Mientras el jefe del régimen rojito defiende y acoge a los guerrilleros en suelo venezolano, el presidente de Colombia dio un paso importante para la protección de los migrantes que han cruzado la frontera para tratar de sobrevivir.

 

 

Es obvio que se trata de una medida humanitaria con la que el mandatario Iván Duque pretende inspirar a otros países, porque la realidad es que el drama migratorio venezolano ha afectado a toda América Latina. Y por este motivo organizaciones como Acnur y las Naciones Unidas aplauden la decisión.

 

 

El problema migratorio que se ha desatado con la crisis humanitaria compleja producida en Venezuela por el mal manejo de un régimen que solo piensa en su propio beneficio va más allá de unos números. Los que emprenden la caminata en medio de la incertidumbre y completamente desprotegidos no son estadísticas.

 

 

No se trata de comparar la estampida que ha producido el régimen rojito con otras crisis migratorias en el mundo, pues al final las víctimas son las mismas, seres humanos que se ven forzosamente desplazados de sus hogares, que dejan familia y a veces hasta hijos con la promesa de que tratarán de ayudar desde lejos.

 

 

Ese debe ser el centro de las políticas que desarrollen los países de la región por separado y hasta en bloque, pues la asistencia a ese pobre ser humano debe ser la prioridad. Lo lamentable y lo que sigue doliendo a los venezolanos es que los que se interesen por darles una mano no son sus coterráneos, mucho menos los que detentan el poder en Venezuela, sino gobiernos hermanos como el de Iván Duque.

 

 

Una iniciativa parecida a la aprobada por el presidente de Colombia se espera sea discutida en el Congreso de Estados Unidos. Pero más allá de estas ayudas puntuales, lo que no se debe perder de vista es que la solución a este terrible problema que pone a toda América en emergencia demanda indudablemente un cambio político en el país.

 

 

Si no se soluciona la coyuntura actual, si los venezolanos no ven la manera de elegir democráticamente un nuevo liderazgo que enrumbe al país hacia su recuperación, muy difícilmente los caminantes van a dejar de salir de Venezuela.

 

 

Con gran humildad hay que agradecer al gobierno de Colombia y a todos los que han tendido una mano para auxiliar a los inmigrantes, incluso con una medida tan importante como la vacunación contra el covid-19. Pero hay que insistir en que la verdadera solución está en que los venezolanos sean capaces de producir un cambio. Y eso está en manos de todos.