Reinhard Mucha es un artista alemán, nacido en Düsseldorf, en 1950. A finales de los años 1970 y principios de 1980 estudió en la Academia de Arte de Düsseldorf, de la mano de Klaus Rinke. Pero antes había sido aprendiz de herrero, dato importante a tener en cuenta para entender su entrada al mundo del arte desde el interés en los materiales, como metal y cristal. La experiencia del oficio de la herrería influyó notablemente en su acercamiento a la creación. De hecho, entre los aspectos que identifican su obra está la inclusión de estos materiales industriales, junto a otros extraídos de espacios arquitectónicos o ingenieriles, como casas, edificios o estaciones ferroviarias, por ejemplo, linóleo, trozos de suelo, paneles de aluminio, etc.

Esta integración de elementos reutilizados junto a otros industriales es una interesante perspectiva frente al Minimalismo, más caracterizado por la utilización de materiales industriales exclusivamente, sin una carga emocional o histórica propia, como la que entrañan los materiales reciclados. Claramente, en el caso de Mucha hay otras influencias latentes además del minimalismo, como el Constructivismo y el Conceptualismo.

Sus piezas desde los años 1980 comenzaron a ser reflexiones sutiles, pero contundentes, sobre la memoria de las ciudades, de los países, sus ideologías cambiantes, el paso del tiempo y su consecución de poderes, estilos arquitectónicos, y su desarrollo industrial. De ahí sus enormes y pesadas instalaciones, a modo de vitrinas. Las obras de Mucha utilizan no solo el vidrio, sino además la capacidad reflexiva del mismo. Al observar una obra de Mucha frente a frente, nos observamos a nosotros mismos, y de paso observamos el espacio circundante en derredor. Es como si la obra en sí misma fuese un museo, a través del cual miramos al museo en que está exhibido, y a sus espectadores. Los espectadores son parte del conglomerado emocional que define entonces al edificio, y la arquitectura, el arte conceptual, el tiempo presente y la psicología colectiva son todos parte de un entramado que no puede separarse, según el propio Mucha.

Su participación en la Bienal de Venecia de 1990 representando a Alemania, y en Documenta X, Kassel 1997 tuvo una notable acogida internacional. Y de alguna manera a partir de estos años comenzó a exhibir y entrar en colecciones tales como la del MOMA en New York, la Tate Modern en Londres,el Centro Georges Pompidou de París o el Art Instituteof Chicago.

En muchas obras suyas alude a ciudades o lugares específicos. Tal es el caso de su pieza Norden, de 1991, inspirada en la ciudad homónima situada en el norte germánico. Esta obra contiene varios de los elementos materiales que explicaba anteriormente. Es muy probable que la madera y canales de aluminio sean reciclados de una casa o edificio desactivado, mientras el vidrio flotado se hizo en el taller para la obra. Así, es la obra un sistema, un diálogo de elementos cargados de historia y vivencias (la madera tiene huellas de uso, rayones, gastaduras), mientras los elementos industriales nuevos simbolizan el desarrollo económico de la ciudad. Sin el factor humano no hay tampoco desarrollo económico, y una ciudad se alza sobre ambos pedestales, y su historia se construye a partir de las microhistorias de cada uno de sus habitantes. La obra, a pesar de su apariencia inicial fría y dura, se va descubriendo cálida y llena de significados.

Las líneas verticales que marcan las canales de aluminio y continúan hábilmente en el grabado del vidrio son una referencia al sistema de líneas ferroviarias, a la idea del progreso y al sentido de continuidad, poético y a la vez técnico, que encarna el tren. La aparición en múltiples creaciones de Mucha, del tren y sus vías, expresa una suerte de obsesión que no se agota, sino que se reinventa cada vez como parte de su inventiva. Mucha es un artista complejo, que no regala su mensaje en cada obra, sino que lo oculta deliberadamente detrás de sus estructuras ensambladas.

La temática de la utilización y reutilización de materiales, y sus disímiles significados, es recurrente en muchos artistas contemporáneos.

