Archive for enero 3rd, 2021

UE está «dispuesta» a ayudar a BioNTech a aumentar la producción de vacunas contra la covid-19

Posted on: enero 3rd, 2021 by Laura Espinoza No Comments


La Unión Europea (UE) está dispuesta a ayudar a la empresa alemana BioNTech a aumentar la producción de la vacuna contra la covid-19, ante los cuellos de botella que se están dando debido a la escasez mundial de capacidad de producción, según la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides.

 

 

“Entendemos que todo el mundo está mirando al ritmo de la vacunación. El cuello de botella en este momento no es el volumen de pedidos, sino la falta de capacidad de producción mundial. Esto también es cierto para BioNTech”, dijo la comisaria en una entrevista con la agencia alemana DPA difundida por su servicio de prensa.

 

 

La vacuna desarrollada por BioNTech con la estadounidense Pfizer es hasta ahora la única autorizada en la UE y los países afrontan de momento escasez para inmunizar a toda la población, mientras crecen las críticas en algunos de ellos por la lentitud de la vacunación, en particular en Alemania.

 

 

En esta tesitura, BioNTech anunció ayer que aumentará su capacidad de producción y atribuyó la escasez actual en parte a la política de compras de la UE en la que el proceso ha sido más lento que en otras partes del mundo.

 

 

La comisaria defendió la estrategia adoptada por Bruselas de invertir desde el principio en varias vacunas en desarrollo para asegurar que los países

 

 

Además de la vacuna de Pfizer/BioNTech, la Agencia Europea del Medicamento tiene previsto aprobar este mes la de la estadounidense Moderna, mientras que la desarrollada por AstraZéneca y Oxford -que ya ha sido autorizada en el Reino Unido- aún no ha solicitado autorización en la UE, aunque se espera que lo haga pronto. EFE

 
 

El Gobierno francés acelera el ritmo de la vacunación ante las críticas

Posted on: enero 3rd, 2021 by Laura Espinoza No Comments



El Gobierno francés responde a las críticas sobre la lentitud en el arranque de la vacunación contra el coronavirus con una aceleración que se traduce en la ampliación de los grupos que van a recibir las inyecciones de forma prioritaria y en la creación de espacios específicos en la segunda fase.

 

 

El portavoz del Ejecutivo, Gabriel Attal, afirma en una entrevista publicada este domingo por “Le Journal du Dimanche” que ya ha empezado la aceleración a la que se refirió el presidente, Emmanuel Macron, en su discurso de Nochevieja.

 

 

Attal explica que desde este fin de semana se ha comenzado a vacunar a personal sanitario de más de 50 años (1,2 millones de personas potencialmente), un grupo para el que inicialmente no estaba previsto que se hiciera hasta el mes de febrero.

 

 

En los últimos días han llovido las críticas por la cadencia de administración de las 500.000 dosis que Francia ha recibido de Pfizer y BioNTech: sólo se han inyectado unos pocos cientos, frente a las más de 130.000 que se han aplicado en Alemania, que es el país que se toma como referente.

 

 

De ahí la reacción de Macron, que en su tradicional alocución a la nación el último día del año aseguró que no permitiría “que se instale una lentitud injustificada”.

 

 

El portavoz del Gobierno reitera que asumen su estrategia de haber elegido como población para vacunar en primer lugar a las personas mayores y dependientes de las residencias, pero al mismo tiempo admite que “eso no puede justificar retrasos inútiles”.

 

 

Por eso se adelanta la inmunización del personal sanitario de más de 50 años, pero también se pondrán en marcha antes de que empiece el mes de febrero puntos de vacunación para personas mayores que no viven en residencias, primero para los que tienen más de 75 años y luego para los de más de 65.

 

 

Además, se van a modificar los procedimientos para la segunda fase que debe comenzar a comienzos de febrero, en la que el objetivo es administrar las dosis a 14 millones de personas, con centros de vacunación específicos.

 

 

Attal insiste en que todo el proceso va a estar regido por un principio, el de transparencia, sabedor de las grandes reticencias a la vacuna en Francia por la población.

 

 

Parte de ese ejercicio de transparencia es la constitución de un “consejo ciudadano” el próximo 10 de enero con 30 personas elegidas por sorteo y que “podrán plantear cualquier pregunta” y hacer “cualquier observación” al ministro de Sanidad, Olivier Véran, y al responsable de la campaña de vacunación, Alain Fischer.

 

EFE

La vacuna de Putin y el populismo

Posted on: enero 3rd, 2021 by Laura Espinoza No Comments


 
 
De forma casi simultánea al anuncio de la Organización Mundial de la Salud, en el que se declaraba el estado de pandemia –11 de marzo de 2020– aparecieron los anuncios sobre los distintos proyectos que centros de investigación y grandes laboratorios farmacéuticos habían puesto en marcha para crear una vacuna con la que hacer frente al covid -19. Rápidamente quedó claro que, sin que nadie lo expresara en esos términos, había sonado el campanazo de una competencia científico-técnica, a ver quién se hacía con el privilegio de ser el primero en fabricar una preparación capaz de inmunizarnos frente al virus.

