La mirada femenina ha correspondido a un controversial, pero interesante tema, en torno a la realización cinematográfica durante las últimas décadas. «Female gaze» refiere a la perspectiva que una cineasta puede atribuir a una película, a diferencia del clásico y heteronormativo punto de vista masculino.

¿A qué se refiere el término «female gaze»?

La «female gaze», o “mirada femenina”, refiere al término teórico que define la perspectiva que una cineasta -directora, guionista, productora-, puede atribuir a la realización de un filme, diferenciándolo del punto de vista masculino.

El término surge como una respuesta a la teórica de cine feminista Laura Mulvey, quien en sus ensayos, específicamente en Visual Pleasure and Narrative Cinema (1975), incorpora la idea del falocentrismo -presente en los estudios de Sigmund Freud-, sobre el concepto de que la realización cinematográfica se encuentra sustentada sobre la base del patriarcado.

Esta idea se ve reflejada en lo que la autora denomina “tres aspectos diferentes”, numerados como: la cámara, la mirada y los personajes, siendo el segundo punto el más controvertido de su abordaje.

Mulvey señala que, entre estas acciones, el simple acto de «mirar» es considerado, generalmente, como un rol masculino activo, en tanto que es el guionista, director o protagonista de la cinta quien observa y lleva a cabo acciones. En segunda instancia, el rol pasivo de ser observado se adopta, consecuentemente, a una característica femenina, que casi de forma inmediata «asume la carga de la objetificación sexual».

La «male gaze» o “mirada masculina”

“Yo crecí viendo películas hechas por hombres, y mi imaginación ha sido forjada por la mirada masculina. Sé cómo identificarme con un hombre. Pero la mayoría de hombres no saben cómo conectarse con mi mundo” – Céline Sciamma, guionista y directora de la cinta Portrait of a Lady on Fire (2019).

En este sentido, la «mirada femenina» no es más que una respuesta a lo que, directamente, se concibe como una perspectiva heteronormativa, por parte, tanto de los realizadores como del protagonista masculino de la cinta.

De acuerdo con Phil de Semlyen, el editor de la revista Time Out:

“Encuentro a la mirada femenina más sencilla de definir, en términos de lo que no es, más que de lo que es en sí: no se trata de objetivizar a las formas femeninas, o reemplazar complejos personajes femeninos con avatares para la fantasía masculina; no se trata de encuadrar escenas sexuales con imágenes comunes de pornografía apuntada hacia los hombres; no se trata de ceder automáticamente el poder y el control hacia los hombres en la narración”.

La mirada femenina en el cine contemporáneo

Desde la presencia de grandes nombres femeninos en la historia del cine, tales como Alice Guy, Angès Varda, Margot Benacerraf, Jeanne Dielman, solo por mencionar algunas, la mirada femenina se ha consolidado, paulatinamente, en la mente del espectador, gracias al trabajo de extraordinarios referentes que hacen vida en la industria cinematográfica, tales como las galardonadas Kathryn Bigelow y Sofia Coppola por películas como The Hurt Locker, Lost in Translation y The Beguiled, respectivamente.

Igualmente artistas femeninas como Andrea Arnold, en filmes como Fish Tank y American Honey; Céline Sciamma en Girlhood y, más recientemente, Portrait of a Lady on Fire; Greta Gerwig en Lady Bird; Debra Granik en Winter’s Bone y Leave No Trace; y Lynne Ramsay con Morvern Callar y We Need to Talk About Kevin, solo ejemplifica superficialmente la presencia de realizadoras en el cine.

Por otro lado, gracias a shows de televisión como The Handmaid’s Tale; Girls; Big Little Lies; Orange is the New Black; I Love Dick; Fleabag; y The Love Witch, se ha incorporado en el imaginario popular una novedosa y extraordinaria faceta de la fascinante, conmovedora y atrevida focalización que puede ser llevada a cabo bajo una perspectiva femenina.