En mi canal de YouTube y mi website podrá acceder a más información sobre ellos.

Fuente: El Nacional
Por: Maria Laura Espinoza
Twitter: @i_am_LauEz14

Mijares y Emmanuel despidieron el 2020 con un concierto en streaming en donde, además de hacer un recorrido musical de toda su trayectoria artística, agradecieron a todo el personal médico por el titánico esfuerzo que hicieron para combatir la pandemia.

“Queremos dedicar esto a todo México, pero especialmente a las enfermeras, doctores, camilleros, a todos los que se juegan la vida, esto va por ustedes”, comentó Emmanuel durante el show antes de interpretar su éxito “Corazón de melao”.

El concierto dio inicio a las 10:30 pm con “Bella señora”, “Tengo”, “Para amarnos más”, temas que interpretaron juntos y desataron comentarios de agradecimiento y emoción en el chat de la plataforma.

“Esperemos que la pasen muy bien, que disfruten de la voz de Mijares, mía y de la alegría de todos los músicos que hay en este escenario, ojalá se la podamos contagiar, enviar, muchos besos a todos”, dijo Emmanuel al saludar a toda su audiencia.

Entre la emoción de la cena de fin de año y la fiesta, muchos de sus fanáticos no perdían ni un segundo lo que hacían ambos cantantes, pero la euforia se desató cuando cada uno por su lado, empezó a cantar sus grandes éxitos.

En el caso de Mijares al interpretar “Bella”, “No se murió el amor”, el chat se llenó de emoticones de aplausos, corazones, pero fue al cantar su tan esperado tema “Soldado del amor”, en donde se desbordó la pasión de sus seguidores.

Emmanuel prefirió cantar la mayoría de sus éxitos a lado de su amigo y de esa manera llenó de nostalgia, al hacer recordar a todos el pasado con canciones como, “Quiero dormir cansado” y “El rey azul”.

Con una producción escénica sencilla, en donde los músicos y sus coristas mantenían los protocolos sanitarios en todo momento, los cantantes también amenizaron la espera del año nuevo con “Terco de corazón”, “No hace falta”, “Rompecabezas”, “Tengo mucho que aprender de ti”, “Tú y yo”, entre muchos más.

Acompañados de un brindis y las doce uvas, sus espectadores recibieron el 2021, escuchando éxitos como “El privilegio de amar”, “La chica de humo” y “Toda la vida”, dando por concluido su show.

“Que haya mucha salud, alegría, mucha felicidad y ¡Feliz año nuevo!”, dijeron ambos intérpretes antes de terminar con su transmisión.

Fuente: El Nacional
Por: Maria Laura Espinoza
Twitter: @i_am_LauEz14

El cantante dominicano Romeo Santos anunció este jueves el nacimiento de su tercer hijo llamado Solano.

Así lo informó en su cuenta de Instagram, donde compartió imágenes en las que se observa a una mujer embarazada y un bebé recién nacido junto al siguiente mensaje:

“Este año ha sido extraño. Indiscutiblemente lo más dañino ha sido este virus que nos obligó a ver la vida desde otra perspectiva. El covid se llevó amigos, familiares y aún sigue enfermando un sinnúmero de personas. Ha perturbando nuestra paz mental, y en algunos casos, ha acabado con nuestra fuerza física”, detalla el texto del mensaje en la red social.

El artista, que hace poco informó el nacimiento de su segundo hijo y que tiene otro ya adulto, se lamentó del difícil 2020.

“¿Cómo obviar también las tristes tragedias que presenciamos y la forma penosa que perdimos atletas y celebridades que idolatramos? Yo guardo luto por la pérdida de mi estilista Laurean Ossorio, el gran músico José Antonio Jáquez mejor conocido como Billy, y mi hermano, el ingeniero Gerry. Sin embargo, también me llegaron bendiciones”, continua el texto.

“Desde lo más profundo de mi corazón, les deseo un feliz año nuevo lleno de salud, positivismo y prosperidad”, concluyó.