 

 

Nadie hubiese imaginado antes de este extraño, en cierto modo terrorífico e incierto 2020, que una materia tan especializada como la ciencia de la inmunización, que apenas tiene tres siglos de historia conocida, y, en concreto, el proceso para dar con la tan ansiada vacuna, mantendría en vilo a tantas personas en el mundo, especialmente a los encargados de las políticas sanitarias. Durante estos meses, los equipos de científicos responsables de las investigaciones han debido trabajar bajo una presión soterrada o manifiesta de gobiernos, funcionarios, políticos y medios de comunicación. Todo ello sin contar la presión moral, proveniente de la sociedad planetaria, que ha permanecido a la expectativa de una vacuna que pueda parar o aliviar la pandemia y devolver, aunque sea parcialmente, los modos de vida y de trabajar que tuvimos hasta febrero.

 

 

Hay que subrayarlo: en diez meses se han logrado resultados que, en el criterio de los expertos, son milagrosos. He leído que la vacuna que podría considerarse un precedente, la del llamado rotavirus, tardó casi 20 años en producirse. A la comunidad científica le ha correspondido, nada menos que una lucha con el tiempo. Se trata de una respuesta admirable, que bien podría ser comparada con las investigaciones en atmósferas de extrema tensión, que fueron características en los laboratorios de Inglaterra y Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Gracias a un esfuerzo, cuyas historias menudas no conocemos, en Europa, Estados Unidos y en otros lugares del mundo, ya han arrancado las primeras campañas de vacunación.

 

 

Pero estos esfuerzos en contra de la pandemia, no solo han sido científicos y sanitarios. También se han puesto en movimiento acciones para aprovechar lo que está ocurriendo, desde una perspectiva política y geoestratégica. Es el caso de China y de Rusia, cada una con su respectivo modelo y sus respectivos intereses. Coinciden en el fundamento: aprovechar las debilidades económicas, científicas y de los sistemas sanitarios, en particular de los países pobres o con recursos limitados, para hacer sentir su poderío, extender el radio de sus influencias, continuar avanzando en sus objetivos imperiales hacia regiones como África y América Latina, en cierto modo, apenas provistas para hacer frente a lo que está ocurriendo. Leo en el Diario El Mundo de España, el 20 de diciembre -en un reportaje firmado por Carmen Valero- que China ha alcanzado acuerdos con 15 países. “Su modus operandi siempre es el mismo. Pacta con laboratorios nacionales que le aseguran ensayos fuera de su territorio, se abre mercado y gana peso político. En octubre, y es solo un ejemplo, China invitó a todos los embajadores africanos a visitar las instalaciones de Sinopharm. No les prometió vacuna gratis, pero sí facilidades en forma de crédito. El mismo mensaje en América Latina”.

 

 

Que Putin concibe la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya como un arma geopolítica, lo pone en claro la denominación comercial que le puso a su producto: Sputnik V, el mismo nombre que tenía aquel satélite lanzado en 1960 por los comunistas en plena Guerra Fría. En medio de la opacidad que ha rodeado su creación, los voceros del Kremlin han dicho: es la primera vacuna en estar lista y su efectividad “científicamente” garantizada. Y se ha defendido de las dudas expresadas por expertos de numerosos países, haciendo uso del sempiterno recurso de acusar a Occidente: no serían más que campañas para desacreditar a la ciencia rusa por parte de sus competidores. Han señalado que tienen pedidos de unos 50 países, por más de 1200 millones de dosis.

 

 

La estrategia de Putin ha calado con éxito, entre los populistas de América Latina: López Obrador, de México; Nicolás Maduro, de Venezuela; y Alberto Fernández, de Argentina, además de notificar que sus países adquirirán la Sputnik V, han asegurado que serán los primeros en vacunarse. Daniel Ortega y Rosario Murillo, los dictadores de Nicaragua, han asegurado que su país podría fabricar el producto ruso y distribuirlo en Centroamérica. También el estado de Bahía, en Brasil, gobernado por Rui Costa, afiliado al Partido de los Trabajadores, ha adquirido vacunas rusas. Comunistas y populistas han firmado contratos entre ellos.

 

 

Todo este cacareado éxito no tardó en derrumbarse. El 17 de diciembre, durante una rueda de prensa, Vladimir Putin ha dicho que no se ha vacunado porque la Sputnik V no es recomendable para mayores de 60 años, es decir, que no sirve justo a la población de mayor riesgo, los más afectados por la pandemia. Esto significa, en términos sanitarios, que la vacuna es un fracaso. Un rotundo fracaso si no inmuniza al segmento de la población que más lo necesita. Tras la tormenta que no tardó en desatarse en Argentina, los rusos han enmendado la declaración de Putin: el protocolo para que la vacuna pueda ser aplicada a mayores de 60 años está a punto de aprobarse. ¿Se puede creer esto, dada la trayectoria de opacidad, mentiras, corrupción y criminalidad que son el signo predominante de la gestión de Putin?

 

 

Y así están las cosas en algunos países de América Latina, los que están gobernados por partidos y políticos pertenecientes a la red del Foro de Sao Paulo, practicantes del populismo: embarcados en unos contratos multimillonarios de compra de unas vacunas de fracaso anunciado, que serán aplicadas a millones de latinoamericanos –especialmente en los países mencionados– sin que sepa, con alguna certeza, si funcionarán o no, si serán o no riesgosas para los mayores de 60 años, si causarán o no secuelas y daños colaterales.

 

Editorial de El Nacional