Siete meses después del primer fallecimiento en Argentina por coronavirus, las autoridades no consiguen bajar la curva de contagios, que ahora aumenta en el interior del país tras unos primeros meses en los que la capital fue el epicentro, mientras se mantienen las restricciones a la movilidad.
El Ministerio de Salud contabilizó hasta la fecha un total de 824.468 contagiados, de los cuales 21.827 fallecieron, lo que sitúa al país suramericano como el octavo del mundo con mayor número de contagios y el número trece en cuanto a la cantidad de muertes, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Los especialistas desconocen cuales son los factores que han provocado la diferente evolución de la pandemia en China y Europa, donde la curva de casos descendió más rápido y ahora están conteniendo los rebrotes, en relación a lo que acontece en Argentina y en toda Latinoamérica, donde se da «un ascenso gradual sostenido y se mantienen en niveles elevados».
«El continente americano ha tenido un comportamiento con la pandemia distinto a lo que ocurrió en Europa, a lo que ocurrió en China, (…) Los factores que determinan eso no están totalmente claros, pero obviamente que mientras uno tiene un número de casos elevado es muy difícil flexibilizar todas las medidas, sin embargo en Argentina se han ido flexibilizando», señaló a Efe el epidemiólogo Pablo Bonvehí.
Preocupa la situación en el interior del país
La media de contagios diarios para la última semana es de 12.551 casos, y si bien no se produjeron grandes cambios en esta cifra en las últimas semanas, si cambió la distribución geográfica de los contagios, en la que Buenos Aires y su populosa área metropolitana (AMBA) perdieron peso, pasando de concentrar el 90 % de los nuevos casos a cerca de la mitad.
Los esfuerzos de las autoridades se centran ahora por contener los brotes en provincias como Santa Fe (centro) y Córdoba (centro), y para ello extendieron a 17 provincias el plan detectar, que nació en la capital recorriendo los distintos barrios en busca de nuevos casos y sus contactos estrechos.
Este plan fue fundamental para poder contener los brotes en las conocidas como villas-miseria, meses atrás una de las principales preocupaciones por la alta densidad de gente que viven en ellas con servicios básicos muy precarios, como agua y luz, y donde finalmente se redujo el ritmo de contagios.
«La detección precoz es fundamental, después las medidas de cuarentena o de restricción tienen que estar regionalizadas por cada jurisdicción, inclusive dentro de las provincias», agregó Bonvehí, quien ve en este desplazamiento similitudes con lo que sucedió en Estados Unidos, donde la pandemia azotó inicialmente Nueva York y luego se desplazó «a los estados del sur».
Cuidar el sistema sanitario
Argentina llega a su momento de mayor contagios tras más de medio año con medidas para restringir la circulación de personas, que comenzaron el pasado 20 de marzo con una cuarentena estricta en todo el país que se fue suavizando a ritmos desiguales en diferentes puntos del mismo.
El Ejecutivo de Fernández, quien asumió la Presidencia en diciembre pasado, sostiene que esta estrategia le ha permitido ganar tiempo para adecuar el sistema sanitario para una mejor respuesta a la emergencia y ralentizar una curva de contagios que en otros países ha sido explosiva.
Actualmente hay 4.007 pacientes internados en unidades de terapia intensiva con Covid-19 confirmado, y el nivel de ocupación de estas camas en todo el país es del 62,5 %, muy similar al 63,8 % del AMBA, aunque la situación es más crítica en lugares como Río Negro (sur), donde la ocupación llega al 89 %, Mendoza (centro, 82 %) y Tucumán (norte, 80 %).
Este tiempo sirvió también para que los expertos pudieran conocer mejor el virus, aunque todavía encuentran muchas «incertidumbres», sobre todo relacionadas con la inmunidad tras la enfermedad, y con todo lo que la cuarentena implicó el doctor Bonvehí la considera «efectiva», sobre todo en su fase inicial.
«Yo creo que la cuarentena inicialmente fue muy efectiva, había mucho temor que lo que estaba ocurriendo en España, Italia o Francia llegara acá en forma muy rápida, y acá no estábamos preparados, en marzo no había ni alcohol en gel en las farmacias, ni cubrebocas en ningún lado. El equipamiento y entrenamiento médico, eso llevo un tiempo, esa cuarentena inicial fue muy efectiva en esos aspectos», subrayó.
Retorno de los comercios y el ocio
En la actualidad las autoridades ya no hablan de cuarentena, y si bien existen todavía restricciones, la mayoría de negocios pudieron abrir de nuevo sus puertas, todos cumpliendo con estrictos protocolos, aunque para otros establecimientos, como gimnasios, discotecas o centros comerciales todavía no se habilitó la apertura.
Las actividades de ocio también están contempladas en las nuevas habilitaciones, que incluyen reuniones al aire libre y permite que bares y restaurantes puedan operar en terrazas o espacios abiertos, mientras que otros buscan iniciativas más ingeniosas, como los establecimientos que crearon burbujas de plástico para que los clientes puedan disfrutar su comida y bebida sin tener un contacto directo con el resto.
Argentina, al igual que el resto del hemisferio sur, entró en la primavera, con la consecuente subida de las temperaturas, lo que provoca que sean más factibles las actividades al aire libre aunque puede producir una sensación de falsa seguridad.
«Hay ventajas y desventajas, tal vez la ventaja sea que permita hacer actividades al aire libre, que hoy una de las cosas que hemos aprendido es que el virus se transmite más fácilmente en ambientes abiertos y no así en ambientes cerrados, pero también por otro lado puede dar una sensación de falsa seguridad con la cual la gente no tome las prevenciones que deba», concluyó el epidemiólogo.
Mención aparte merece la actividad escolar, que ha podido retornar de forma presencial en algunas localidades de provincias como San Luis (centro) o Catamarca (norte), mientras que la mayoría de alumnos argentinos continúan su formación de forma digital.
El Ministerio de Educación estudia junto a las autoridades provinciales la elaboración de un protocolo para que puedan volver las clases presenciales en todo el país, y el titular de la cartera, Nicolás Trotta afirmó que «no hace falta la vacuna para volver a las clases» y que «hay que aprender a convivir con el COVID-19».
EFE