Fuente: El Nacional
Por: Maria Laura Espinoza
Twitter: @i_am_LauEz14

“Si golpeas primero, golpearás más fuerte”. La tercera temporada de Cobra Kai podría tranquilamente responder a esta máxima o a alguna otra frase inspiradora de su tipo, expresiones que de inmediato se asocia con los centros de adiestramiento especializados en las clásicas artes marciales orientales.

El primer golpe llegó por supuesto desde Netflix, la plataforma que convirtió a esta continuidad de los hechos y los personajes de la trilogía de Karate Kid en uno de los inesperados éxitos de 2020.

La decisión de adelantar para el primer día del nuevo año el acceso a los 10 episodios de la temporada 3 encuentra su correlato más de una vez en el desarrollo de esta historia: los que se anticipan al movimiento del oponente siempre sacan alguna ventaja. Y la iniciativa de la plataforma llevará seguramente a que por algún tiempo no se hable de otra cosa.

Sobre todo porque la nueva temporada ofrece razones de peso para que la atención hacia lo que ocurre en la serie se mantenga sostenida y no decaiga. Cobra Kai logró de manera laboriosa y muy persuasiva que su propuesta no fuera vista solo como un ejercicio de nostalgia y reivindicación de un culto ochentoso que parecía olvidado.

Ya se sabe que ese rescate emotivo encontró en la actualidad la manifestación de un destino inexorable. Sobre todo porque las viejas rivalidades del pasado se extienden a las nuevas generaciones.

Ese sesgo parecía ser el disparador del regreso, que en buena parte de las dos primeras temporadas se manifestaba a través de guiños, referencias burlonas y alusiones satíricas al paso del tiempo a cargo de sus dos grandes protagonistas, Daniel LaRusso (Ralph Macchio) y Johnny Lawrence (William Zabka). Sobre todo el último, una especie de dinosaurio orgulloso de su falta de adaptación a los nuevos tiempos y de una conducta marcada por la incorrección política.

Pero en este regreso las cosas cambian. Se ponen mucho más serias y hasta solemnes en un punto. El pasado golpea y machaca la conciencia de los protagonistas hasta el punto de la obsesión. Nadie se niega a los mandatos del destino, pero ahora toca atravesar ese trance con dolor, sufrimiento y muchísima descarga energética.

Por eso, a lo largo de la temporada 3 se ven muchos más combates cuerpo a cuerpo, muchos más desafíos y promesas de venganzas: la represalia constante es el nuevo motor de la lucha.

En el fondo, la temporada 3 de Cobra Kai es una larga continuación del violentísimo combate (la “batalla de la escuela secundaria”) con la que se cerró la segunda temporada. Los dos bandos siguen funcionando sobre todo a partir de la identificación del enemigo y sus jóvenes protagonistas, en especial la hija de Daniel, Sam (Mary Mouser) y el hijo de Johnny, Robbie Keene (Taylor Buchanan, cada vez más parecido al joven Val Kilmer). A ambos les toca pagar una y otra vez las consecuencias de esa durísima pelea. Lo mismo les ocurre a los dos sufridos álter egos de ambos vástagos: Miguel Díaz (Xolo Maridueña) y Tory (la excelente Peyton List).

Con la misma habilidad y la misma astucia de las dos temporadas previas, la acción pendula entre este cuarteto de personajes juveniles y el resto de los estudiantes, por un lado, y los adultos por el otro. Hasta el papel más pequeño tiene sentido y se verá en esta temporada 3 cómo algunos integrantes del reparto que parecían olvidados reaparecen siempre con algún sentido y motivaciones precisas.

También queda de nuevo a la vista la condición de enemigos íntimos que identifica a Daniel y a Johnny, que un día pueden ser aliados circunstanciales (pero muy sólidos) y al día siguiente terminan enfrentados por nimiedades.

