Algunas caras pueden ser distintas, pero no es casual que las dos definiciones sean iguales, en el mismo lugar, con la inicial del apellido, siendo ambos el proyecto de Christian Horner y compañía. Red Bull logró coronar a sus primeros campeones en Yas Marina.
Hace 11 años, le tocó a un joven Sebastian Vettel ser campeón del Mundo, un 14 de noviembre de 2010, en Abu Dabi. El alemán tenía 23 calendarios cumplidos y cuatro meses, cuando cruzó la línea de meta como primero de esa carrera, superando a su compañero de equipo Mark Webber y al corredor de Ferrari, Fernando Alonso.
“Seb” tenía 231 puntos, por 246 del hispano y 238 del australiano, por lo que necesitaba ganar y que sus rivales no entraran al podio, hecho que finalmente ocurrió. Se montó en el cajón junto a Lewis Hamilton y Jenson Button, de McLaren-Mercedes, y con 256 unidades alzó el cetro.
Era apenas su segunda temporada en el equipo principal de la bebida energética, luego de haber pertenecido por más de una década al programa de jóvenes pilotos de la escudería y correr por temporada y media con el equipo satélite de esta empresa en la categoría reina del automovilismo, Toro Rosso. Ahí se convirtió en el de menor edad en conseguir una victoria en carrera, en Italia 2008.
Y Verstappen le siguió los pasos
Horner, después que Vettel ganara otros tres campeonatos univerales más y partiera a Ferrari, empezó a crear a su “nuevo monstruo”. Un año de la ida del alemán, la estructura deportiva que él dirige le dio la oportunidad en Toro Rosso a un “chamín”, un adolescente de 17 años, que tan siquiera había pasado por el karting y no tuvo experiencia en la antesala a la F1, la GP2 Series.
Un neerlandés, hijo de un piloto que fue promedio en sus años en el gran circo (Jos Verstappen), con experiencia en la Fórmula 3, fue el reclutado para el programa de Red Bull en 2014 y el sustituto del francés Jean-Éric Vergne en el equipo italiano.
En su segunda carrera sumó puntos y completó una primera temporada (2015) en la posición 12 con 49 puntos y seis Grandes Premios consecutivos en zona de unidades. Eso hizo que diera buenas sensaciones y confirmara, solo cuatro carreras de la siguiente campaña, que estaba para grandes cosas.
El director de los “Toros Rojos” decidió ascenderlo al equipo austriaco y mandó al ruso Danil Kvyat a Toro Rosso. En su primera carrera en Red Bull ganó, en España (2016), y con 18 años tumbo el récord de Vettel, para tomar en cuenta su talento.
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Pero a él y a la escudería le tomó cuatro temporadas armar un carro competitivo y madurar como piloto, en medio de la era hegemónica de Mercedes y Hamilton, para tratar de demostrar que esos buenos augurios del principios serían realidad.
Y llegó el 2021, año en el cuál con 10 victorias, 10 poles positions, 18 podios, dos victorias en Carrera Sprint y seis vueltas rápidas, el neerlandés tocó la gloria Mundial al ser campéón de la Fórmula 1, por encila del inglés (395.5 vs. 387.5).
Su coronación fue en la que quizás es la carrera más importante de la historia, justamente en el Circuito de Yas Marina, el 12 de diciembre de este año. En la última vuelta pasó a su contrincante y ello hizo la diferencia en el puntaje, al ganar ese, el Gran Premio que tiene mayor valor a sus 24 años de edad.
Dos proyectos, dos pilotos, dos motores (Vettel ganó con Renault, Verstappen con Honda), pero un genio detrás, una escudería, un mismo circuito y una letra que escribe el apellido de dos grandes campeones del Mundo.
Fuente: 2001
