Los líderes del chavismo han dado claras muestras de que son expertos en el manejo de las redes sociales, si no ellos, los que han contratado para posicionar esos mensajes y matrices de opinión con las que les gusta tanto manipular. Hoy nos referimos en concreto al video que se difundió recientemente en el que se ve a Maduro manejando un automóvil por unos campos del estado Aragua.

Era una carretera de tierra, entre dos terrenos. De un lado se veían unas hermosas lomas y a lo lejos un tractor que araba la tierra. Al parecer, era la primera combatiente la que iba grabando con su teléfono mientras él manejaba y admiraba el paisaje. “Miren, esto sí es hermoso, estamos en los valles de Aragua, esta es la Venezuela productiva”, dice.

Quién sabe dónde fue hecho el video, pero de seguro era de algún amigo suyo, de los que tienen gasoil a granel para sus tractores, además de semillas y fertilizantes y buena cantidad de verdes para pagar vacunas. Y eso es lo que el presidente chavista llama normalidad. Invierte mucho tiempo y dinero para contratar a youtubers, “influencers” y demás que ponen a correr testimonios como este de él para hacerle ver a la gente dentro y fuera del país que todo funciona perfectamente.

¿Por qué no muestra la grabación de los productores de Mérida vaciando camiones cargados de vegetales a los lados de las vías obstruidas por las recientes lluvias? ¿Por qué no muestra los tractores varados sin gasoil en los campos desnudos sin siembra? ¿Por qué no muestra a los productores de leche regalándola en los pueblos porque no quieren perderla?

Los que se creen el cuento de que Venezuela produce 70% de los alimentos que consume son los mismos que le ponen gasolina a su carro en el mismo sitio en donde Maduro le puso al que va manejando en el video. Aquí el que produce lo hace con gran sacrificio y con una inmensa vocación de servicio, porque de la gestión rojita nunca ha obtenido apoyo. Pero indudablemente no son la mayoría ni trabajan a su máxima capacidad.

De lo que saben los influencers amigos de los chavistas es de mostrar los anaqueles de los bodegones. Esa es la verdadera producción de esta gestión, la importación indiscriminada de todo tipo de cosas que al final no son las que necesitan los venezolanos. Los márgenes de ganancia seguirán siendo altos para estos cosechadores de productos extranjeros porque no pagan ni un dólar de impuesto, así vendan uno o mil potes de chocolate con avellanas.

Esa normalidad no solo es falsa, sino hasta criminal, porque al que hay que ayudar no es al que le gusta la mantequilla de maní sino al niño que tiene meses sin desayunar o la embarazada que nunca ha tomado leche. Pero la mentira, como dice la sabiduría popular, tiene patas cortas. Se les olvida que es el mismo pueblo el que está padeciendo su mala administración. Nadie lo puede engañar.

Editorial de El Nacional