caracas coinciden en que, desde entonces, ha habido mayores pagos en bolívares.
«Han aumentado los pagos en bolívares porque el dólar se ha estabilizado. La gente no tiene ese miedo de antes de que se devalúe el dinero que tienen en sus cuentas», dijo a Efe José Alexander Castro, vendedor en una charcutería en el céntrico sector de Quinta Crespo.
En Quinta Crespo y Catia, dos populares zonas en el centro de la capital dedicadas al comercio, dijeron a Efe que alrededor del 60 % de los pagos que reciben son en bolívares. Antes de la reconversión, representaban menos del 50 %.
«La gente quiere conservar las divisas ya que el precio (del dólar) ni sube ni baja. Ahorita, el 60 % de los pagos son en bolívares, cuando antes de la reconversión eran el 20 %», detalla por su parte otra comerciante que prefirió no desvelar su nombre.
La dificultad de pagar en dólares
El economista José Guerra explicó a Efe que «en los sectores populares está bastante generalizado el pago en bolívares, aunque los precios estén en dólares».
«Para la gente, en estos mercados populares, es muy costoso operar en dólares, también por un tema de seguridad y porque tampoco tienen una cuenta asociada en dólares», comenta.
Yarida, de 50 años, hace todos sus pagos en bolívares. Cada quincena, la empresa donde trabaja como asistente le deposita el equivalente a 50 dólares, que gasta en la compra de alimentos.
«Antes sí compraba dólares y reunía, pero ahora no. Pago con tarjeta», agregó.
Los pagos en bolívares en efectivo siguen siendo muy escasos ante la insuficiente cantidad de piezas que circulan en la economía y que son destinadas, principalmente, para cancelar el pasaje del transporte público.
Pagar en bolívares tiene una ventaja que no la tiene hacerlo en divisas, y es que, en medio de la dolarización informal que vive Venezuela, donde escasean los dólares de baja denominación, es muy difícil hacer pagos pequeños o dar el cambio en la moneda estadounidense.
Es común que algunos consumidores tengan que gastar todo el billete del que disponen o que dejen la mercancía ya lista y embolsada, por no contar el comercio con cambio para devolver.
Muchas de las piezas que circulan tampoco cumplen con las exigencias de los comerciantes de que estén en buen estado, ya que una simple raya o mancha en un billete puede ser suficiente para que sea rechazado en el establecimiento.
El economista jefe de la firma Ecoanalítica, Luis Arturo Bárcenas, comentó a Efe que en Venezuela es cada vez más difícil pagar en dólares por la falta de efectivo y el «fetiche» de la calidad del billete.
«El hecho de que la dolarización en Venezuela no sea completa y que no haya trascendido a un mecanismo de compensación entre bancos de dólares electrónicos ha obligado a la gente a que casi todos sus pagos que hacen en divisas los hagan en efectivo, y eso los expone a numerosos costos», dijo.
Precios en bolívares
La estabilidad en el dólar ha reducido la velocidad de incrementos de precios, lo que ha hecho que en las calles de Caracas se refuerce la presencia del bolívar en el marcaje del valor de venta de los productos.
En establecimientos de la céntrica zona de La Candelaria, donde también ha habido mayores pagos en bolívares, los precios de quesos, jamones, mortadelas y carnes están exhibidos en la moneda local y los vendedores afirmaron a Efe que no han variado en más de tres semanas.
«Antes se cambiaban los precios todos los días, ahora han pasado tres semanas fijos», subrayó el encargado de una carnicería.
Si bien los testimonios de los comerciantes revelan un aumento en el uso del bolívar, a la moneda nacional aún le falta mucho camino por recorrer para recuperar la confianza de los venezolanos y servir otra vez como depósito de valor.
Fuente: 2001