La tercera ronda del Foro de Diálogo Político para Libia (FDPL), celebrado esta semana bajo el auspicio de la ONU, concluyó sin que los 75 representantes del país llegaran a un acuerdo sobre quién liderará el nuevo gobierno de unidad nacional que debe conducir al país a la paz, la reunificación y la celebración de elecciones legislativas en diciembre de 2021.
Fuentes próximas a la reunión explicaron hoy a Efe que la enviada especial interina de la ONU para Libia, Stepahnie Williams, cerró anoche la sesión telemática sin que siquiera se lograra votar el mecanismo por el que ese renovado liderazgo sea elegido.
«No hubo quorum, la mayoría optaron por no votar las propuestas y la reunión quedó emplazada para el futuro», afirmaron las fuentes.
Según el principio de acuerdo sellado el pasado 4 de diciembre, para elegir al líder del nuevo Consejo Presidencial, a los vicepresidentes y al primer ministro se necesita el voto favorable del 75 por ciento de los 75 miembros del FDPL, un órgano creado por la ONU con miembros electos y representantes de la sociedad civil que cuenta con la legitimidad y el respaldo pleno de los dos gobiernos en conflicto.
El proceso comenzó el pasado 9 de octubre con gran optimismo y celeridad en los primeros acuerdos, pero desde que se fijó la fecha de las elecciones el diálogo se ha atascado.
TENSIÓN BÉLICA
La desaceleración del proceso se ha producido de forma paralela al aumento de la tensión bélica, con incidentes armados en las regiones del sur entre las fuerzas bajo el mando del mariscal Jalifa Hafter, tutor del Ejecutivo no reconocido en el este y hombre fuerte del país, y un importante señor de la guerra socio del Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA).
Y con un incremento evidente del movimiento de tropas, tanto de milicias locales como de grupos de mercenarios extranjeros asociados a ambos bandos, en el estratégico golfo de Sirte, corazón de la industria petrolera y nuevo frente de batalla desde la tregua acordada a final del verano.
En el marco de la negociación impulsada por la ONU, el comité militar 5+5, único organismo que sienta a la mesa a los dos gobiernos rivales, llegó a un acuerdo para frenar las hostilidades, reabrir las rutas terrestres aéreas, desbloquear la producción de petróleo, expulsar a los miles de mercenarios extranjeros y suspender todos los acuerdos con otros estados hasta la formación del nuevo gobierno de unidad.
Un acuerdo que socavan Turquía y Rusia, los dos estados más influyentes en el país, que mantienen una negociación paralela al margen de Naciones Unidas, sostienen a los citados mercenarios de fortuna y han sellado nuevos pactos de cooperación económica y militar.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los heterogéneos grupos rebeldes sobre la tiranía de Muamar al Gadafi.
EFE