El vicepresidente saliente de EE.UU., Mike Pence, se convirtió este viernes en el responsable gubernamental estadounidense de mayor rango que recibe la vacuna de la covid-19, mientras el presidente Donald Trump sigue sin aclarar si se la pondrá y cuándo.
«No he sentido nada. Bien hecho», dijo Pence en un acto en la Casa Blanca, donde le pusieron la primera dosis de la vacuna a él, a su esposa Karen y al director general de salud pública del Gobierno estadounidense, Jerome Adams.
Pence dejó que las cámaras de televisión grabaran mientras los doctores le ponían la vacuna, en un intento de generar confianza en la eficacia y seguridad del preparado desarrollado por Pfizer y su socio alemán BioNtech.
Esa vacuna es la primera aprobada en Estados Unidos y empezó a suministrarse este lunes, y el gesto de Pence tenía como objetivo disipar las dudas de algunos estadounidenses justo cuando se espera que el Gobierno dé luz verde a un segundo preparado, el de Moderna.
«El pueblo estadounidense puede estar seguro: tenemos una, y quizá en cuestión de horas dos, vacunas seguras y efectivas para ustedes y sus familias», garantizó Pence, que describió ese logro como un «milagro médico».
El vicepresidente dijo que espera que la vacuna de Moderna quede aprobada «más tarde en la jornada de hoy», cuando podría recibir la luz verde formal del ente regulador del país, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés).
El presidente electo de EE.UU., Joe Biden, que llegará al poder el 20 de enero, también planea ponerse la primera dosis de la vacuna la semana que viene en un acto público, y el principal epidemiólogo del Gobierno estadounidense, Anthony Fauci, ha prometido hacerlo pronto y ante las cámaras.
Los líderes del Congreso estadounidense recibirán asimismo la vacuna en los próximos días, y los expresidentes de EE.UU. Barack Obama (2009-2017), George W. Bush (2001-2009) y Bill Clinton (1993-2001) planean igualmente vacunarse ante las cámaras.
En cambio, Trump ha guardado silencio sobre el inicio de la campaña de vacunación en Estados Unidos y no ha aclarado cuándo se pondrá la vacuna.
«No tengo programado que me pongan la vacuna, pero espero recibirla en el momento adecuado», escribió Trump en Twitter el pasado domingo.
La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, dijo este martes que Trump está «abierto» a ponerse la vacuna, pero cree que «la gente vulnerable debe tener acceso antes» que él.
McEnany recordó que Trump se recuperó en octubre de la covid-19 y todavía tiene en su organismo «los efectos protectores del cóctel de anticuerpos» experimental que recibió entonces.
Según el diario The New York Times, Trump sigue enfocado en su negativa a asumir la derrota en las elecciones de noviembre y está poco interesado en la campaña de vacunación.
Algunos seguidores de Trump con mucho impacto en las redes sociales le han criticado en los últimos días por promover la vacuna, después de un año en el que ha minimizado la gravedad de la covid-19 y ha evitado recomendar claramente el uso de mascarillas.
El recelo de los estadounidenses a la hora de ponerse la vacuna está disminuyendo: el 71 % está dispuesto a recibirla, según una encuesta de esta semana de la Kaiser Family Foundation, mientras que otro sondeo de Pew indicó a principios de diciembre que un 60 % planeaba ponérsela. EFE