La línea que vincula a ambos sigue siendo muy delgada, ambigua y compleja. Todo lo contrario a lo que ocurre entre ellos y John Kreese (Martin Kove), cuyas motivaciones empezamos a descubrir a través de un viaje hacia su pasado, en el que tuvo muchísimo que ver la experiencia de Vietnam; es muy posible que entendamos mejor por qué Kreese hace lo que hace a partir de todo lo que vivió.

En esta tercera temporada también se verá una actitud mucho más comprometida de Amanda LaRusso (Courtney Henggeler), quien parece dejar de lado su actitud distante. Ese involucramiento va de la mano con una serie de cambios y alteraciones en el manejo de la empresa familiar de administración y venta de autos usados. Una situación que a la vez llevará a Daniel a revisar por su lado algunas cosas decisivas que le tocó vivir en otro tiempo, a través de un viaje a Okinawa, el lugar originario del señor Miyagi. Lo mismo hará Johnny, que de la mano de Zabka vuelve a convertirse en el personaje más atractivo, complejo e interesante de todo el relato.

Y aquí es donde entra a tallar el otro elemento clave de la temporada 3: su fidelidad a algunos de los hechos narrados en Karate Kid 2. Los fans más memoriosos se entusiasmarán con la sucesión de referencias a lo ocurrido en esa película (con la invalorable ayuda de constantes y oportunos flashbacks) y quienes descubrieron en este tiempo la historia tendrán que revisar aquel viejo capítulo de la década del 80 para entender unas cuantas conexiones muy visibles entre el presente y un pasado que parece no haberse ido nunca. Por allí pasa también, en el caso de Johnny, la respuesta a un pedido de amistad en Facebook. Hay muchas puertas de la vieja historia de Karate Kid que vuelven aquí a abrirse.

Antes y ahora, desde el impulso o la reflexión, el destino de todos los protagonistas de Cobra Kai es resolver sus interrogantes existenciales a través de la disciplina del karate. Quizás haya demasiadas vueltas en ese camino y, al ser tantas, algunas resulten innecesarias o inútiles. Pero más allá de los giros la estación final de todos los dilemas es el combate. Con más lágrimas, con más marcas en la piel y con más huesos rotos que en las primeras dos temporadas juntas, los diez nuevos episodios de Cobra Kai mantienen viva la llama de la pelea. Todo es mucho más serio. Y sigue siendo muy entretenido.

Fuente: El Nacional
Por: Maria Laura Espinoza
Twitter: @i_am_LauEz14

Harry Styles arranca 2021 con buenas vibras y bailando, pero sobre todo, volviendo locas a sus fans luego del estreno del video de su tema “Treat People With Kindness“.

En el clip, el cual ya se convirtió en tendencia con el hashtag #TPWK, se le puede ver moviendo el cuerpo conforme la alegre melodía transcurre. El material muy al estilo de esos shows de la década de los años 50 es en blanco y negro.

Las imágenes van tomando su climax, mientras una banda de música mantiene el ritmo, hasta que llega la actriz Phoebe Waller-Bridge para que junto al cantante terminen de contagiar la alegría del momento.

El video fue dirigido por Gabe y Ben Turner quienes pusieron la cereza del pastel a incluir a la actriz de la Fleabag, quien llega al “centro nocturno” en el que está cantando el británico. Ella busca un asiento mientras sigue la música y él la encuentra con la mirada. Inmediatamente, sin dejar de moverse, Styles brinca sobre las mesas de los invitados hasta llegar al lugar de Waller-Bridge y tras un romántico intercambio de miradas suben al escenario para continuar con el baile.

El último disco que lanzó Harry Styles fue el Fine Line a finales del 2019, de ahí se desprenden éxitos como “Watermelon Sugar” y “Golden”, piezas claves de su carrera como solista.

Ahora presume tres nominaciones al Grammy: Mejor Video Musical (Adore You), Mejor Álbum Pop Vocal (Fine Line) y Mejor Interpretación Vocal de Pop Solista (“Watermelon Sugar”).

Fuente: El Nacional
Por: Maria Laura Espinoza
Twitter: @i_am_LauEz14